El esfuerzo es irrefrenablede parte de empresarios del sector. Se exporta bien a otras naciones, pero el problema se agrava por la falta de planificación o el propósito improductivo del perfil económico de la administración Gioja.
Para poder generar una estrategia a corto plazo y poder incentivar el cultivo bajo riego por goteo hacen falta estos datos. El sanjuanino se maneja con datos estimados, no reales. Y esto no puede ser.
Tenemos un ejemplo reciente en Mendoza, donde este año se dio a conocer que la provincia hermana había perdido casi 6 mil hectáreas en 18 años, es decir desde 1992 cuando fue la última vez que se realizó un censo serio finca por finca.
Lo cierto es que el damasco sanjuanino está en crisis. Están desapareciendo los montes de esta fruta, producto del avance de la urbanización sobre las huertas y chacras. Quién no recuerda de niño visitar a familiares y amigos y jugar en los largos fondos de las casas y encontrarse con árboles de damascos, ciruelas, granadas e higueras. Nuestros abuelos tenían sus frutales y se autoabastecían para el consumo en fresco y sus exquisitos dulces. Pero todo ha cambiado: las viviendas actuales son muchos más pequeñas y la costumbre de cultivo se ha perdido en la urbe.
Hoy la población requiere cada vez frutas y verduras que mejoren su dieta alimentaria. En plena época de damasco, esta fruta se ve muy poco por fruterías barriales y supermercados. Y no es porque la gente no vaya a consumirlas, sino porque hay poca oferta debido a que cada vez hay menos hectáreas y las que hay ya no son muy viejas. La gente está dejando de consumir damascos y hay que hacer algo.
La calidad del damasco sanjuanino es muy valorada como fruta primicia en Buenos Aires y también se realizaron con éxito exportaciones por buque a Europa y por avión a Canadá con muy buenos resultados. Todo ello se debió a la gran inversión que el sector empresario realizó en acondicionar frigoríficos y galpones de empaque e incorporar nuevas variedades resistentes para el transporte internacional como Castel Brite y Katty. Todo esto se hizo muy bien, pero sigue siendo poco para el potencial que tiene San Juan para esta fruta.
La producción nacional en promedio en los últimos años se concentra en Mendoza (70%). La mayor parte se comercializa en el sector industrial, no sólo para conservas, sino para dulce y mermelada.
La producción de damascos en Mendoza alcanza este año los 15 millones de kilos.
En Mendoza hay unas 2.200 hectáreas en producción con damasco (las de durazno superan las 20.000) en manos de unos 700 productores.
En San Juan la producción estimada es de 1.400.000 kilos. Hoy se cree que no hay más de 400 hectáreas distribuidas en Ullum, Abardón y Pocito.