En medio de un clima de creciente tensión, la misión argentina al Fondo no tendrá representantes de primera línea. Tampoco irá la presidenta del BCRA
A tono con el clima de creciente tensión entre el gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional (FMI) la comitiva que representará al país en la cumbre del organismo internacional que se desarrollará en Tokio, Japón, no contará con funcionarios de primera línea. A la ausencia ya anticipada de la presidenta del Banco Central (BCRA), Mercedes Marcó del Pont, se le sumó a último momento la del ministro de Economía, Hernán Lorenzino.
De esta forma, la misión argentina estará liderada por el secretario de Finanzas, Adrián Cosentino, y el vicepresidente del BCRA, Miguel Pesce. También arribarán a Tokio en las próximas horas Sergio Chodos y Guido Forcieri, funcionarios que asumirán formalmente durante la Asamblea como representantes de la Argentina ante el FMI y el Banco Mundial, respectivamente.
La ausencia de Lorenzino en la Asamblea podría estar vinculada a los avatares que está sufriendo el gobierno nacional con el conflicto con la gendarmería y prefectura, y del cual el ministro de Economía tiene un rol clave, dado que administra los fondos reclamados por las fuerzas de seguridad. Pero otras fuentes deslizaron que su ausencia en las reuniones cara a cara con los funcionarios del FMI tiene que ver con las recientes declaraciones de la titular del organismo, Christine Lagarde, quien semanas atrás amenazó con sacar tarjeta roja a la Argentina, si el Gobierno no avanza en transparentar las estadísticas del Indec. Este comentario mereció inclusive la respuesta de la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien le dijo a Lagarde que el vínculo entre la Argentina y el FMI no se puede asimilar a un partido de fútbol.
En el caso de Marcó del Pont, fuentes del Central señalaron que el viaje a Tokio insume varios días y que la titular del organismo monetario estaba ocupada en otros temas. De hecho, las fuentes recordaron que no participó de las últimas tres asambleas del FMI y el Banco Mundial.
Ayer Lorenzino arremetió contra las calificadoras de riesgo al sostener que sus evaluaciones influyen sobre el valor de las deudas que analizan generando procesos negativos a modo de profecías autocumplidas. El funcionario dijo que el problema que se esconde detrás de las calificadoras de riesgo es que han abandonado el análisis de los fundamentals económicos para incorporar valoraciones subjetivas basadas en las recetas ortodoxas.
Si sólo utilizaran los fundamentals, los indicadores de la Argentina deberían haber mejorado dado que el país logró una fuerte reducción del peso de la deuda sobre el PBI, pasando de 166,4% en 2002 a 41,8% en 2011 y una mejor composición monetaria de ésta, señaló el ministro en una nota publicada ayer en el newsletter de la Embajada argentina en Washington.
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