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Grandes movimientos de Báez de dinero en efectivo y los “negocios” en Tierra del Fuego


Jueves 16 de diciembre de 2010. El empresario Lázaro Báez llega al Banco Nación, sucursal Comodoro Rivadavia, con 9,5 millones de dólares en efectivo. Dos millones los cambia a pesos y los deposita en una cuenta de Austral Construcciones, compañía de su propiedad; con los otros 7,5 millones abre cuatro plazos fijos a su nombre y al de Epsur SA, otra firma vinculada con él. (Por Paz Rodriguez Niell)

Esta información surge de un reporte recibido en febrero pasado por la Unidad de Información Financiera (UIF), máximo organismo oficial encargado de perseguir el lavado de activos. El informe vino del Banco Central, que consideró que no se acreditaron debidamente el origen y el destino de los fondos.

Es una de las dos alertas de s ospechas por actividades de Báez recibidas por la UIF , que se caracterizan por un factor común: “Involucran operaciones en efectivo por importantes sumas de dinero”.

Así lo advirtió la propia UIF el 19 de abril, cuando dentro del organismo se promovió la unificación de dos expedientes contra Báez y empresas vinculadas con él. El primero, de 2009, da cuenta de la “tenencia física” de Báez de 9,3 millones de pesos y muestra, además, cómo el empresario compitió en una licitación en Tierra del Fuego contra sí mismo; el segundo se refiere a los 9,5 millones de dólares que Báez llevó al Banco Nación para depositar y abrir los plazos fijos.

Estos documentos forman parte de la información que el juez federal Sebastián Casanello le solicitó a la UIF (le requirió toda la documentación vinculada con Báez y quienes están imputados junto con él por presunto lavado de dinero). Ante la consulta de La Nacion, en el juzgado se mostraron herméticos y no hicieron declaraciones.

En cuanto a los movimientos de Báez en el Banco Nación, funcionarios de la entidad manifestaron que el empresario había llevado el dinero en efectivo, según el expediente UIF 354

2013, y que provendría de Austral Construcciones, firma que le había prestado los fondos a Epsur.

El Banco Nación, que recibió los fondos, no cuestionó el movimiento, pero a juicio del Banco Central fue una operación sospechosa de lavado. Así se lo hizo saber la entidad a la UIF el 15 de febrero de este año.

Las sospechas del Banco Central no sólo obedecieron a la gran cantidad de dólares que Báez llevó en efectivo; también a la falta de la debida justificación y a que “no surgen los motivos” por los cuales Epsur tomó un préstamo multimillonario de Austral Construcciones para ponerlo de inmediato en plazos fijos o, lo que es más extraño, para devolver los dólares ese mismo día a una cuenta de Austral Construcciones.

Cuando Báez constituyó los plazos fijos, debió presentar una declaración jurada sobre el origen y la licitud de los fondos. Entonces, declaró que el dinero provenía de su actividad comercial y se comprometió a presentar la documentación respaldatoria en un plazo no mayor a cinco días.

De acuerdo con lo informado por el BCRA, esa información no fue suministrada a la inspección. No obstante, pasaron más de dos años y el Banco Nación no reportó la operación. Sí había reportado, en cambio, la venta de dos millones de dólares, pero no a nombre de Epsur, sino de otra firma, Empresur SA, que desconoció la operación y pidió que se rectificara el reporte, lo que así se hizo. En el informe del BCRA a la unidad antilavado, el Banco Nación figura entre los reportados.

El otro expediente contra Lázaro Báez es más viejo; es del 3 de diciembre de 2009. Según pudo averiguar La Nacion, se inició por una denuncia del entonces presidente del Instituto Fueguino de Turismo, que alertó sobre irregularidades en una licitación ganada por una firma de la que el empresario es accionista, en 2008, en Tierra del Fuego, para la concesión integral de una hostería.

El Tribunal de Cuentas de Tierra del Fuego advirtió que la empresa ganadora no tenía acreditados fondos suficientes para el negocio; entonces, la firma adjudicataria informó que el respaldo patrimonial de la inversión iba a estar dado por la “tenencia física” de 9.300.000 pesos de Lázaro Báez y otro 1.800.000 de su hijo Martín, ambos accionistas.

La empresa que ganó se llama Hostería Petriel SA; derrotó a una unión transitoria de empresas formada por Hostería Petriel SA y Badial SA. De acuerdo con lo informado a la UIF, ambas entidades tendrían la misma composición societaria y los mismos órganos de administración.

Los expedientes tienen cuatro años de diferencia; uno es de 2009, el otro llegó a la UIF en 2013, pero características comunes que, a juicio de funcionarios de la UIF, justificaban su acumulación: ambos se vinculan con Lázaro Báez y los dos involucran “operaciones en efectivo por importantes sumas de dinero”.

La unificación de los expedientes fue promovida el 19 de abril pasado, la misma semana en que se inició en la Justicia la causa contra Báez y sus supuestos cómplices por lavado, y cinco días después del primer programa Periodismo para todos que trató el tema. En aquella emisión, Leonardo Fariña y Federico Elaskar dijeron haber girado al exterior millones de euros de Lázaro Báez. Según sus relatos, el dinero se manejaba en efectivo, viajaba desde Santa Cruz en bolsos y en la financiera SGI, en Puerto Madero, organizaban cómo sacarlo del país. Días más tarde, Elaskar y Fariña se desdijeron.

Hoy, los dos tienen una inhibición general dictada sobre sus bienes por el juez Casanello, que dirige su investigación a la ruta del dinero que pasó por SGI. Esa financiera contaba con Austral Construcciones como una de sus clientas. La semana pasada, el juez ordenó operativos en cinco bancos y una financiera en la que SGI tenía cuentas. Según las sospechas del fiscal José María Campagnoli, que tramitó una investigación en paralelo, SGI podría pertenecer al propio Lázaro Báez. (La Nación/OPI Santa Cruz)

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