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ONG’S SE PRONUNCIAN ANTE LA CUMBRE DE CAMBIO CLIMÁTICO Y EL CAMBIO AFECTA YA EL CAFÉ

Las organizaciones vuelven a hacer un llamado a los gobiernos y al pronto acuerdo, en tanto que reina la icertidumbre en este Martes, luego del primer encuentro llevado a cabo el Lunes 28 pasado de Noviembre.

INSPIRACTION MADRID, DECLARA:

El mundo se arriesga a la anarquía climática si finalmente echa por tierra el Protocolo de Kioto, única legislación vigente en el mundo para hacer frente al calentamiento global, el día en que empieza la nueva cumbre de Naciones Unidas sobre la crisis climática.

Los delegados de casi 200 países de todo el mundo se reúnen desde hoy en Durban, Sudáfrica, durante las dos semanas que durarán las conversaciones de Naciones Unidas sobre la lucha contra el cambio climático. La vigencia del Protocolo de Kioto será la clave de las conversaciones, marcadas por la urgencia de saber que de no hacer nada, pronto perderemos la única legislación climática internacional que existe en la actualidad.

“No tiene sentido permitir que se contamine libremente, y luego exigir a los contaminadores que arreglen lo que han hecho. Esto tendría consecuencias desastrosas”, indica Isabel Ortigosa, responsable de Incidencia de InspirAction.  “Pero es a eso a lo que nos enfrentamos, a menos que los gobiernos se comprometan a preservar la única legislación internacional vigente: el Protocolo de Kioto. La Unión Europea puede y debe jugar un papel clave en esta negociación. El apoyo a Kioto no puede estar condicionado a las decisiones de otros estados o grandes economías”.

«Condicionar el apoyo de la UE a que India y China acepten los compromisos legales de reducción de emisiones no es razonable, en un momento en el que EE.UU., Japón, Canadá y otros países no aceptan las obligaciones legales para proteger el clima. Esto sería una receta para la anarquía internacional, por lo que al clima del mundo se refiere”.

La alternativa a un segundo período del Protocolo de Kioto sería un programa de reducción voluntaria de emisiones con revisiones periódicas de su cumplimiento. Los países decidirían por sí mismos la reducción de emisiones que estarían dispuestos a asumir y revisarían cada cierto tiempo hasta qué punto lo han conseguido. «Esta solución sería incluso peor que no llegar a ningún acuerdo, ya que permitiría que muchos estados  afirmasen que ya están haciendo lo suficiente para evitar el desastre climático. En realidad un sistema de compromiso y de revisión no sería efectivo en absoluto».
Pedimos a los casi 200 delegados reunidos en Durban que:

– Los países ricos, especialmente los de la Unión Europea, se comprometan a extender el Protocolo de Kioto y acordar una fecha provisional en la que el segundo período del mismo debería entrar en vigor.

– Los países ricos garanticen una financiación para la lucha contra el cambio climático adecuada, previsible y adicional con respecto a la Ayuda Oficial al Desarrollo. En Copenhague y Cancún, los gobiernos acordaron movilizar cien mil millones de dólares al año a partir de 2020. Ésta es la cantidad mínima que necesitan los países pobres para adaptarse al cambio climático y desarrollarse sin empeorar la crisis climática.

– La creación de un Fondo especial para fomentar que África subsahariana reciba un apoyo financiero justo para garantizar un desarrollo bajo en carbono,  dentro del Fondo Verde Climático acordado en las conversaciones de Cancún en 2010. (ver el informe Una África baja en carbono)
– Acercar las metas de reducción de emisiones en las que los principales contaminantes se han puesto de acuerdo, a los niveles de reducción de emisiones que los científicos han demostrado que serían necesarios para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 ° C.

