«Escuchame Mauricio, me imagino que no me vas a dar la misma sopa fría de la última vez», soltó Hugo Moyano arrancando carcajadas en la mesa y una sonrisa en el anfitrión. Más de una hora de reunión con tono distendido, incluida una charla previa a solas de algo más de diez minutos, sirvió para ratificar el buen momento de la relación entre el presidente electo Mauricio Macri y el líder de la CGT opositora, Hugo Moyano, el primer secretario general de una organización gremial que es recibido por el ganador de las elecciones.
El impuesto a las ganancias, la inflación, el transporte, los puertos, fueron algunos de los temas tratados en algo menos de dos horas de charla. Pero lo fundamental, al menos para Macri, fue el de haber reafirmado las bases de un «acuerdo social» con Moyano, que incluya un período de tranquilidad sin protestas ni reclamos desmedidos por parte del camionero y los gremios que le responden.
El silencio de Macri y sus referentes al terminar la reunión contrastó con la locuacidad con la que Moyano habló con la prensa en la puerta del flamante edificio gubernamental porteño, en Parque Patricios. «Hablamos en forma general. Lo principal son los puestos de trabajo», dijo Moyano al salir de la reunión, y precisó algunas de las medidas que se conversaron mientras disfrutaban de la carne con papas.
En el almuerzo hubo un eje central: la situación laboral «que deja el Gobierno», según interpretó luego el líder cegetista. Hubo coincidencias en que hay que detener urgente la escalada inflacionaria y la charla derivó luego en la necesidad de eliminar o modificar el impuesto a las ganancias. Macri ratificó entonces su intención de hacerlo y de enviar un proyecto de ley al Congreso no bien asuma. «Más allá del proyecto, van a exceptuar de Ganancias al medio aguinaldo», dijo uno de los cuatro sindicalistas que almorzaron ayer con el presidente electo. «Esto se va a resolver la semana que viene con un proyecto de ley», dijo Moyano, que llegó a la reunión acompañado por hombres de confianza que abordan temas clave: Jorge Mancini (recolección de residuos y representantes de los trabajadores del Ceamse), Omar Pérez (transporte) y su yerno Claudio «Chiqui» Tapia, quien además es director del Ceamse y vicepresidente en la AFA. Según fuentes del gobierno electo, el proyecto de Macri contemplaría la suba del mínimo no imponible en un 100% y buscará garantizar su actualización periódica y automática, como ocurre actualmente con las jubilaciones. De avanzar la iniciativa, quedarán exceptuados del pago del tributo los salarios menores a los 30.000 pesos.
A Macri lo acompañaron el futuro ministro de Trabajo, Jorge Triaca; el próximo titular de Transporte, Guillermo Dietrich; el vicejefe de gobierno porteño entrante, Diego Santilli, y el omnipresente futuro jefe de gabinete, Marcos Peña. También se habló sobre la situación del transporte, y allí Pérez sugirió la creación de una ley federal en ese sentido. En relación con los puertos, la intención de Dietrich es agilizar la dinámica de trabajo y el ingreso y salida de barcos. Dietrich se había reunido el martes con Juan Carlos Schmid y Julio González Insfrán. De hecho, ambos dirigentes podrían interferir en las tareas de la futura subsecretaría de Vías Navegables. «Me gusta lo que estoy escuchando», dijo Macri cuando los proyectos eran el centro de la reunión. Otro tema que se abordó fue el de los basurales a cielo abierto y el tratamiento de los residuos. Moyano pidió nacionalizar el modelo del Ceamse, donde Mancini y Tapia tienen el poder.
Futboleros al fin, las elecciones de la AFA también tuvieron lugar en la charla. Moyano, que jugó con Luis Segura, le preguntó a Macri con quién iba a jugar. «No me gusta Segura, pero no me voy a meter», dijo Macri, que prefería en ese organismo al conductor Marcelo Tinelli. Fue el único momento de discordia, y los resquemores quedaron para otra ocasión: Moyano, que no quería a Triaca como ministro de Trabajo, dijo al salir de la reunión que la selección de sus funcionarios «es una facultad del presidente electo».
«Fue una reunión cordial, constructiva, hacia adelante», describió Santilli a LA NACION. «Se conocen mucho, fue una buena reunión», agregó Dietrich. El presidente electo lo despidió a Moyano con una promesa. «Vení a comer un asado a Olivos», le pidió, sin lugar para la sopa fría.
Polémicas declaraciones de Barañao
El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, único ministro del kirchnerismo que permanecerá en su cargo en el gobierno de Mauricio Macri, admitió que fue sólo una estrategia de campaña advertir sobre los perjuicios para el país que traería un triunfo de Cambiemos.
«Lo que se pronostica como desastre a venir fue más que nada una herramienta de campaña electoral, y deja de tener sentido en el momento en que ya hay un gobierno constituido al cual hay que apoyar. Yo mismo he dicho que si ganaba Cambiemos estaban en riesgo la ciencia y la tecnología. Bueno, una vez que eso ya está, hay un nuevo presidente y dice «Bueno, vení», ya está», señaló en una entrevista con el semanario Búsqueda, de Uruguay.
«La tónica de trabajo de esta administración [por Macri] puede ser más conveniente, porque está mucho más orientada a la construcción de equipos y al diálogo periódico. La administración anterior estaba mucho más centralizada en la figura de la Presidenta. Era más vertical, si se quiere. Ahora parece que va a ser más horizontal», dijo Barañao.