En poco más de una hora, el español derrotó con contundencia al número uno del ranking ATP por 6-3 y 6-1. De esta manera, el ibérico da muestras de estar en un gran momento antes de la final de la Copa Davis frente a Argentina
El serbio ha completado un año deslumbrante, al final del cual ha arrastrado diversos problemas físicos que le han mantenido alejado de las pistas varias semanas.
El número uno se retiró en septiembre de un partido de Copa Davis por molestias en la espalda, y se resintió del hombro en la última semifinal de Basilea.
Con la victoria, el español prácticamente se aseguró el pase a las semifinales del torneo que reúne a los ocho jugadores del mundo, mientras que Djokovic deberá esperar al partido del viernes frente a su compatriota Janko Tipsarevic para asegurarse el pase a la siguiente ronda.
Ferrer ya había sido el único en vencer a uno de los primeros cuatro clasificados en el primer partido del torneo, al derrotar al escocés Andy Murray, tercer en el ránking, que más tarde se retiraría por una lesión que arrastraba desde el Masters de París.
El quinto tenista del mundo volvió a dar la sorpresa ante el número uno, a quien había ganado tres ocasiones en tierra pero solamente una en superficie dura, precisamente en la Copa de Maestros de hace cuatro años, cuando la competición se jugaba en Shanghai, una ocasión en la que Ferrer se plantó en una final que perdió contra el suizo Roger Federer.
El español ya conocía la sensación de ganar a un número uno del ránking mundial: lo hizo en 2003 en Roma, batiendo al estadounidense Andre Agassi, y lo repitió este mismo año en Australia, cuando superó a su compatriota Rafael Nadal.
En esta ocasión, Ferrer se vio las caras con un Djokovic que saltó a la pista concentrado y agresivo, abriendo el duelo con un saque directo y ajustando sus bolas a la línea.
El número uno había abandonado el blanco impoluto que vistió en su último encuentro frente al checo Tomas Berdych, que estuvo cerca de superarle, y lució hoy un riguroso negro, quizás para tratar de marcar la diferencia con aquel duelo en el que sufrió más de lo previsto.
Pese a su intención de arrollar al español, el serbio se encontró frente a él con un David Ferrer dispuesto a resistir desde el fondo de la pista sus acometidas al saque y a hacer valer sus servicios con bolas rápidas.
A pesar de que el número cinco se mantenía en la pista, en los tramos en los que el serbio aunaba la fuerza de sus disparos con una colocación precisa sus golpes resultaban difíciles de devolver, y Ferrer tenía que buscar sus opciones en los momentos en los que el número uno afinaba algo menos.
Fue a mitad del primer set cuando Ferrer empezó a pensar que el serbio no era invencible, y aprovechó el primer punto de ruptura del partido para situarse con ventaja en el parcial.
Arropado por el numeroso público español congregado en el pabellón O2 Arena londinense, Ferrer supo desplegar su juego más brillante en ese tramo del choque, cuando tan pronto acorralaba al serbio al fondo de la pista como le dejaba bolas inalcanzables cerca de la red.
En un año en el que Djokovic no ha perdido mucho sets, Ferrer le ganaba el primero de la noche, y arrancaba el segundo rompiendo de nuevo el servicio del número uno para colocarse 2-0 por encima en el marcador.
El español parecía haber tocado al serbio en su línea de flotación y, en apenas media hora, el número uno veía como Ferrer le rompía de nuevo el servicio y se colocaba 5-1 por delante.
En la primera bola de partido, Ferrer sentenció por quinta vez este año a Djokovic en un encuentro en el que el español superó al serbio tanto en efectividad de sus servicios, como en saques directos y en errores no forzados.