CAUSA PLAN SISTEMÁTICO DE APROPIACIÓN DE MENORES, UN VERDADERO HITO EN LA LUCHA CONTRA LA IMPUNIDAD
NUEVE REPRESORES ESTÁN SIENDO JUZGADOS POR 35 CASOS DE ROBO DE BEBÉS DURANTE EL TERRORISMO DE ESTADO. LA SENTENCIA, QUE DESDE ABUELAS SE ESPERA CON GRAN EXPECTATIVA, PODRÍA CONOCERSE HACIA ABRIL DE 2012.
“Yo necesitaba saber mis orígenes”. “Al recuperar mi verdad me sentí más completa y
sin vacíos”. “Pude restituir mi identidad y la de mi hijo”. “Es un proceso difícil pero es lo que más tranquilidad me ha dado”. Los nietos narraron sus vivencias en el juicio por el Plan Sistemático de Apropiación de Menores. Sus encuentros con las familias que siempre los buscaron y el largo camino para reconstruir sus historias. Pero esta causa tiene como particularidad que la propia presencia de los nietos es la prueba de que existió un plan de la dictadura para arrebatarlos de los brazos de sus madres. En el banquillo de los acusados se ubican Jorge Rafael Videla, Reynaldo Benito Bignone, Antonio Vañek, Jorge “el Tigre” Acosta, San tiago Omar Riveros, Rubén Oscar Franco, Juan Antonio Azic y Jorge Luis Magnacco, juzgados por sustracción, retención, ocultamiento de menores, y sustitución de identidades. A ellos hay que sumarles a Víctor Gallo y Susana Colombo, los apropiadores del nieto Francisco Madariaga Quintela, cuyo caso se incorporó una vez comenzado el juicio. De los 35 nietos apropiados que integran la causa, 26 recuperaron su identidad gracias a las Abuelas, quienes consideran a este juicio, por su alto contenido simbólico, equivalente al Juicio a las Juntas. Los militares no sólo secuestraron, torturaron y desaparecieron a sus hijos e hijas, sino que como botín de guerra se apropiaron de sus nietos y nietas en centros clandestinos de detención. Al cierre de esta publicación, el juicio oral y público ya habrá ingresado en su última etapa, pero hacia atrás su historia es larga. Comenzó el 30 de diciembre de 1996, con una presentación realizada por las Abuelas, alentadas por otros organismos, en la que denunciaban un plan sistemático pergeñado para apropiarse de sus nietos. Los casos de robo de bebés y niños durante la dictadura habían quedado fuera del alcance las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, por lo que la estrategia consistió en aprovechar este resquicio legal para poder juzgar a los represores (ver pág. 4). “La idea del juicio surgió para construir un hito más en la lucha contra la impunidad dentro de una estrategia más amplia”, cuenta Alan Iud, coordinador del equipo jurí- dico de Abuelas. A partir de esta causa fueron detenidos Videla, Emilio Eduardo Massera y el “Tigre” Acosta, entre otros represores. De hecho, las únicas dos semanas que Videla pasó en una cárcel común fueron a raíz de este proceso, en el penal de Caseros, en julio de 1998. “El primer punto a rescatar es que este juicio fue un elemento muy importante para mantener vivo el reclamo y generar un hecho político muy fuerte. Más allá de lo importante que es el juicio en sí, especialmente a nivel simbólico porque todos los que están imputados son personajes que ahora ya fueron juzgados y condenados y no dependen de esta causa para no quedar impunes, en su momento no fue nada simbólico, fue muy importante políticamente para continuar la lucha contra la impunidad”, explica Iud. Abel Madariaga, secretario de la Asociación, recuerda que el juez Roberto Marquevich justifi có la detención de Videla a partir de varios casos de restitución de niños. “Entonces ahí dice que hubo un plan sis te má- tico y que nadie actuó solo”, subraya. A casi quince años de la primera presentación, en febrero de 2011, comenzaron las audiencias del juicio oral y público a cargo del TOF Nº 6 integrado por los jueces María del Carmen Roqueta, Julio Panelo y Domingo Luis Altieri. Más de 120 testigos, entre ellos sobrevivientes, familiares, nietos y Abuelas, han declarado ante el tribunal. Sus dichos han podido reconstruir la historia de vida y militancia de los jóvenes secuestrados pero han servido además para seguir reuniendo pruebas que dan cuenta de un accionar sistemático en el robo de los bebés nacidos en cautiverio o detenidos junto a sus madres. Según Iud, “muchas veces se debatió si se podía hablar de un plan o una práctica sistemática. Tal vez en este caso era dudoso decir que podía haber un plan de acuerdo previo de los militares a la toma del poder así como parece claro que sí hubo un acuerdo previo que consistía en que a la gente que secuestraban, en líneas generales, no la iban a liberar. Pero esa es una discusión completamente accesoria. Lo que está claro es que hubo una repetición de la apropiación en los distintos centros clandestinos del país. Incluso ahora con las sentencias de Paraná y de San Juan se ve que no fue sólo algo de Capital y Gran Buenos Aires”. Aunque los mecanismos de entrega de los niños fueron diversos –con familias vinculadas a la dictadura, otras que no lo estaban, algunas mediante adopciones legales y otras con partidas de nacimiento fraguadas– lo común es que esos chicos no fueron entregados a sus familias biológicas. “Es evidente que esto no pudo ser llevado a cabo sin el acuerdo de las tres fuerzas porque lo que se ve en todos los juicios es que existía una coordinación para la represión”, re- fl exiona el abogado. Además, si los niños nacidos en cautiverio hubieran sido entregados a sus familias biológicas, se habría puesto en evidencia que sus padres estaban vivos y que habían estado secuestrados todo ese tiempo. Se estima que a fi nes de abril o principios de mayo de 2012 el TOF 6 dictará la sentencia. “Nuestra expectativa es que sean condenados todos los imputados. Desde lo simbólico es importante que una sentencia judicial reconozca la existencia de un plan sistemático de apropiación de niños”. Además, se espera que el fallo sirva como antecedente para acelerar los nuevos procesos por apropiaciones y, a la vez, para que se conozca masivamente la magnitud de estos delitos que aún tienen consecuencias perdurables en los más de cuatrocientos jóvenes que no saben quiénes son. Porque más allá de todo la mayor victoria contra estos crímenes aberrantes se produce cada vez que un nieto se encuentra con la verdad.