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El inescrutable destino del capitán Sanogo

El capitán Amadou Sanogo (a la izquierda).Quién es realmente el capitán Amadou Haya Sanogo que ha encabezado el golpe de estado en Malí y que se ha convertido de la noche a la mañana en el nuevo hombre fuerte del país? ¿Es realmente un patriota que interviene para «salvar a su país» y luego organizar elecciones libres, como hizo Salou Djibo en Níger? ¿O es un bufón que pretende eternizarse en el poder al modo de Moussa Dadis Camara en Guinea Conakry?

África occidental no gana para sobresaltos. Pese a los esfuerzos de organismos supranacionales como la Cedeao y la Unión Africana y al ejemplo de países como Senegal, Cabo Verde o Ghana, el modelo del golpe de estado militar como fórmula para cambiar a un presidente o a un gobierno no acaba de desaparecer de la escena. La prueba la hemos tenido en los últimos años en países como Mauritania, Guinea Bissau, Costa de Marfil, Níger, Guinea Conakry y ahora Malí. Sin embargo, no todos los golpistas son iguales ni persiguen los mismos fines. ¿Cuáles son las intenciones del capitán Sanogo?

Amadou Haya Sanogo es capitán del Ejército de Malí y estaba destinado en la guarnición de Kati. De él se sabe también que no tiene grandes estudios, pero que daba clases de inglés a los soldados, quizás aprendido tras algunas estancias de formación militar en Estados Unidos. Con una voz ronca y un tono firme, este oficial de mediana edad se dirigió el pasado jueves de madrugada a la nación para anunciar que la Constitución había sido suspendida y que, a partir de ahora, serían los militares quienes iban a llevar las riendas de su país, con un claro objetivo, «devolver la calma al país» evitando el riesgo de ruptura de la integridad territorial amenazado por la rebelión tuareg que sigue ganando batallas y conquistando ciudades en el norte del país.

En las últimas horas se ha dedicado a dar algunas entrevistas a diferentes medios para ampliar aún más sus motivos y su mensaje. De entrada, ha asegurado que tiene la intención de devolver el poder a los civiles “en tres, seis o nueve meses… tras cumplir mi misión”. Las elecciones previstas para el 29 de abril, por tanto, no tendrán lugar, aunque aún no tiene claro cuánto tiempo necesita para convocar unos comicios. “Hay ministros que están conmigo y tengo relación con miembros de la comunidad internacional”, añadió.

Asimismo, el capitán Sanogo intenta no ser visto como un golpista. “Nos llaman golpistas y rebeldes, pero yo prefiero otros términos. Somos soldados conscientes de la realidad y hemos asumido el riesgo de hacer algo. No hemos matado a nadie. Lo que está claro es que en el momento debido cada uno va a responder de sus actos ante la jurisdicción competente. No habrá caza de brujas”.

Finalmente, asegura no tener interés por la política. “No tengo partido político, no he votado en mi vida. Sí, se me puede reprochar haber sido un mal ciudadano, pero cuando me proponen tres candidatos entre los cuales no hay ninguno que me dé confianza, prefiero no votar. Me voy a ir un día, pero quiero seguir sirviendo a mis unidades militares como su jefe, como un ex presidente orgulloso de su Ejército. Pero antes pretendo que Mali tenga unas fuerzas armadas competitivas, equipadas y profesionales y que este país tenga la calma y viva en el perdón y la paz. Esta es la imagen que quiero que Malí tenga de mí y mi equipo en el momento de partir”.

El problema de las palabras es que se las lleva el viento. Y lo cierto es que en este momento, Malí vive con la incertidumbre de a quién tiene realmente al frente del Estado, si a un visionario egocéntrico o a un hombre comprometido realmente con su país. Ejemplos de uno y otro tipo ha habido recientemente en la región.

Entre los primeros (visionarios egocéntricos) habría que incluir a Moussa Dadis Camara, el capitán guineano que en diciembre de 2008 dio un golpe de estado prometiendo elecciones libres en su país para meses después anunciar que se él mismo se presentaba. Durante su corto mandato de un año (fue depuesto por otro golpe de estado) se hizo famoso internacionalmente por sus bufonadas y por la crueldad con la que reprimió una manifestación opositora el 27 de septiembre de 2009.

Un ejemplo radicalmente distinto es el del comandante Salou Djibo, que en febrero de 2010 dio un golpe de estado contra el presidente de Níger, Mamadou Tandja, quien pretendía reformar la Constitución para eternizarse en el poder. Djibo tomó el poder y le bastó poco más de un año no solo para convertir su gestión en modelo de austeridad, buen gobierno y persecución de las prácticas corruptas, sino para organizar unas elecciones libres y transparentes que dieron el poder al líder opositor Mahamadou Issoufou. Este proceso es hoy modelo y ejemplo en África.

La pregunta, por tanto, es, ¿el capitán Sanogo seguirá los pasos de Salou Djibo o de Dadis Camara?

FUENTE: GUIN GUIN BALI

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