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Siete de cada 10 argentinos consideran que su poder adquisitivo se deterioró el último año

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  La inflación anual de dos dígitos que marca hace años el ritmo de
la economía cambió la suma de bienes y servicios que se pueden
comprar con los pesos. En la actualidad, el 72% de los argentinos
opina que su poder adquisitivo se deterioró durante el último año,
según el estudio «Pulso Social 2014» de la consultora CCR . La
encuesta realizada en abril de este año arrojó que el 22% consideró
que su situación estaba igual que en 2013 , mientras que tan sólo
un 6% estimó que su poder adquisitivo aumentó.
Pero esta percepción subjetiva de pérdida no es nueva, sino que se
da de forma consecutiva desde 2008. En noviembre de ese año,
cinco de cada 10 argentinos consideraba que su poder adquisitivo
era «mucho menor» o «bastante menor». Esa cifra escaló al 56% en
2011 , y creció más de 10 puntos hasta el 67% en abril de 2013 . «El
sentimiento de deterioro del poder adquisitivo se da en todos los
niveles socioeconómicos , aunque en las clases más bajas se da de
forma más notoria», aseguró Patricia Sosa, directora de Negocios de
la empresa de investigación y análisis de mercado.
Si bien la inseguridad es el tema más preocupante para el 89% de
los argentinos, la inflación y los salarios desactualizados son los
dos temas más alarmantes en el área económica. El estudio revela
que el argentino se encuentra en un «estado de alerta» con respecto
al empleo: la inquietud radica en las bajas remuneraciones y la
acotada oferta laboral. » Conservar el empleo se percibe como una
ganancia», agregó.
La percepción de pérdida también se evidencia más en las personas
mayores a 51 años , margen de edad en el que el 81% de los
encuestados consideran un deterioro de su poder adquisitivo. El
interior del país , que solía ser el motor del consumo en los
supermercados, hoy ha retrocedido casilleros y siente más la caída
del poder adquisitivo que los habitantes del área metropolitana de
Buenos Aires, según una encuesta a 700 entrevistados entre el 11 y
el 30 de abril.
Exprimir el chanchito
Tres de cada cuatro argentinos aseguró que «no sobra nada de
dinero» luego de pagar todos los gastos del hogar -como alimentos,
salud, educación y transporte-, y esto significa que no pueden
ahorrar a fin de mes. Y aunque financiar las deudas de las tarjetas
de crédito puede tener un costo financiero total (CFT) cercano al 90
por ciento, tres de cada 10 entrevistados que usan plásticos » no
están pagando el total de sus gastos mensuales » financiados.
La inflación y los salarios desactualizados son los temas
económicos que más preocupan.
Ante este escenario, Sosa destacó que los argentinos se encuentran
«con la tijera en la mano» para hacer un recorte de gastos. La clave
es evitar las compras compulsivas, economizar con descuentos y
promociones. La dificultad para obtener la casa propia redirigió la
inversión hacia la renovación del auto, pero tras la devaluación y el
impuesto a los automóviles de lujo, dejó de ser un refugio para la
inversión .
La clase alta escucha ofertas, la clase media intenta controlar más
su consumo y con el ojo puesto en el precio, los niveles
socioeconómicos bajos caminan más y están dispuestos a resignar
marcas que están acostumbrados a comprar.
Pero más allá de la inflación y los salarios desactualizados, el
impuesto a las Ganancias sobre los asalariados muestra un peso
histórico en 2013, de acuerdo a un informe de IERAL Fundación
Mediterránea. Para un trabajador con salario bruto de $16.000
mensuales ($13.280 en mano), el gravamen se llevará el 6% de su
sueldo bruto en el último año, cuando el máximo anterior fue del
2,5% en 2005.
«Un asalariado con ingresos brutos de $20.000 mensuales aportará
al Estado un 9,5% de su salario, cuando no fue alcanzado en 2013 y
aportó un 5,6% en 2012», continuó, y agregó: «Su pago del impuesto
había alcanzado el 0,5% de su ingreso bruto en 1999».
El Gobierno discutirá esta semana con Antonio Caló, de la CGT
oficialista, el aumento del mínimo no imponible de Ganancias tras
las paritarias, pero en el contexto inflacionario no resulta suficiente.
Para IERAL, el problema se da especialmente en que «los montos
para definir las escalas de alícuotas no se modificaron en más de
dos décadas «. Con todo, un trabajador soltero con un ingreso de
$16.000 brutos -que en 1998 no era alcanzado por el impuesto-
habrá destinado este año 21 jornadas laborales para pagar
Ganancias .

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