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Portugal: otra huelga general contra los recortes

El gobierno de Passos Coelho enfrenta hoy la segunda jornada de paro en seis meses, en protesta por las medidas de austeridad impuestas tras el acuerdo con la Unión Europea y el FMI. El país luso es el tercero con más desempleo de la región, detrás de Grecia y España

Portugal: otra huelga general contra los recortes

La huelga general convocada hoy en Portugal se reflejó desde primera hora de la mañana en una mayor congestión del tránsito vehicular en los principales núcleos urbanos del país, y tiene una fuerte incidencia en el sector de los transportes públicos, mientras los aeropuertos lucen casi vacíos.

La circulación en los accesos a Lisboa y Oporto se vio afectada por el paro y, según el sindicato convocante, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP, de filiación comunista),la adhesión en los transportes públicos supera el 70%.

El metro en la capital lusa se encuentra cerrado desde última hora de ayer, mientras que en el suburbano de Oporto funcionan los servicios mínimos.

El secretario general de la CGTP, Arménio Carlos, subrayó en declaraciones a medios lusos que el balance de estas primeras horas de huelga general es «muy positivo», y destacó el apoyo al paro registrado tanto en el transporte público como en el sector de la salud y el de la recolección de basura.

Otro sector afectado es el de las actividades portuarias, y desde la CGTP informaron de que al menos una quincena de barcos fueron desviados de su ruta debido al cese de actividades en esas instalaciones durante la jornada de hoy.

Esta es la segunda huelga general convocada después de que Portugal solicitara el rescate financiero a la Unión Europea (UE) y la tercera en menos de año y medio.

En esta ocasión, sin embargo, la CGTP -principal central sindical del país y que cuenta con más de 600.000 afiliados- es la única convocante del paro, ya que la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista) decidió no participar.

La huelga se debe al rechazo a los severos recortes aprobados por el gobierno conservador luso para cumplir con los compromisos derivados de la petición de ayuda externa, así como a la nueva reforma laboral, pactada con la patronal y con UGT y que pretende crear empleo liberalizando el mercado de trabajo.

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