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Vive en San Luis un empresario señalado en la causa de la efedrina

CÓRDOBA.- «El lavado de dinero del fútbol llegó a San Luis», afirmó el gobernador puntano, Alberto Rodríguez Saá, en la primera reunión del Consejo de Seguridad Interior a días de la asunción de Mauricio Macri como presidente y con la presencia de 21 ministros provinciales del área. No dio nombres ni detalles, pero cuando lo dijo los conocedores pensaron de inmediato en Carlos Ahumada Kurtz, un empresario cordobés que hoy gerencia el club Estudiantes de San Luis, pero que antes tuvo un paso polémico en el control de Talleres, y que también estuvo preso en México acusado de blanqueo de activos, fraude y vínculos con carteles del narcotráfico.
Aquí, Martín Lanatta, uno de los cuatro condenados por el triple crimen de General Rodríguez, lo acusó de estar involucrado en el negocio de la efedrina en su declaración ante la jueza federal María Romilda Servini de Cubría. Lo relacionó también con el ex jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que el mes próximo, cuando Lanatta amplíe su indagatoria, podría quedar complicado en la causa. Afirmó que le pagó 5,2 millones de dólares.

El hombre que estuvo 14 días prófugo tras haberse fugado de la cárcel bonaerense de General Alvear con su hermano, Cristian, y Víctor Schillaci afirmó que fue dos veces a la casa de Ahumada a buscar bolsos con plata para Fernández. Él admite haberse reunido con Aníbal cuando era ministro de Justicia, pero sólo para hablar de «fútbol y clubes».
En los últimos días el legislador porteño Carlos Vera hizo una presentación judicial para que se investigue el nexo entre Ahumada y Fernández. En paralelo, el apellido del cordobés al que han llamado «el señor de los sobornos» volvió a la tapa de los diarios mexicanos, esta vez, vinculado con el tráfico de uranio a China. En San Luis -donde ahora vive-, la explotación del mineral es pretendida por la canadiense Castillian Resources desde 2013, aunque está demorada por las denuncias por presunta contaminación en San Juan y Catamarca.

En México, el detenido jefe de Guerreros Unidos -organización criminal acusada de la desaparición de los 43 estudiantes-, Sidronio Casarrubias Salgado, declaró ante la justicia de su país que Ahumada es socio de Johnny Hurtado Olascoaga, «el Pez», líder del cartel La Familia Michoacana. Los involucró en el tráfico de uranio y señaló al argentino como dueño de dos minas en el estado de Guerrero.
Ante la Procuraduría General, Ca-sarrubias Salgado también afirmó que Ahumada le prestó una aeronave a «el Pez» para escapar de las autoridades. Después de estas declaraciones, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) comenzó una investigación sobre el empresario.

Según indicaron desde las oficinas judiciales mexicanas a LA NACION, las averiguaciones no son por el presunto tráfico de uranio sino por las supuestas relaciones con el crimen organizado, ya que en varias oportunidades se lo ha mencionado por eso.

Problemas mexicanos

Ahumada estuvo preso en México luego de protagonizar un escándalo en 2004: se filmó entregando dinero a René Bejarano, en aquel año operador de Andrés López Obrador, con el objetivo de dañar la imagen del entonces candidato a presidente. La Justicia ordenó extraditarlo de Cuba y estuvo detenido tres años, acusado de lavado de dinero, fraude y vínculos con el cartel de Juárez.

Ahumada siempre dijo que fue un «detenido político». A fines de 2007, a meses de salir de la cárcel, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (Cdhdf) le solicitó disculpas públicas. En su libro Derecho de réplica, Ahumada acusó al ex presidente Carlos Salinas de Gortari de ser el ideólogo de las grabaciones, trabajo por el que -según él- prometieron pagarle muy bien.

Por ese entonces, el argentino era amante de la alcaldesa del DF, Rosario Robles (compañera de militancia de López Obrador), lo que le habilitó contactos con las altas esferas. La traicionó con los videos.

LA NACION intentó conversar con Ahumada. A través de la vocera de Estudiantes dijo que «en este momento de su vida no quiere exponerse más» y que «al menos sobre las cuestiones planteadas no quiere hablar». Se manifestó «decepcionado» de ser consultado sobre estos temas y «algo molesto» de que no se publiquen hechos que lo favorecen.

Cordobés de nacimiento, regresó a la provincia para gerenciar Talleres; antes había fundido los clubes mexicanos León y Santos Laguna. Aquí no hizo mejor papel. No sólo es el padre del descenso de la «T» al Argentino A sino que se fue dejando una deuda de cinco millones de pesos y llevándose hasta la iluminación que había comprado.

Humberto Grondona (h.) llegó con él, primero como manager y después como director técnico. Los hinchas de Talleres tienen los peores recuerdos de su paso por el club.

«Nunca respondió de dónde sacaba tanto dinero; prometía millones. Siempre se lo relacionó con movimientos y gente oscura, pero no hubo denuncias. A él parecía no importarle, no daba explicaciones», comentó un ex dirigente del club.

En el 2010 se hizo cargo de Juventud Unida Universitario de San Luis; un año y medio después los dirigentes lo echaron. Se llevó todo lo que había aportado en un camión de mudanzas. Y desembarcó en Estudiantes de la misma provincia, que ascendió cuatro categorías en tres años.

En el medio hubo otro escándalo; en las escuchas que trascendieron de Julio Humberto Grondona, el fallecido presidente de la AFA le pide a Gustavo Ceresa, titular del Consejo Federal en 2013, una «ayuda» para el equipo. «El único equipo que me preocupa es Estudiantes de San Luis», decía.

En San Luis vive en un country, anda por la ciudad -«sin custodia», aclaran algunos allegados- y va a todos los partidos de su equipo. Cuentan que usa un teléfono satelital porque «va y viene a Buenos Aires, a México y a China».

Hace menos de una semana, Ahumada compró al gobierno riojano el 47% de las acciones de la empresa estatal LedLar Sapem, ubicada en Chamical, que construye paneles solares. Él ya era propietario de Pessa, Promotora de Energía Solar. La mirada está puesta en un parque solar que se construye en San Luis con 900 cadenas de paneles solares.

Un hombre investigado

Carlos Ahumada Kurtz nació en 1964. Cuarenta años después su hombre cobró notoriedad por la difusión de unos videos en México en los que se lo veía darle dinero a un operador del candidato presidencial Andrés López Obrador. Estuvo detenido tres años, acusado de lavado de dinero, fraude y vínculos con el Cartel de Juárez.

Se dedicó al gerenciamiento de clubes de fútbol. Primero lo hizo con León y Santos Laguna, en México. En la Argentina tuvo un errático paso por Talleres de Córdoba (que descendió al Argentino A) y ahora, por Estudiantes de San Luis, equipo que subió cuatro categorías en tres años. Martín Lanatta lo vinculó ahora con el tráfico de efedrina.

 

fuente LA NACIÓN

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