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El futbolista Sergio Ramos ha sido víctima de burlas por su pronunciación, algo muy común en España. Para muchos angloparlantes el español resulta bastante complejo

Un funcionario inglés entró hace décadas en un bar de Chinchón, gritando:  «¡Socorro para una foto!» El turista repitió dos veces lo que quería de ellos y al final uno de los parroquianos agarró la cámara e inmortalizó ese instante, un acontecimiento familiar. El inglés quería ayuda para hacer una fotografía. Ayuda en inglés es socorro. Help,recuerden los Beatles. Él se sabía las palabras, pero desconocía que la apelación parecía una urgencia.

Todo el mundo demanda el inglés como lengua franca. Pero su carácter de idioma imprescindible no lo convierte en obligatorio, claro está. Ni es obligatorio hablarlo, aunque sea tan útil, ni mucho menos es obligatorio hablarlo como William Shakespeare o como T. Eliot, como el español de Cervantes no es en todas partes el mismo español.

Y en un caso y en otro nadie tiene que burlarse de que unos lo hagan de una forma y otros lo hagan de otra. Pero se burlan. Vaya que si se burlan. Acaba de ocurrir. El futbolista del Real Madrid Sergio Ramos, cuyo desparpajo es notable hasta para tirar penaltis decisivos, grabó esta misma semana una felicitación navideña en inglés; el propósito era benéfico, él se preparó (a su manera), dijo su “merry christmas” como si estuviera pasando estropajo por encima de la Gioconda, y se armó alrededor de sus innumerables fallos de dicción y de pensamiento una burla extraordinaria.

Aznar era criticado por impostar el acento y Zapatero por no hablarlo

Ni era para tanto ni hay derecho. Pero eso no importó a muchos usuarios de redes sociales, siempre dispuestos a una burla cuando alguien tropieza. Sergio Ramos (que dijo, muy acertadamente, que lo volverá a hacer, y en cualquier idioma extranjero, porque por la risa de un niño es capaz de todo) se ha unido así a la larga lista de personajes públicos españoles —desde Aznar a Zapatero, cuyo inglés impostado, en el primer caso, o su carencia total de inglés, en el segundo— a los que se les reprochó que hablaran el idioma con acento de papel de lija, o que no lo hablaran en absoluto.

La burla es habitual, ¿y retrae? Ramón Buenaventura, traductor del inglés y del francés, no cree que el daño que hacen las risas y las burlas a los que hablan mal el inglés retraigan a los que lo están aprendiendo. Y tampoco llega a explicar, sugiere el escritor, “la resistencia de los españoles a los idiomas”. “Los nacionales de países con idioma fuerte (franceses, ingleses, americanos, italianos, alemanes) no suelen poner mucho interés en aprender idiomas”. Y nosotros, que tenemos un idioma de tan largo alcance, estamos, sin embargo, obligados a hablar bien los suyos. “¡Que aprendan ellos el español, coño!”, añade enfáticamente, con ecos unamunianos.

El inglés es casi una obligación social en muchos ámbitos. Y a veces ha sido objeto de burla también, no se crean. Es célebre un poema del cubano Nicolás Guillén, Tú no sabe inglé, que fue memorablemente pasado a la música por Bola de Nieve y por Pablo Milanés. “Con tanto inglé que tú sabia,/ Bito Manué,/ con tanto inglé, no sabe ahora/ desí ye…”.

Dominar la lengua de T.S.Eliot es una obligación social en algunos círculos

El nuestro es un idioma endiablado para los ingleses; ellos tienen más vocabulario, nosotros tenemos más complicaciones. Para decir los distintos tonos del verde u otros colores ellos tienen un solo sufijo (-ish), con el que no despistan a nadie, mientras que nosotros los mareamos con nuestros blanquecinos, amarillentos, rojizos, azulados, verdosos y parduzcos…

Sin embargo, a pesar de nuestras quejas por la antipatía con la que los angloparlantes reciben nuestros esfuerzos, también es común la experiencia contraria. Durante años una madre española que vivía en Lincoln (Reino Unido) le contaba a su vecina que los niños estaban acostados, ya estaban in the cotton. Cuna se dice cot, pero a la inglesa la expresión le resultaba encantadora. El acento, como los errores, encuentra más acomodo en los oídos anglosajones del que nos parece: que le pregunten a la actriz colombiana Sofía Vergara, que no solo tuvo que teñirse de morena para tener un éxito colosal, sino imprimir de acentos latinos su impecable inglés para triunfar como actriz de comedia en Modern Family.

Miriam Gómez, actriz, viuda del escritor Guillermo Cabrera Infante, lleva viviendo en Londres más de 40 años y lee el inglés a la perfección. “Pero como disléxica máxima que soy, lo hablo fatal”, admite. Las barreras sociales (que tenían que ver mucho con el acento) han sido barridas en gran parte, señala Miriam Gómez, “gracias a la cultura pop”. Su marido tenía un amor muy grande por el inglés, “pero se cuidaba de hablarlo con su ritmo y su acento cubano que adornaba con cierto deje de cine norteamericano. Detestaba a la gente que trataba de borrar su acento tratando de hablar como un nativo inglés”.

