Washington, 12 dic (PL) El primer ministro de Irak, Nouri Al-Maliki, iniciará hoy una visita oficial de dos días a Estados Unidos para examinar la cooperación bilateral en varios ámbitos, en especial la presencia militar en su país.
Al-Maliki será recibido este lunes en la Casa Blanca por el presidente Barack Obama, quien está empeñado en presentar el repliegue de las tropas de la nación árabe como una victoria de su administración.
La partida estadounidense de ese territorio, la última etapa de la intervención extranjera iniciada en 2003 sin la autorización de las Naciones Unidas, será uno de los aspectos que abordará el visitante con Obama, el secretario de Defensa, Leon Panetta, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, congresistas y otras autoridades.
Recientemente, la Casa Blanca anunció la retirada del contingente de unos 39 mil uniformados que permanecían en el país asiático, lo que -según expertos- sorprendió incluso a los opositores del mandatario.
Aún así se espera que las relaciones entre ambas naciones sigan siendo fuertes, pues Washington tiene intenciones de conservar en territorio iraquí a 16 mil personas en su mayor embajada en el mundo.
Luego de la guerra iniciada en 2003 con espurias justificaciones, Estados Unidos dejará un país aún en reconstrucción, con instituciones frágiles, una insurrección activa y un ambiente exterior explosivo por la volatilidad en la región, donde Occidente puja por desestabilizar a Siria e Irán, dos naciones claves para Bagdad.
Fuentes iraquíes indicaron, además, que durante la visita Al-Maliki y su comitiva debatirán con su contraparte estadounidense las relaciones políticas, económicas, comerciales y culturales, y en los campos de energía, educación, justicia y seguridad.
Sin embargo, medios opositores recordaron recientes declaraciones del presidente iraquí, Jalal Talabani, quien adelantó que el jefe de Gobierno podría abordar el estatus de un grupo de soldados extranjeros que Washington insiste en dejar con la fachada de entrenadores.
Un acuerdo firmado a finales de 2008 fijó que las fuerzas militares estadounidenses tendrán que abandonar la nación mesopotámica a más tardar el próximo 31 de diciembre, proceso ya en marcha desde octubre.
Desde que comenzó la invasión murieron más de cuatro mil 400 uniformados del Pentágono y la retirada ocurre luego del fracaso de mantener unos cinco mil efectivos en territorio iraquí, supuestamente para ayudar a las tropas de ese país.