El gobierno de ese país decidió «limpiar» sus calles para la realización del evento deportivo. Los cuerpos de los animales son amontonados en galpones.
Las autoridades ucranianas ordenaron sacar de la calle a miles de perros y gatos para que sus ciudades estén flamantes al recibir a los equipos y a los fanáticos del fútbol. Pero lo que debía ser un traslado masivo a refugios acabó en un espeluznante sacrificio, que ahora es indagado. Los investigadores ya determinaron que los animales fueron fusilados o envenenados.
En muchos casos, los restos fueron comercializados. Se vendieron la piel y los huesos, que fueron molidos para alimentar a otros animales. Ante la difusión de esta infomación, el gobierno ucraniano se comprometió a dejar de matar animales. Pero Judith Pein, de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales, denunció que los sacrificos aún se practican. «Es cruel hacer esto de todos modos, pero que se lo haga por el fútbol es indignante», afirmó.
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