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Riesgo bélico: Después de Chevron, los "anexos reservados" para la estación espacial china

 estacion   En muchos sectores políticos causa preocupación el acuerdo firmado por el gobierno de Cristina Fernández con China, para instalar en el sur un área espacial con seguimiento misilístico.

Resulta que el Senado nacional trata por estos días la aprobación de un acuerdo entre Argentina y China, para que se instale en un predio de 200 hectáreas en el paraje Bajada del Agrio, en la provincia de Neuquén, una estación de exploración lunar que estará controlada totalmente por el país asiático.

El secretario de Inteligencia durante la presidencia de Eduardo Duhalde, Miguel Ángel Toma, aseguró en ‘Radio 2’ que este proyecto le significará a Argentina «canjear soberanía».

El diario ‘La Nación’ asegura este lunes que mientras el Congreso debate el tema, excavadoras y cientos de obreros trabajan rápidamente en la construcción de esa planta que forma parte de uno de los más acariciados sueños de Pekín en territorio argentino.

El ex diputado nacional afirmó que «el hecho de que haya tomado estado público es muy bueno».

Toma dijo que «esto es la consecuencia de los 11 mil millones pedidos a China para financiar obra pública y el intercambio comercial; se está intercambiando soberanía por un miserable puñado de dólares».

El ex diputado fundamentó sus palabras sobre «el intercambio de soberanía» diciendo que «el personal de esa estación va a ser chino, va a estar custodiado por Gendarmería y el ingreso a la estación estará vedado».

«Este gobierno tiene como costumbre tirar la piedra y esconder la mano, ya lo vimos con Chevron. La letra chica siempre queda oculta tanto para el Congreso como para la opinión pública», opinó Toma.

El ex funcionario duhaldista manifestó que «este tema afecta de manera central en el continente» y consideró que «la instalación de una base dual de China, como tiene un componente de seguimiento misilístico, puede tener cuestiones de naturaleza bélica».

El ex legislador justicialista remarcó que «esto puede poner en situación de conflicto bélico a nuestro país, estamos trasladando un potencial bélico a nuestro país a futuro».

POR ENCIMA DEL AVAL PARLAMENTARIO

Los «anexos reservados» que contienen la letra chica para el desarrollo final de la estación espacial que se firmaron con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) están bajo siete llaves: sólo se dio a conocer una parte del texto del acuerdo marco para su aprobación en el Congreso.

Legisladores de la oposición y, en reserva, oficiales de las Fuerzas Armadas se mostraron preocupados por una cuestión sensible: la posibilidad de que la estación espacial china, instalada en un predio de 200 hectáreas, en el futuro inmediato sea usada por Pekín con fines militares.

Hay más dudas que encierra el acuerdo que aprobó la mayoría kirchnerista en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y que se tratará en el recinto pasado mañana.

Según los ocho artículos del acuerdo marco, se prevé una exención impositiva total para los chinos por los 50 años que durará la concesión de tierras; la Argentina «no interrumpirá las actividades normales» que se realicen en la estación espacial; los empleados de China que trabajen en Neuquén se regirán bajo la legislación de Pekín y el gobierno chino «mantendrá indemne a la Argentina de toda obligación que surgiere de reclamos de cualquier naturaleza».

Según ‘La Nación’, el secretario de Gestión Pública de Neuquén, Rodolfo Laffitte, los obreros que trabajan en Neuquén bajo el auspicio del gobernador Jorge Sapag esperan terminar la estación e instalar la antena espacial en febrero de 2015.

Mientras la obra avanza, la pregunta es: ¿para qué se necesitará de un aval del Congreso?

En el Gobierno responden que las obras en marcha forman parte de la autarquía que tiene Neuquén para firmar acuerdos con otros países y que el trabajo actual sólo forma parte de la «construcción civil» de la planta. El equipamiento espacial llegará luego, con los empleados chinos.

La Comisión Nacional de Actividad Espacial (Conae) y la Agencia Nacional China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC) trabajarán en conjunto en Neuquén una vez que se instale la estación espacial. Pero, según establece el acuerdo, la Argentina sólo podrá utilizar 10% de tiempo del trabajo de la estación, es decir, «2 horas 40 minutos por día para actividades científicas y tecnológicas». Laffitte aclaró que el momento de empleo de este tiempo dependerá del uso de la estación y los vuelos que tenga China al espacio profundo.

Fuentes calificadas de las Fuerzas Armadas dijeron al matutino mencionado que hay mucha preocupación por el eventual uso militar de la estación china en territorio argentino y no descartan que desde las antenas que se instalarán en Neuquén puedan realizarse tareas de seguimiento de misiles. En el Ministerio de Defensa explicaron que nunca fueron consultados por este proyecto con China.

La Conae descartó tajantemente la posibilidad de un uso militar de la estación espacial. El secretario general de la Conae, Félix Menicocci, se presentó el miércoles pasado en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado para explicar los alcances del acuerdo firmado entre los dos países. Allí negó que vaya a estar implicado personal militar chino en el proyecto. Algo similar dijeron fuentes de la embajada de China en Buenos Aires.

   Para el especialista en temas internacionales Felipe de la Balze, «la estación satelital en Neuquén, en particular la mencionada red de telemetría, seguimiento y control, es una tecnología de uso dual civil y militar. Tiene además de sus usos civiles, usos militares de enorme relevancia y que podrían implicar a nuestro país en un futuro conflicto militar entre USA y China».

El senador Fernando «Pino» Solanas (UNEN), que integra la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, al igual que los radicales Juan Carlos Marino y Ángel Rozas y el socialista Rubén Giustiniani mostraron duros reparos al acuerdo.

«El acuerdo no especifica si el personal que empleará China será militar o no. Pero en caso de ser militares, el ingreso al país debe estar sujeto al régimen especial de la ley 25.880 de ingreso de tropas», dijo Solanas.

El legislador de UNEN evaluó que la tecnología utilizada es «sensible y de uso dual, civil/militar, ya que China tiene integrados estos programas y se utiliza también para el tracking (seguimiento) de la actividad aeroespacial y misilística».

Además, Solanas dijo que están comprobados los lazos de CLTC con los organismos militares chinos, con el Centro Nacional de Control y Seguimiento Misilístico del Espacio y, lo más destacado, el CLTC depende específicamente del Departamento General de Armamento y de la Comisión Central Militar del Ejército Popular de Liberación de China.

También se supo que el director de la CLTC sería a la vez jefe militar del Departamento de Armamento General del Ejército chino.

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