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Nadie quiere abrir un restaurante en el Centro Cultural Kirchner

CENTRO CULTURAL KEs quizás una de las mejores postales que deja el final del ciclo político de Cristina Kirchner. Pocos días antes del recambio en la Casa Rosada, el Gobierno quiso adjudicar por los próximos 60 meses -un plazo que supera en un año al período que gobernará al país Mauricio Macri- la concesión de tres restaurantes y dos cafeterías en el Centro Cultural Kirchner (CCK), el altar de la cultura hasta ahora oficialista. Para eso pedía el pago de un canon millonario. Pero ninguna empresa del sector privado se sumó al convite y la licitación fue declarada desierta.
El 31 de agosto, 22 días después de las PASO, el ministro de Planificación, Julio De Vido, ordenó el llamado a licitación para la concesión de «bienes del Estado». La compulsa se lanzó de forma efectiva el 29 de octubre, cuatro días después de la primera vuelta de las elecciones nacionales. Luis Vitullo, director general de Administración de esa cartera, distribuyó la circular de la licitación 10. Los interesados tenían tiempo hasta las 11 horas del 17 de noviembre pasado para presentar sus ofertas. Una hora más tarde, la Unidad Operativa de Contrataciones de la cartera que maneja De Vido dejó constancia en un documento de que no se habían «presentado ofertas para el llamado de referencia». El acto se cerró apenas cinco minutos después, a las 12.05.

Es posible que uno de los motivos por los que los asistentes al CCK no podrán contar con un servicio gastronómico sean los costos de la licitación estipulados por De Vido. El canon de explotación mínimo por un restaurante «cinco tenedores» -uno de los servicios que se iban a instalar- era de $ 13,86 millones. Los primeros 18 meses había que desembolsar $ 150.000 por mes. La cifra se duplicaba para el alquiler de los últimos 24 meses.
En tanto, por los dos restaurantes de «tres tenedores» había que desembolsar $ 6,42 millones. Y por la concesión de las cafeterías, Planificación pedía 2,3 millones de pesos.

La forma de pago también era estricta. Según un documento oficial, el pago del canon debía hacerse por mes calendario vencido el día 10 de cada mes. La mora obligaba al adjudicatario a pagar un interés de 3% mensual y podía llevar a la caducidad del contrato.
El objetivo declarado de la licitación era satisfacer la necesidad de «contar con espacios destinados a restaurantes y cafeterías que combinen las costumbres sociales y los hábitos y requerimientos personales y funcionen como puntos de encuentro, que por sus características y magnitud de concurrencia de espectadores estimada, deben otorgarse en concesión a quien demuestre idoneidad, experiencia y capacidad de prestar un servicio de excelencia en el rubro». Todo eso quedará en manos del próximo gobierno.

fuente LA NACIÓN

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