 

¿Has visto la campaña “Un Menú para Durban en la que solicita a los delegados que se reunirán en Sudáfrica que garanticen un acuerdo climático justo y vinculante? Puedes conocer la iniciativa pinchando aquí.
Comparte con tus lectores esta información si es de tu interés.
Gracias
Patricia García
www.inspiraction.org

 

GREENPEACE TAMBIÉN DECLARÓ, EN CASI LA MISMA DIRECCIÓN Y CONTUNDENTE:

17° Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático

Greenpeace en Durban: “Escuchen a la gente, no a las corporaciones contaminadoras”
Durban, Sudáfrica, 28 de noviembre de 2011.- Al inicio de la cumbre climática de las Naciones Unidas en Durban, Sudáfrica, Greenpeace demandó a los gobiernos que dejen de escuchar a las corporaciones contaminadoras y comiencen a escuchar a la gente que quiere ponerle fin a su dependencia de los combustibles fósiles y lograr acción real e inmediata contra el cambio climático.

Desde Buenos Aires, Eugenia Testa, directora Política de Greenpeace Argentina, declaró: “Argentina tiene la responsabilidad de avanzar hacia un acuerdo legalmente vinculante para luchar contra el cambio climático; no puede ser tomada de rehén por la inacción de los países desarrollados”.

La 17° Conferencia de las Partes (COP17) debe ser el punto en el cual nuestros gobiernos adopten un claro esquema de trabajo hacia un acuerdo global, justo, ambicioso, basado en la ciencia y legalmente vinculante. Así se asegurará que todos los países actúen para reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero y que los países en vías de desarrollo cuenten con el soporte técnico y económico necesario para poder tomar medidas de adaptación y mitigación.

El argumento que los Estados Unidos son el mayor emisor de gases de efecto invernadero y que deben ser parte de un acuerdo global, no puede ser excusa para que otros países, como los de la Unión Europea o las naciones en desarrollo, no tomen acción directa y se comprometan a desafiar el cambio climático. Sin embargo, esta es la última oportunidad de los Estados Unidos para comprometerse a hacerle frente al caos climático.

Kumi Naidoo, director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, presente en la COP17, declaró: “Las charlas de Durban necesitan ser un nuevo amanecer para las negociaciones globales por el cambio climático; uno en el cual los intereses de la gente alrededor del mundo sean puestos por delante de los de las corporaciones contaminadoras”.

Greenpeace demanda a los gobiernos en Durban que escuchen a la gente y no a las corporaciones contaminadoras, y que:

• Aseguren un pico en las emisiones globales para 2015.

• Aseguren la continuidad del Protocolo de Kioto y provean un mandato para un instrumento inclusivo y legalmente vinculante.

• Consigan el indispensable financiamiento internacional para hacer frente al cambio climático

• Creen un marco para la protección de bosques en países en desarrollo

• Aseguren la cooperación internacional en tecnología y financiamiento energético.

• Aseguren la transparencia internacional en la evaluación y el seguimiento de los compromisos y acciones que tomen los países involucrados.

 

Entre tanto ésto sucede, al peligro de la posible desaparición del chocolate, se le agrega el del café:

El cambio climático afecta a las plantaciones: menos sol y menores temperaturas disminuyeron la producción. Por las lluvias del 2011 se produjeron 1 millón de sacos menos de granos.

BBC Mundo

En la finca cafetalera de Edgar Duarte los esfuerzos por adaptarse al cambio climático se hacen visibles en la forma de jóvenes plantas de café.

Algunos apenas se levantan unos palmos del suelo, mientras que otros ya han crecido lo suficiente como para empezar a producir; pero todos encierran la promesa de una cosecha menos afectada por los vaivenes de un clima cada vez más difícil de predecir.

«En años anteriores había muy marcado cuando era la época de verano o la de lluvias», le explicó Duarte a BBC Mundo durante una visita a su finca de Mesitas del Colegio, en el céntrico departamento colombiano de Cundinamarca.

«Pero en este momento no hay definido cuando son las épocas de lluvias o de verano. Varía mucho y (las estaciones) son mucho más intensas», agregó el productor cafetalero, quien lleva más de 26 años dedicado a esta actividad.

