mayor presion a las paritarias en 2012
La quita de subsidios licuará hasta 80% del alza salarial a la clase media
El consumo de bienes durables será impactado por el retiro de los beneficios. Especialistas coinciden en que la ayuda estatal creó la percepción de “derecho adquirido”. La renuncia.
Por Rodolfo Barros / Carmen Lopez Imizcoz
El retiro de los subsidios de las tarifas de luz, gas y agua, que alcanzaría a todos los hogares clasificados como “no necesitados”, hacia abril hará que los aumentos salariales que obtengan los trabajadores de clase media hasta entonces se “evaporen” en gran medida por las facturas más abultadas. A esta conclusión se arriba tomando las estimaciones de la consultora CCR sobre los ingresos familiares promedio y proyectando subas salariales de 10% en los segmentos de clase media típica y baja, hacia el segundo trimestre de 2012 (ver infografía). La simulación permite prever que las paritarias del año próximo se verán recalentadas por el retiro de subsidios ya que los trabajadores opondrán resistencia a perder poder de compra.
PERFIL consultó a especialistas en consumo y en distribución del ingreso para saber por qué muchos porteños y bonaerenses de clase media consideran que necesitan el subsidio. Los analistas destacaron dos razones.
Luego de tantos años de ayuda estatal se creó la percepción de que pagar poco por los servicios públicos es un “derecho adquirido”. “Cuando te acostumbrás a que un servicio sea gratis o cuasi gratis, como es el caso de la universidad pública, lo considerás un derecho adquirido y es muy difícil de modificar”, explicó Roberto Dvoskin, de la Udesa.
“El concepto de ‘necesitar’ es amplio”, sostuvo Guido Sandleris de UTDT. “Quien deje de recibir el subsidio estará un poco peor, ¿pero eso implica que necesitaba el subsidio? Es probable que mucha gente crea que sí”, agregó.
Algunos estudios indican que muchos argentinos de clase media y alta tienden a subestimar el lugar que ocupan en la distribución del ingreso –es decir, piensan que son menos ricos en relación con el resto del país de lo que realmente son– y, por eso, creen que son lo “suficientemente pobres” como para recibir los subsidios. Según estudios del Cedlas de la UNLP, 72% de los argentinos creen que sus ingresos son asimilables al promedio del país y sólo 1% reconoce cobrar por encima de la mayoría.
Justamente “la tarea del Ejecutivo y el Congreso es fijar prioridades en el gasto público”, destacó Sandleris, para quien “una situación fiscal menos holgada y la imposibilidad de seguir financiando gasto público con emisión llevaron al Gobierno a intentar reducir gastos y quitar los subsidios a los servicios públicos a los sectores más pudientes parece un lugar razonable por donde empezar”. Sin embargo, además del problema de autopercepción existe otro de credibilidad. “El Estado es bastante poco eficiente en su gasto y la gente lo percibe”, opinó. “Ello quita legitimidad a los intentos de reducir algún componente del gasto público”, concluyó.
En cualquier caso, aunque la clase media porteña y bonaerense considere que necesita conservar los subsidios, se les complicará demostrarlo. “El acatamiento de la medida será muy elevado”, opinó Rodrigo Alvarez de Ecolatina, “porque va a ser muy difícil demostrar que objetivamente una familia necesita la asistencia del Gobierno”. En consecuencia, “salvo excepciones muy puntuales, las subas van a ser generalizadas”, auguró.
Según explicó Martín Tetaz del Cedlas, será poca la gente que renuncie a los subsidios por dos principios de la psicología cognitiva: el efecto de statu quo y el de locus de control (ver recuadro).
Si bien el Gobierno destacaba el impacto favorable a la equidad del retiro de subsidios, el efecto redistributivo de una quita total de los subsidios es regresivo porque los hogares de distintos niveles de ingresos consumen aproximadamente lo mismo de gas, luz y agua, con lo que la distribución del ingreso sin los subsidios sería peor que con ellos.
FUENTE: PERFIL