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En su peor semana, el Frente Amplio UNEN mostró fisuras que ponen en jaque su armado

UNEN   Desde su origen, el nombre de Mauricio Macri marcó a fuego el armado que ensayaron hace un año media docena de partidos para confluir en el Frente Amplio UNEN. Se especuló incluso con su posible presencia en el acto de lanzamiento, pero al final no sucedió. Por conveniencia un eventual acuerdo con el líder del PRO salió de la agenda del espacio. Pero la tregua duró poco. Ahora, también por conveniencia y acaso necesidad, resurgió. Y explotó.

El conflicto lo detonó el desplante de Elisa Carrió a Pino Solanas. Enfurecida por el límite que quiso marcar quien fuera su compañero de fórmula en las últimas elecciones, se paró en medio de su discurso y abandonó el recinto. La reacción no sólo aguó lo que se suponía era la fiesta del frente para celebrar su aniversario, sino que dejó al descubierto grietas que calan hasta lo más hondo del tejido electoral.

El cimbronazo obligó a todos a adoptar posiciones y enseguida afloraron las diferencias. Aunque previsibles, las asperezas no se limitaron a dividir aguas entre los extremos; las hubo, por ejemplo, a nivel interno en la UCR. La cohesión que intentaron mostrar en los últimos meses reveló su costado más frágil y la arquitectura de cara a 2015 tambalea.

En crisis

Pese a los intentos por bajar el tono del episodio, si algo quedó claro es que el senador de Proyecto Sur quedó en off side. Con distintos grados de compromiso, todos los líderes del frente condenaron de algún modo la actitud de Carrió, pero fue magro el apoyo que cosechó la postura intransigente de Solanas. El respaldo surgió de Libres del Sur y, más tímido, del socialismo de Hermes Binner. Hasta ahí llegó.

Pocos podrán acusar al cineasta por traicionar sus orígenes; no hizo más que sostener lo que pregonaba desde el principio contra Macri (también lo que otros hicieron y ahora pretenden olvidar). Sí en cambio es posible decir que pecó de inocente. Ocurre que ya no es sólo la líder de la Coalición Cívica la que aboga por sumar al PRO a la pelea.

Afecto a esa idea desde hace tiempo, el titular de la UCR, Ernesto Sanz, advirtió que hay numerosos dirigentes del interior que esperan el visto bueno para empezar a sellar pactos que robustezcan sus posibilidades en las provincias. De hecho, muchos radicales se ilusionan con que el rédito que daría un acuerdo con el macrismo terminará por favorecer al partido de Yrigoyen.

«En el PRO no hay nada más que Macri», repiten los armadores. Con esa tesis sostienen que aun cuando el jefe de Gobierno juegue una interna y haga valer su popularidad, el poder real de un frente recaerá sobre otros. Sobre ellos.

El aval de Sanz a Carrió escondió, no obstante, otra maniobra. Cuando habló de la necesidad de los aspirantes a gobernadores de buscar alternativas, no incluyó sólo al PRO sino que amplió el espectro al Frente Renovador. Fue una apuesta para el eslogan que repite «Lilita» de aunar esfuerzos para enfrentar al PJ. Ella no duda en ubicar a Sergio Massa como el peronismo a vencer. Y entonces deberá analizar cómo maquilla sus propios límites morales cuando todavía disfruta del bálsamo que le dio la victoria sobre Pino una situación muy similar.

El ganador

Si no fuera porque reconoce que no lee los diarios por la mañana, uno podría imaginarse a un Macri rozagante cada mañana viendo su nombre en titulares gracias a otros opositores. Publicidad gratuita en boca de sus potenciales rivales. Ni a Durán Barba se le pudo haber ocurrido algo mejor.

El jefe del PRO lo entendió rápido y sacó provecho. Se mantuvo al margen todo lo que pudo y cuando no aguantó más respondió con diplomacia y guiños a la fracción de FAUnen que promueve una alianza.

A la inesperada brisa de campaña que le generó el conflicto, reaccionó con una estrategia que le valdrá la simpatía de muchos y le permite no tener que dar definiciones que hoy recaen sobre otros. Sabe que es inevitable que sigan hablando de él. Y eso no hace más que subirle el precio.

Quizás pensando en contrarrestar el beneficio que obtuvo el ex presidente de Boca, Sanz intentó ayer poner una barrera. Afirmó que él no «se resigna a que el espacio sea segundo de nadie». Así, quien sonaba como un plausible compañero de fórmula de Macri en caso de que se concretara el acercamiento, le marcó la cancha al funcionario, quien no parece tener otro horizonte que el de encabezar una boleta.

El desafío

«No se rompe», contestaron una y otra vez los principales voceros del espacio esta semana. Este domingo habrá oportunidad para que varios de ellos sanen la herida cuando se encuentren en Mendoza Allí confluirán Sanz, Carrió y el también presidenciables Julio Cobos. Estaba previsto que también lo haga Solanas, pero al final se bajó del viaje.

En medio de la polémica, Cobos jugó su ficha esta semana y apuró a Sanz para que convoque a una convención del partido para analizar la política de alianzas. A la maniobra para presionar a Sanz a una definición se sumó otro peso pesado de la fuerza: Ricardo Alfonsín. Ni el bonaerense ni el mendocino aprueban un arreglo con Macri, que marginaría su poder. Aunque pueda dilatarlo, el titular de la UCR se verá obligado a someter la cuestión a consideración.

LA PEOR SEMANA DEL FRENTE TUVO CONSECUENCIAS SEVERAS

La peor semana del frente tuvo consecuencias severas en cuanto a voluntades respecta. Es que mientras que los popes del partido cruzaban dardos sufrían una sangría silenciosa.

En las últimas semanas el massismo avanzó con un teje de alianzas con candidatos radicales que pelearán por la gobernación en al menos siete provincias. Hay conversaciones con José Manuel Cano (Tucumán), Eduardo Costa (Santa Cruz), Julio Martínez (La Rioja), Federico Sciurano(Tierra del Fuego), Ricardo Buryaile (Formosa) y Horacio Pechi Quiroga (Neuquén). Y ayer se conoció que también el jujeño Gerardo Morales mantiene un diálogo fluido con el ex intendente de Tigre.

El dato insospechado se concretó ayer y con seguridad habrá caído como una cortina de agua gélida en los hombres de Carrió: se trata de la salida de media porción de la Coalición Cívica bonaerense a las filas del massismo. Walter Martello, quien supo ser hasta días atrás un exponente fiel de la diputada en la Provincia, se cruzó la vereda y se llevó a unos 60 dirigentes.

Si Macri resultó un vencedor involuntario de las dificultades de FAUnen, Massa supo sacar su tajada en su momento mal vulnerable. Los perdedores tendrán poco tiempo para aprender la lección.

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