En lugar de centrarse en el contenido de las filtraciones de Edward Snowden, la mayoría de los medios de comunicación de EE.UU. siguen calumniándole. Según algunos analistas, es una campaña propagandística destinada a «demonizar» al informante.
De acuerdo con el experto, EE.UU. contribuyó durante años al deterioro de las relaciones bilaterales ruso-estadounidenses instalando misiles en el este de Europa y Asia. Ahora, dice Draitser, el caso Edward Snowden va a empeorarlas aún más.
Draitser señala que Washington sigue aumentando la tensión hacia Rusia, ya que el presidente Vladímir Putin representa a una de las fuerzas opositoras a la hegemonía de EE.UU. en el mundo. El asunto del excolaborador de la CIA demuestra otra vez que «el Gobierno de Rusia representa a los intereses del derecho internacional, las preocupaciones humanitarias y la decencia humana básica, al igual que su posición acerca del conflicto sirio«. Extraditar a Snowden a EE.UU. será esencialmente lo mismo que dejarlo en «manos de torturadores y delincuentes».
Hablando de las relaciones chino-estadounidenses, Draitser destacó que mientras que EE.UU. trata de demonizar a los chinos también acusándoles de operaciones ilegales (por ejemplo, de varios ciberataques), es Washington «el involucrado en actividades ilegales» de este tipo.
Según el analista, el país norteamericano es «el infractor principal de los derechos humanos que trata de imponer su voluntad a través de la llamada diplomacia a grandes potencias mundiales como China y Rusia, algo que va contra los intereses del derecho internacional».
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