El responsable francés de la investigación judicial por la tragedia dijo que el tripulante, un ciudadano alemán, hizo descender la aeronave «con voluntad de destruirla»; «Nada nos permite decir que se trate de un atentado terrorista», precisó
RÍS.- Según los investigadores de la tragedia del Airbus A230 de Germanwings del martes último, el copiloto del avión rechazó abrir la puerta de la cabina al comandante y accionó el descenso del avión «con voluntad de destruir el avión» por razones que se desconocen, dijo hoy el fiscal de Marsella, Brice Robin.
«En estos momentos, 48 horas después del accidente (…) la interpretación más plausible es que el copiloto, mediante una acción voluntaria, cerró la puerta de la cabina, se negó a abrirla ante la llamada del comandante de vuelo y accionó el botón que ordenaba la pérdida de altitud», explicó Brice Robin, abogado responsable de las investigaciones. El piloto había salido para ir al baño en ese momento.
La fiscalía identificó al copiloto como Andreas Lubitz, un ciudadano alemán de 28 años, quien trabajaba en Germanwings hacía un año y medio y tenía 630 horas de vuelo de experiencia.
Pese a que en los primeros 20 minutos el copiloto mantuvo una conversación «normal y cortés» con el comandante, después se escucha al comandante preparar el informe de aterrizaje en Düsseldorf, al que el copiloto responde de forma «lacónica».
Poco después de quedarse solo, el copiloto accionó el conocido como «fly monitory sistem», el sistema de control de vuelo, para iniciar el descenso del aparato. «La acción de descenso de actitud sólo puede ser voluntaria», insistió el investigador de la fiscalía francesa.
Al percatarse de lo ocurrido, el comandante de vuelo acudió a la cabina, llamó a la puerta para entrar y se identificó, pero no hubo respuesta. «El copiloto no respondió y no abrió la puerta», explicó Robin.
En la grabación de la caja negra recuperada «se oyen golpes violentos como para intentar echar abajo la puerta, que es blindada, según las normas internacionales».
«Se oye respiración humana en la cabina hasta el impacto final del avión»
A partir de ese momento, «se oye un ruido de respiración humana en la cabina que dura hasta el impacto final del avión», añadió el investigador. De ahí se deduce que «en el momento del impacto el copiloto estaba vivo», explicaron los investigadores.
Además, según Robin, no se emitió ninguna señal de emergencia, ningún «mayday» a la torre de control de Marsella.
Ésta intentó contactar con el aparato pero no hubo respuesta por parte del copiloto. «La torre de control también pidió a otros aviones que intentasen contactar con el Airbus accidentado pero tampoco se obtuvo respuesta».
La fiscalía dijo además que «las víctimas no se pudieron dar cuenta de lo que ocurría hasta el último tramo», algo que se puede entender porque «los gritos empiezan en el ultimo momento».
«DESTRUIR EL AVIÓN»
«Creemos que el copiloto quiso voluntariamente destruir el avión», afirmó Robin, en una conferencia de prensa. Según los investigadores, la hipótesis más probable del accidente fue una acción intencionada del copiloto.
«Nada nos permite decir que se trate de un atentado terrorista sino de un accionar de una persona», afirmó Robin, en ese sentido, y agregó que Lubitz no estaba clasificado como terrorista.
Respecto de la teoría del suicidio, el investigador dijo: «Cuando uno se suicida, uno se suicida solo. Llevando a 150 personas atrás, no lo calificaría de suicidio».
Ayer, el diario The New York Times dio cuenta del giro en la investigación al informar que uno de los pilotos del avión salió de la cabina y no pudo volver a entrar. El piloto insistió, sin siquiera recibir respuesta, hasta que, en un momento dado, intentó derribar la puerta, según se escucha en el audio de una de las cajas negras.
La Oficina de Investigaciones y Análisis de Francia (BEA), a cargo de la investigación, había anunciado antes que el archivo de audio recuperado de una de las cajas negras del avión era «utilizable» y que contiene las conversaciones y ruidos en la cabina en los últimos minutos del vuelo.
Agencias EFE, DPA y AP