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Policeman guard the main entrance of Argentina's Central Bank in Buenos Aires on January 25, 2010. Argentinian Central Bank president Martin Redrado, was stopped by the police when he tried to enter the building. Despite the bank's constitutional autonomy, President Cristina Fernandez de Kirchner had ordered the sacking of Redrado for refusing the government access to billions of dollars to pay down the national debt, but although her order was overturned by Argentina's courts, the government sees vice president Miguel Pesce as the provisional president. AFP PHOTO/Juan Mabromata

Ante las dudas, el BCRA de los Kirchner relevaba sus propios datos de inflación

«¿Quién controla esos precios?», gritó Beatriz Paglieri, interventora del Indec desde 2007 y mano derecha del entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. «Los hago yo y están bien», la enfrentó María Cecilia Pazos. El escándalo ya recorría los medios de comunicación. El informe sobre ventas y precios en los supermercados se había convertido en una nueva forma de demostrar cómo el gobierno de Néstor Kirchner distorsionaba el dato oficial de inflación. Sólo unas semanas después, Pazos, número dos de Graciela Bevacqua (ex directora del área de Precios y primera desplazada), se quedó sin tareas.

En septiembre de ese año, la economista con diploma de honor de la Universidad de Buenos Aires se tomó licencia psiquiátrica por 48 horas. Salía todos los días llorando del instituto por los aprietes y maltratos. Cuando volvió la reasignaron al área que controlaba Hernán Brahim, supuesto ex policía tucumano y brazo operativo de la «patota» de Moreno en el Indec. Brahim, que había ayudado a controlar los precios del ganado en el Mercado de Liniers, le pidió a la técnica que espiara a sus compañeros. Pazos se negó. «Estás de un lado o del otro», le advirtió Brahim, mientras la ayudaba a redactar su renuncia.

Una recomendación -la de Bernardo Kosacoff- la había llevado al Indec. Otra, la de la economista Marina Dal Poggeto, la salvó tras su salida forzada del Indec. Y no entró a cualquier trabajo. Según confirmaron tres fuentes a LA NACION, Pazos se convirtió en la autora de un relevamiento de precios que, en silencio, elaboró el Banco Central (BCRA) ante la desconfianza que producían todos los números oficiales calculados por el organismo estadístico en la órbita de Moreno.

Dal Poggeto conocía a Bevacqua, pero la técnica rosarina estaba marcada por el gobierno kirchnerista. Ella misma denunció que la perseguían y que nadie quería darle trabajo. Pazos, de perfil más bajo, fue recomendada por la actual directora del Estudio Bein a Francisco «Paco» Gismondi, entonces mano derecha de Martín Redrado, presidente del BCRA. Allí, según contaron fuentes que participaron de su trabajo, estuvo encargada de la elaboración de «una especie de índice de inflación». Más específicamente, se compraban datos a una consultora mientras Pazos relevaba además precios del rubro de alimentos y bebidas, los que más pesan en el IPC, y los compilaba. De eso, surgía una estimación que el BCRA tenía a mano para tener «algún parámetro de la verdad».

«Era un termómetro para saber dónde estábamos parados. Un relevamiento informal que nos daba una idea de cuál era la inflación verdadera», afirmó un economista que pasó entonces por el BCRA. ¿Y cómo les daba?, preguntó LA NACION. «Claro que muy parecido a los privados», agregó la fuente.

«Es verdad que la tomamos», confirmó Redrado a este medio. «Juntaba datos de los privados y los ordenaba. La habían dejado sin tareas y nadie miraba la inflación», indicó el economista, que no obstante aclaró que no era un índice, sino un relevamiento. Redrado indicó que utilizaba esta información por los índices «divergentes» existentes entonces y porque «la inflación ya era una preocupación» en su gestión. Según indicó, este relevamiento sirvió para matizar las diferencias que entonces incluyó en sus informes y que fueron causa de encontronazos con el entonces presidente, Néstor Kirchner.

Redrado fue desplazado del Banco Central en 2010 y fue reemplazado por el entonces vicepresidente, Miguel Ángel Pesce, por un corto período, hasta la llegada de Mercedes Marcó del Pont. Con muy baja participación, el organismo seguía publicando el denominado Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que sumaba datos de los consultores privados. Pero en 2012 lo discontinuó.

No obstante, Pazos -que aún trabaja en el BCRA- siguió haciendo su trabajo durante la gestión de Marcó del Pont, la de Juan Carlos Fábrega y la de Alejandro Vanoli. Su trabajo, según puso saber LA NACION, tuvo mucha menos recepción en la cúpula del organismo en la época más cercana, sobre todo con la llegada de Matías Kulfas, que, según cuentan economistas que aún trabajan en la entidad, llegó al BCRA con la intención de sumar «militantes».

Cuando LA NACION consultó a las actuales autoridades del Banco Central sobre la existencia del relevamiento de precios, no quisieron dar mayores precisiones. Tal reconocimiento, pese a que esta gestión restituyó el REM, podría provocar problemas con los bonistas que tienen títulos ajustados por el CER (inflación) y que con los años de oscurantismo estadístico vieron afectado su patrimonio.

El relevamiento que realizó Pazos estos últimos años, y que el BCRA kirchnerista mantuvo en secreto, no fue el único reconocimiento de las enormes dudas que existían entonces sobre los datos oficiales. Por caso, el Ministerio de Trabajo, que conducía Carlos Tomada, homologó en 2011 acuerdos paritarios del Smata y el gremio petroquímico en los que se usaba el índice de precios que elaboraba Graciela Bevacqua, otra ex Indec.

fuente LA NACION

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