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"La Argentina K es invadida por la corrupción y la delincuencia organizada transnacional"

 

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«(…) A medida que los escándalos se acumulen alrededor de la Presidenta y su camarilla en el poder, su popularidad y su capacidad de gobernar son severamente obstaculizadas. Hasta ahora, la Presidenta ha podido mantener una delgada barrera entre su persona y los funcionarios de confianza y otras personas cercanas objetos de las acusaciones y las investigaciones que van incrementado. (…)»

     Douglas Farah, investigador senior delInternational Assessment and Strategy Center, de Washington DC, especializado en enfoques de mediano y largo plazo que impactan en la política de seguridad de USA, sus intereses principales y alianzas, ya es conocido por la opinión pública argentina, ya que realizó varios reportes acerca de la Administración Kirchner, que provocaron un gran enojo entre los integrantes del Frente para la Victoria.

El IASC lo preside el consultor en contraterrorismo de agencias federales estadounidenses,Thor Ronay; y lo secunda el especialista en Asia, Arthur Waldron.
Farah, con estudios en la Universidad de Kansas, se incorporó en 1980 a la por entonces agencia de noticias United Press International (UPI), y luego de una especialización académica en Latinoamérica, fue enviado a El Salvador, a cubrir la guerra civil. En 1987, cuando dejó la UPI, fue colaborador de The Washington Post, The Boston Globe y US News & World Report.
Más tarde él fue responsable de la oficina del Post en América Central y el Caribe, hasta que el matutino de la capital federal estadounidense lo destinó a la cobertura de la «guerra de la cocaína» en Colombia, Haití y Cuba (estos 2 países insulares eran plataformas utilizadas por los cárteles de Medellín y Cali).
También para el Post cubrió el jaque del crimen organizado al Estado ruso, la expansión de los cárteles de la droga en México y la expansión de Al Qaeda en África.
En 2004 escribió Blood from Stones: The Secret Financial Network of Terror (Sangre y Piedras: La financiación secreta de la red del terror), y en 2007,  Merchant of Death: Viktor Bout and the New World Order (Mercader de la Muerte: Viktor Bout y el Nuevo Orden Mundial). Por entonces ya estaba en el Strategy Center.
¿Por qué se ofrecen estos datos biográficos? Porque es importante saber que si él denuncia que hay un Estado narcolavador, tiene antecedentes que le dan autoridad para opinar al respecto.
Su reporte sobre la Argentina es muy duro. Aquí van fragmentos de la 1ra. parte de este trabajo elevado a una comisión del Senado estadounidense:
«El presente documento es el 4to. en una serie de informes y actualizaciones de IASC(International Assesment and Strategy Center) sobre la situación cada vez más deteriorada en la Argentina, parte de un análisis más amplio sobre la corrupción y el crimen organizado transnacional en Latinoamérica. Incluye estudios extensos sobre Bolivia, Ecuador, y la naturaleza criminalizada de la Alianza Bolivariana.
(…) El presente documento es una actualización sobre el tráfico de drogas y la corrupción en el gobierno de Fernández de Kirchner, que enfoca la investigación de químicos precursores que han llevado a la presentación cargos judiciales en contra de algunos de los socios más cercanos de la Presidenta. También abarca la creciente hostilidad de la Presidenta hacia los Estados Unidos.
En los 18 meses desde que comenzamos esta serie de publicaciones, la situación ha deteriorado significativamente, debido a las políticas económicas y sociales que evolucionaron durante ese periodo. Lo que ha contribuido a la profundización del sentido de crisis es la falta de liderazgo por la Presidenta y el creciente número de escándalos relacionados a las drogas.
(…) En la mayoría de los países que desean ser percibidos como adheridos al Estado de Derecho, las leyes en contra del financiamiento de actividades terroristas están enfocadas en prevenir que los enemigos del Estado realicen ataques. Se espera que el zar de la droga del país luche en contra del narcotráfico. Y se espera que el Presidente apoye las investigaciones criminales por el Poder Judicial en vez de obstruir la Justicia y castigar a los investigadores.
En la Argentina, no es así. La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, desesperada por conseguir legitimidad internacional mientras que su país se desliza hacia la mora y el aislamiento financiero, a la vez que los escándalos sobre las drogas van incrementando, ha convertido a su nación a la más novedosa telenovela Latinoamericana y ha puesto de cabeza el concepto del Estado de Derecho.
