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La carta que escribió Jaime para autorizar a su testaferro a cobrar comisiones en la compra de trenes a España

Por: Omar Lavieri olavieri@infobae.com

En marzo de 2006 Jaime firmó una carta que no está protocolizada por la cual autorizó a su asesor a cobrar por la intermediación entre España y Argentina para la compra de trenes

¿Cómo hacer para cobrar comisiones (coimas) en una operación de Estado a Estado? Ricardo Jaime no podía quedarse afuera del negocio millonario que implicaba comprar 200 millones de euros en material ferroviario en desuso para mejorar el sistema de trenes en la Argentina.

La solución fue hacer una nota, firmada de puño y letra, en la que nombraba su embajador y recaudador oficial a Manuel Vázquez, quien trabajaba como asesor de Gabinete en la Secretaría de Transporte. No había forma de justificar la existencia de intermediarios cuando los presidentes Néstor Kirchner y José Luis Rodríguez Zapatero habían firmado un convenio entre Argentina y España. Pero Jaime lo hizo igual, con la complicidad de los funcionarios españoles, introdujo a su testaferro en la intermediación del negocio.

La carta firmada por Jaime el 13 de marzo de 2006 tiene membrete pero no está protocolizada como todas las misivas oficiales de la Secretaría de Transporte. Y está dirigida a Juan Barba que por entonces era el Director General Comercial y Financiero de la empresa Expansión Exterior que se dedicaba a vender productos españoles al exterior. Esa empresa le vendería a la Secretaría de Transporte argentina los trenes.

 

Y en el medio se quedaron con comisiones (coimas). La carta de Jaime tiene como referencia «Controles y Auditorías Especiales» (CAESA) que es el nombre de la consultora de Vázquez. Jaime dice: «Tengo el agrado de dirigirme a Usted por indicación de nuestro Asesor de Gabinete para temas internacionales Dr. Manuel Vázquez Garea en referencia a la compra de material ferroviario que tramita esta secretaría».

Luego Jaime cita varias disposiciones y agrega que «la empresa de referencia está designada para colaborar en todo lo necesario para desarrollar, instrumentar e implementar efectivamente los diferentes Acuerdos firmados con varios países y en particular, los programas de adquisiciones que nuestro gobierno para el área ferroviaria tiene con proveedores en diferentes países».

Y luego explica que «La Empresa Controles y Auditorías Especiales tiene amplio conocimiento y antecedentes en adquisiciones de organismos gubernamentales y está autorizada a negociar la retribución de su gestión por cada operación y por cada proveedor local o internacional. Dicha retribución formará parte del costo final que pague el Gobierno».

En ese párrafo deja todo claro: las comisiones (coimas) las pagará la Argentina y se agregarán al precio final de los trenes. Y además, Jaime mintió cuando le atribuyó a CAESA tener antecedentes. Era una consultora menor, casi sin personal, armada por Vázquez y sus hijos para hacer negocios. El único antecedente importante era que Vázquez era el testaferro -así lo considera la Justicia- del funcionario público. En el último párrafo Jaime le dice a Barba que todo el negocio tiene que hacerse a través de Vázquez, quien «me mantiene informado».

Como los españoles sabían que incluir una intermediaria en un negocio entre estados era algo oscuro, pidieron que quedara por escrito. Y en base a esa carta de Jaime, firmaron los contratos con CAESA que fueron revelados ayer por Infobae.

En 2010, cuando se reveló el contenido de los mails de Vázquez donde quedaron al descubierto infinitos hechos de corrupción, los defensores de Jaime dijeron que la carta era falsa. Pero ahora, que se sabe que fue incluida en los contratos por los funcionarios españoles, no quedan dudas. Jaime autorizó a que su testaferro se quedara con más de dos millones de euros en comisiones (coimas). Una cifra que pagamos todos. Y que se cargó al precio de los trenes. De todo lo comprado, según determinó la Auditoría General de la Nación (AGN), el 44 por ciento no sirve y está arrumbado en depósitos en la provincia de Buenos Aires. Los trenes no funcionaron, pero el sistema de coimas sí. La Justicia investiga el modo en que se hicieron negocios con la excusa de comprar trenes españoles. Se iba a modernizar el servicio ferroviario. Algo que aún está pendiente.

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