El expresidente español Felipe González asegura que la situación económica y social en Venezuela «es muy dramática»
Pregunta. ¿Qué opina de la falta de reacción de los líderes democráticos latinoamericanos ante la deriva venezolana?
Respuesta. Me produce preocupación. Los que ya somos viejos hemos vivido una etapa interesantísima en la que el impulso fundamental de América Latina, que compartía con nosotros, era la recuperación de las libertades. Y ese impulso comprometía a mucha gente. Ahora, cuando en América Latina el ejercicio del derecho de voto está prácticamente generalizado, con la excepción de Cuba, la preocupación por defender el funcionamiento de la democracia, que además del voto supone otras cosas más, no sé por qué ha descendido, y es preocupante. Tal y como están las cosas, yo preferiría que hubiese un diálogo serio en Venezuela, porque la situación social y económica es muy dramática para la gente.
P. Con un país tan polarizado, ¿cómo se podrían aproximar Gobierno y oposición?
R. Lo veo muy, muy difícil, pero no imposible. Si de pronto, en un ataque extemporáneo de preocupación por la sociedad venezolana, pensaran que lo que hay que hacer es enfrentar la crisis socioeconómica y la crisis de seguridad física, y se pusieran por delante esos intereses, se superarían algunas de las fracturas que lo hacen difícil dentro del oficialismo y la oposición. El país tiene, solo la Administración central, un 15% de déficit sobre el PIB. El tipo de cambio oficial es 6,5 bolívares por cada dólar. En la calle eso se transforma en 180 bolívares por cada dólar. El que tuviera, lo digo como hipótesis, un dólar por 6,5 bolívares, el mejor negocio que podría hacer no sería comprar alimentos, sino cambiarlo al día siguiente ganando un 1.250% en un día. Eso lo saben los dirigentes del régimen, no todos, y lo saben algunos de los que acaban de salir en el último ajuste que se ha hecho. Y probablemente han salido porque lo saben.
A mí no me gusta el régimen pero es mucho más operativo que se cumplan las reglas de juego del régimen porque eso abre un espacio de diálogo. Y parte del diálogo es que no se puede detener a los representantes políticos. El presidente Maduro dice que allí no hay presos políticos sino políticos presos; yo diría que hay políticos presos por ser políticos.
P. ¿Ayudaría una mediación internacional? Unasur acaba de fracasar.
R. Se ha intentado todo. Lo intentó la OEA en la etapa de César Gaviria. Durante la primera crisis, en 2002, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, me ofreció ser su representante personal. Le dije que no le podía decir que no, ahora lo puedo contar, pero que estaba seguro de que el presidente Hugo Chávez no me iba a aceptar. Y le expliqué: le va a decir que soy amigo de Carlos Andrés Pérez, por muy en desacuerdo que haya estado con él, y es verdad que tengo simpatía por la oposición y al mismo un gran espíritu crítico porque no se ponen de acuerdo. Y luego va a decir que España tuvo algo que ver en el intento de vodevil que montaron en aquel momento. Y si le dice eso, quiero que le diga que yo nunca he estado en favor de golpes de Estado, ni siquiera cuando los dio él. Y, efectivamente, no me aceptó.
P. ¿Si le pidieran participar ahora en una mediación, lo aceptaría?
R. Yo nunca le diría que no a Venezuela. No sería capaz. Mis vínculos afectivos con ese país son lo suficientemente fuertes, incluso en un estado de ánimo no positivo, para no decir nunca que no.
P. Este domingo hay protestas en Brasil. El gigante de desliza por la crisis con el telón de fondo de la corrupción.
R. Brasil necesita unas medidas muy rápidas de ajuste. Necesita que el Ejecutivo actúe y que el Legislativo funcione. El gran problema que veo es que el Ejecutivo se paralice por lo que está pasando a la hora de tomar las medidas de ajuste, que se notarían en un año o dos porque la potencialidad de Brasil es enorme. Por primera vez están en una inflación amenazante, están perdiendo algunos de los equilibrios macroeconómicos, y hay bastante temor en la actividad económico-empresarial.
P. ¿Cómo ve la situación de Grecia? ¿Tiene que salir de Europa?
R. Lo peor de la situación es que ahora todo el mundo, como esto es un problema de los mercados, da por hecho que una posible salida del euro de Grecia no tendría los efectos que podría tener cuando se planteó al principio. Me parece una solemne tontería. Tendría la misma importancia que hubiera tenido hace cinco años cuando a Papandreu hijo se le ocurrió contar de verdad las cuentas de Grecia dentro de un consejo europeo. Primer acto de la tragedia griega. Syriza se equivocó al principio en el enfoque porque lo que estamos padeciendo hoy todavía es una deflación de demanda. Ellos arremetieron diciendo que había que reestructurar la deuda. Los griegos financian su deuda en unas condiciones infinitamente mejores que España o Italia. El fondo de rescate tiene vencimiento en 2054, y los tipos de interés son los propios de una operación de rescate. Yo quiero que Grecia tenga éxito, y para ello tienen que tener un enfoque claro de cuál es el desafío y cuáles son los problemas de Europa.