El llamado ‘Queen English’ ya no es hablado ni siquiera por Isabel II

Ella vio en la televisión el Merry Christmas de Sergio Ramos. “Lo encontré muy simpático dando su mensaje como él es; hay montones de políticos que lo dicen peor y la gente les agradece el esfuerzo”.

Le pregunté a Denis Rafter, actor y director de teatro, dublinés que vive en España desde hace más de 43 años. Él agradece cuando un español intenta hablar en inglés, “incluso cuando se equivoca… Yo llevo mi vida equivocándome. Cuando un inglés dice que habla bien el español y resulta que lo habla mal es un rasgo de soberbia. Y cuando un español dice que habla un poquito de inglés y en realidad lo habla bien, refleja un sentido de inferioridad. Lo importante es comunicar los sentimientos. Y eso es lo que Sergio quería comunicar. ¡Al diablo con los eruditos y académicos porque cuando hablan, en cualquier idioma, nadie entiende nada!”.

Él es profesor de Voz y Drama, y tiene este criterio: “Uno habla mal un idioma cuando atrae más atención a la manera de hablar que a lo que quiere decir. Conozco a ingleses que son seudoaristócratas y que en su intento de destacar su gran acento y su manera noble de hablar en realidad suenan horrible, porque resultan falsos. Prefiero un español sincero que un inglés falso. The Queen’s English ya no existe. Hoy en día, según una encuesta, ni la mismísima reina ElizabethII habla the Queen’s English”.

“Es una lengua que chupa de los demás idiomas, por eso crece”, afirma Denis Rafter

Pero que no se burlen mucho los ingleses, parece sugerir el dramaturgo. “En realidad, si no hubiera sido por Shakespeare y los grandes poetas y escritores, los ingleses nunca se hubieran comunicado con nadie. Viven en una isla alejada de Europa y todavía no tienen ni idea de cómo piensan un alemán o un francés, y no digamos nada de lo que saben del idioma español. Ahora, pensándolo bien, la mayoría de sus grandes escritores fueron irlandeses. Pocos han tomado el tiempo en aprender otro idioma, porque creen que el resto de Europa sigue en la Edad Media. Además”, concluye Rafter, “el inglés es una esponja, o mejor dicho, un tiburón que chupa o come de todos los demás idiomas. Por eso ha seguido creciendo y aumentando su influencia”.

Él ha sufrido aquí por lo mismo que nosotros sufrimos en las islas Británicas, “porque me equivoco hablando”. “Muchos españoles no me perdonan. Ahora mi manera de hablar español forma parte de mi personalidad, y es lo que me hace diferente y tal vez más humano con los demás. Entonces, Sergio, gracias por mostrarnos lo que llevas dentro”.

En Canarias, a principios de los sesenta, todos los extranjeros eran llamados ingleses. Cuando mi madre se dio cuenta de que le hablaba a una extranjera (para ella, una inglesa) que no sabía español, reflexionó un momento y dedujo que quizá le entendería “por el movimiento de los labios”. A su hijo le respondió, cuando este le reprochó que hablara ella misma mal el castellano, algo que quizá Sergio Ramos podría haber utilizado para burlarse él de los que hicieron burla de su pronunciación inglesa: “Yo sé decir hilo e hilacha y mierda para quien me tacha”. En todo caso, con su inglés el futbolista del Madrid no hubiera tenido dificultad alguna para pedir que le hicieran una fotografía en un pub de Lincoln.

Poco nivel general

Menos de la mitad. El 49,7% de los españoles conoce algún idioma distinto de sus lenguas maternas, según una encuesta de principios de diciembre del Instituto Nacional de Estadística. El idioma mejor conocido es el inglés (lo habla un 49%), seguido del francés (15,9%), el italiano (2%) y el alemán (1,9%). Sin embargo, el 80% de los que hablan inglés no pasa de un nivel medio. Los artistas, deportistas o políticos españoles no son una excepción. Al último caso del futbolista Sergio Ramos, que ha sido objeto de chistes de todo tipo, se añaden otros:

* “It’s very difficult todo esto”. Fue lo que contestó Mariano Rajoy al primer ministro británico, David Cameron, en la Cumbre Europea de Presupuestos de finales de noviembre. Esa frase y otros intentos del presidente del Gobierno ante su homólogo francés, suscitaron más de una sonrisa.

* Suspenso en inglés. El caso de Rajoy no es único. Solo un presidente del Gobierno hablaba bien inglés: Leopoldo Calvo Sotelo. El acento de José María Aznar siempre fue muy criticado, y a José Luis Rodríguez Zapatero, el desconocimiento le pasó cierta factura en las cumbres internacionales. En 2010, por ejemplo, tuvo dificultades para seguir a otros líderes con los que participaba en una mesa redonda en la que no había intérpretes en el Foro Económico Mundial.

* Vídeos y chistes. No solo se comenta el nivel de inglés de los políticos. También fue muy comentado un vídeo del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, en 2008 con motivo de una operación financiera en Reino Unido.

EL PAÍS

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