Menor cosecha

Durante los últimos dos años, en Colombia son sobre todo las lluvias las que han aumentado dramáticamente en intensidad.

Y como consecuencia, las plantas de café también han estado recibiendo menos sol y se han visto expuestas a menores temperaturas, factores todos que incrementan el riesgo de enfermedades como la roya y repercuten en el volumen de producción y la calidad del café.

De hecho, según la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, como resultado de las lluvias de este año, la producción se reducirá en un millón de sacos con respecto al año anterior.

Y la cosecha de 2010 ya había sido inferior en casi dos millones de sacos a la del año precedente, cuando el país no se vio afectado por una ola invernal.

Esto implica una reducción de la producción de cerca del 30% del que todavía es el principal producto agrícola de exportación de Colombia.

Y empresas como la norteamericana Starbucks ya han manifestado su preocupación por lo que esta tendencia puede significar para la futura disponibilidad de café arábico suave, como el que se produce en este país suramericano y en la vecina Centroamérica, que también enfrenta problemas similares.

La ciencia al rescate

Los caficultores colombianos, sin embargo, creen que parte importante de la solución está en los jóvenes cafetos con los que Duarte está renovando su plantación.

Estos pertenecen a una variedad especial desarrollada en Colombia luego de décadas de investigación.

«La variedad Castillo no solamente fue desarrollado como variedad resistente a la roya, es resistente a la humedad en general», le explicó a BBC Mundo el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Luis Genaro Muñoz.

«Pero al mismo tiempo es una variedad que en condiciones normales de clima tiene altísima productividad», agregó.

Según Muñoz, la meta de la Federación es garantizar el uso de esas variedades por al menos el 90% de los caficultores colombianos en un período de cuatro años.

Pero la renovación de cafetales sólo es parte de la respuesta.

Y hay tanto en juego y el tema de la adaptación al cambio climático es tan importante que el congreso anual de la institución –que este año coincide con la Cumbre de Durban- tiene como lema «Por una caficultura climáticamente inteligente».

«Aquí inicialmente nos defendemos contra la humedad, con la variedad (Castillo). Pero sin duda alguna (para hacerle frente a las variaciones del clima) también hay que trabajar en la estructura y en la arquitectura de los cultivos mismos», le dijo Muñoz a BBC Mundo.

«Hay que trabajar en el manejo del sombrío, por ejemplo, en el sentido de que el sombrío sirve de paraguas o de sombrilla y lo que hay que hacer es manejarlo. Uno puede podarlo si necesita que la luz aumente o dejar crecer las ramas cuando necesita lo contrario», explicó.

Diversidad geográfica

Para el directivo de la Federación de Cafeteros, que agrupa a más de 553.000 familias dedicadas a la actividad, Colombia también tiene que desarrollar modelos cada vez más adaptados a las especificidades de cada región.

Y es que los problemas causados por el cambio climático no se viven con la misma intensidad en todo el país.

A nivel nacional, por ejemplo, la lluvia ha superado en un 37% el promedio histórico de precipitaciones pluviales, pero en el departamento de Norte de Santander el aumento ha sido mucho mayor (85%).

Y mientras que el departamento de Antioquia vio reducirse la exposición a luz solar en un 30%, el promedio nacional es de «apenas» la mitad.

De hecho, la diversidad geográfica de Colombia y el surgimiento o consolidación de nuevas zonas cafeteras en el sur (en los departamentos de Cauca, Nariño y Huila) y el norte del país (en Magdalena y Cesar), ha contribuido en gran medida a evitar un mayor desplome de la producción.

Y es una de las razones -junto a los actuales buenos precios del café-por las que, a pesar de todo, la caficultora colombiana ve el futuro con optimismo.

«Habrá sin duda alguna en la medida que va cambiando el clima algunas zonas que no eran propicias para el cultivo de café que se va a volver propicias… como hay otras zonas que puede ser que estén saliendo», reconoció Muñoz.

El reto es adaptarse. Pero eso es algo que los caficultores colombianos lo han venido haciendo desde siempre.

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