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Rajoy se planta, gradúa el ajuste y fija el déficit en el 5,8%

El presidente del Gobierno español se planta ante Bruselas y gana tiempo para limitar el recorte en los nuevos presupuestos a 13.200 millones | La economía decrecerá un 1,7% y el paro se elevará al 24%

Política | 03/03/2012 – 00:00h

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en Bruselas Horst Wagner / EFE

BEATRIZ NAVARRO Bruselas Corresponsal, MAR DÍAZ – VARELA Madrid

El Gobierno español decidió ayer graduar el ritmo delajuste fiscal sin esperar al veredicto de la Comisión Europea al aprobar un objetivo de déficit público para este año del 5,8% del producto interior bruto (PIB), casi un punto y medio por encima del 4,4% de lo exigido. «Hemos tomado una decisión sensata y razonable que supone un gran esfuerzo, consecuencia de que otros en su día no cumplieron», afirmó Mariano Rajoy al término de la cumbre europea de primavera en Bruselas, poco después de que el Consejo de Ministros aprobara el nuevo techo de gasto para el 2012.

La decisión supone una rebaja del déficit de un 2,7% este año y permite amortiguar el ajuste de gasto, que se limitará a un recorte de 13.179 millones en los nuevos presupuestos que se presentarán el 30 de marzo. El Ejecutivo considera que cumple el plan de estabilidad porque va a realizar un «ajuste intenso» que reducirá el déficit estructural un 3,5% en términos equivalentes. El gran ajuste para reducir al 3% el déficit a finales del 2013 se encajará a través de los presupuestos que aprobará en otoño. Para Rajoy, esta decisión cumple la literalidad de las exigencias realizadas y se mostró confiado en que la Comisión lo aprobará.

Sin embargo, los técnicos comunitarios recibieron con enfado el «desafío» de España. No corresponde al Gobierno marcar «unilateralmente» el ritmo del ajuste, recuerdan, y desconfían de la promesa de cumplir los objetivos el año que viene a cambio de relajarlos ahora. «Ya nos sabemos el truco, el año que viene volverán pidiendo más tiempo», apuntan fuentes comunitarias.

La decisión tiene una parte técnica y otra política, y el Gobierno está convencido de que Europa acabará por aceptar la relajación de sus objetivos fiscales. Con el techo de gasto aprobado ayer, gradúa el ajuste, que inicialmente debería suponer unos 28.979 millones, más los estabilizadores automáticos (caída de ingresos), y lo reduce a casi la mitad.

El Gobierno entiende que ya ha recortado 15.800 millones en la prórroga presupuestaria aprobada en diciembre (6.900 millones de ingresos y 8.900 millones de no disponibilidad), lo que limita la reducción pendiente a entre 13.000 y 15.000 millones, a la que habrá que sumar la caída de ingresos que provoque la recesión, lo que incrementará la cifra final.

Esta gradualización del ajuste permitirá al Gobierno cumplir el compromiso de no recortar prestaciones individuales, mantener la subvención de 420 euros a los parados de larga duración y revalorizar las pensiones. El Gobierno descarta subir impuestos adicionales a la subida del IRPF «para repartir el esfuerzo entre todos», como explicó el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

El ministro no quiso desvelar la composición del ajuste que prepara. Sólo reveló que el gasto de los ministerios se reducirá un 12,5%, hasta 57.978 millones, aunque aún no se conoce cómo se ha repartido el esfuerzo de no disponibilidad aprobado.

El objetivo de déficit del 5,8% supone 42.576 millones para el conjunto de las administraciones. La Administración central tendrá que rebajarlo un 1,1% hasta el 4%, las autonomías tendrán que ajustar un 1,4% hasta el 1,5% del PIB y las corporaciones locales una décima hasta -0,3% del PIB, igual que la Seguridad Social, que tendrá que recuperar el equilibrio que ha perdido.