Dada su larga historia de hacer caso omiso al Estado de Derecho, de amordazar a los medios de comunicación independientes, de involucrarse en políticas económicas utópicas pero destructivas, las acciones de la Presidenta ya no sorprenden a la mayoría de argentinos.La economía, con la decaída de las reservas extranjeras y la inflación que se acerca al 40%, es ahora la peor en Latinoamérica después de Venezuela.
Mientras que la Argentina se convierte en un centro internacional de distribución de cocaína cada vez mayor, la proliferación de casos entrelazados de narcotráfico y lavado de activos que implican directamente a miembros de su círculo íntimo de amigotes financieros y empresariales ya presentan un reto significativo de seguridad para la región y para los Estados Unidos. Los escándalos se acercan cada vez más a su persona y habiendo engullido ya a su vicepresidente.
En vez de lidiar con los asuntos subyacentes que afectan al país, Fernández de Kirchner recientemente anunció el establecimiento de la nueva “Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional”. Dijo que la oficina, que sería dirigida por Ricardo Forster, uno de sus más fieles aliados intelectuales, que el objetivo sería de “diseñar, coordinar e instrumentar una usina de pensamiento nacional.”
Aunque el anuncio fue recibido con amplia ridiculización y comparaciones con Joseph Gobbels y el Ministerio de Propaganda Nazi, es ahora una realidad.
Luego la asediada Presidenta anunció que el primer juicio por financiamiento al terrorismo iniciado por su gobierno sería en contra de una subsidiaria de la imprenta RR Donnelley, basada en los Estados Unidos, por atreverse a declararse en bancarrota. Dijo que la presentación de la causa de bancarrota constituía un acto destinado a aterrorizar a la población, orquestado por los Estados Unidos para debilitar a la frágil economía argentina.
Al mismo tiempo, se ha presentado un escrito de acusación formal en contra del funcionario que por muchos años encabezara la oficina nacional antinarcóticos y tres de sus más altos subalternos, todos cercanos a la Presidenta y su familia de mucho tiempo; la denuncia es por haber permitido una inundación de precursores químicos –mayormente efedrina para la elaboración de metanfetaminas– al país para ser vendidos a los carteles mexicanos de  narcotráfico. (…)
(…) Conclusiones
Es poco probable que la situación en la Argentina mejore en un futuro próximo mientras los tejidos sociales de un país que en su momento fue próspero son destruidos por políticas económicas ineptas, el progresivo autoritarismo, la corrupción, y la llave al cuello cada vez más fuerte de la delincuencia organizada transnacional.
A medida que los escándalos se acumulen alrededor de la Presidenta y su camarilla en el poder, su popularidad y su capacidad de gobernar son severamente obstaculizadas.
Hasta ahora, la Presidenta ha podido mantener una delgada barrera entre su persona y los funcionarios de confianza y otras personas cercanas objetos de las acusaciones y las investigaciones que van incrementado.
Aunque su dominio del Poder Judicial no es completo, ha demostrado una gran capacidad de utilizar al poderoso aparato del Estado para evadir una amplia gama de situaciones en el pasado y en el presente que probablemente hubieran derrumbado a funcionarios menos descarados.
Al ver que se dispara la violencia generada por el narcotráfico y que de rutina se echan a un lado los acuerdos internacionales, los inversionistas extranjeros encuentran un clima mucho menos hospitalario de lo que fue apenas unos años atrás, y la mayoría están reacios a invertir hasta que Argentina esté en regla en cuanto a su deuda externa y otras obligaciones internacionales.
La inflación probablemente llegue a 40% este año. En el mercado negro, un dólar (llamado el “dólar blue” en Argentina) compra casi 13 pesos, mientras que el cambio oficial es de aproximadamente 8.5, y las reservas extranjeras continúan bajando.
El Presidente Putin, de Rusia, a pesar del afecto recién descubierto por el Hemisferio Occidental, tiene poco que ofrecer en cuanto a ayuda económica significativa se refiere.  La Argentina ha visto la decaída en producción de carne de res y otras exportaciones claves a raíz de las políticas económicas de Fernández de Kirchner.
La China está ofreciendo la explotación de productos petroleros y otros recursos naturales, pero probablemente no tendría un impacto inmediato si acaso se hiciera realidad. 
Aunque es posible que Fernández de Kirchner sobreviva a su mandato como Presidenta, no está claro qué tan bien lo harán la economía, la democracia, y el prestigio de la Argentina.»

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