Con este objetivo de déficit y unos ingresos estimados en 119.233 millones, y tras destinar 36.884 millones a administraciones territoriales, el límite de gasto aprobado se sitúa en 118.565 millones, esto es, sufre una reducción del 4,7%. Estas cifras se comunicarán el martes a las autonomías en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y serán aprobadas por el Parlamento. Serán la piedra angular de los nuevos presupuestos para este año. En abril se presentarán junto a un nuevo plan de estabilidad ante la CE, que los evaluará entre mayo y junio.

Este ajuste se ha planteado en un escenario macroeconómico que es peor de lo que inicialmente había calculado el Gobierno. La caída del PIB estimada para este año se sitúa en el 1,7% real (0,8% nominal), similar a la estimada por el FMI pero más pesimista que la de Bruselas.

El escenario es peor de lo previsto inicialmente. Dibuja dos trimestres más con crecimiento negativo y supone que la economía estará «más estabilizada» en el último trimestre del año. Como explicó Guindos, es «un escenario realista que no genera falsas expectativas» y es consecuencia de la inercia que presentaba la economía, que empezó a decrecer en agosto del 2011. Lo más preocupante es que el desempleo se elevará al 24%, lo que supone más de 5,6 millones de parados. En términos de Contabilidad Nacional, el desempleo aumentará en630.000 personas.

El escenario macroeconómico aprobado por el Gobierno es propio de «un año muy malo». Como explicó el ministro de Economía, se han eliminado las «cifras mágicas» y cualquier brote verde irreal. «Las cifras son malas porque los datos no son buenos».

Lo más importante es que, a pesar de todo, al final del año la economía estará a punto de reducir la «brecha exterior». Es decir, quedará a punto de no necesitar ayuda externa para financiar su crecimiento, ya que la necesidad de financiación del exterior se reducirá del 3,4% actual del PIB a sólo el 0,7%. Un esfuerzo importante, si se tiene en cuenta que llegó a representar el 10% en el 2007.

El cuadro macro presenta un crecimiento negativo porque la demanda interior restará el 4,6% al PIB. El consumo público detraerá un 11,5% como consecuencia del ajuste de las administraciones. Como consecuencia de esta drástica caída de la demanda las inversiones se desploman (-6,9%), tanto en bienes de equipo (-5,3%) como en la construcción, que prosigue su ajuste (-4,6%).

Esta debilidad reducirá las importaciones (-5,9%) y como consecuencia de la recesión de la zona euro las exportaciones aportarán un 3,4% al PIB, de modo que el saldo exterior será positivo y aportará al PIB un 2,9%.

Estas previsiones se han realizado teniendo en cuenta un entorno de desaceleración en el ámbito mundial del comercio hasta el 3,8% de crecimiento; una suave depreciación del euro; la estabilidad del precio del barril de petróleo en torno a 120 euros, y el mantenimiento de los tipos de interés (1,1% a corto y 5,1% a largo plazo).

Para Guindos, las «buenas noticias» vienen del deflactor del consumo privado, que tendrá un comportamiento más moderado, ya que se limitará al 1,6.

También es positivo que se sigue avanzando en la devaluación interna, ya que los costes laborales unitarios continúan bajando y se reducen un 1,5%.

Este escenario supone una segunda recesión en esta crisis, que será más larga de lo previsto inicialmente. El principal problema es que nos aleja del potencial de crecimiento y por lo tanto del inicio de la creación de empleo, dado que el ajuste continuará durante el 2013.

Esta situación de bajo crecimiento continuado y elevado nivel de paro es la que acentúa la vulnerabilidad de la economía española. Como dijo el ministro de Economía, «los inversores internacionales miran dos cosas: el crecimiento potencial de la economía, que es lo que determina la sostenibilidad de la deuda, y el esfuerzo de consolidación fiscal actual». A pesar de todo, cree que ha aumentado la confianza en la economía gracias a las reformas.

Fuente: La vanguardia

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