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La sede del organismo se transformó en un bastión de la militancia kirchnerista

RECALDE-LARROQUE AFSCALo que pasaba dentro del edificio de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) se parecía mucho a lo que acontecía afuera, sobre la calle Suipacha, entre Viamonte y avenida Córdoba. Resistir era la premisa, tanto para el titular del ente, Martín Sabbatella, como para el medio millar de manifestantes de La Cámpora y de Nuevo Encuentro que se juntaron para apoyarlo.
El funcionario se mantuvo ayer en su despacho, por el que pasaron varios de los referentes más importantes del kirchnerismo, para esperar una medida cautelar que frenara el decreto que utilizó el gobierno de Mauricio Macri para intervenir la Afsca y la Aftic (Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones).

La apuesta de Sabbatella era esperar una decisión judicial, que, de ser contraria a sus intereses, respetará, según pudo saber LA NACION de fuentes cercanas al funcionario. «Hay un decreto que para nosotros es absolutamente ilegal, mediante el cual no se está respetando la división de poderes. Hay un avasallamiento y un atropello brutal a la ley. Por lo tanto, ante ese conflicto de poderes, estamos pidiendo que el Poder Judicial lo resuelva», dijo Sabbatella.
«No hay necesidad ni urgencia para modificar la legislación. La única urgencia es la de [Héctor] Magnetto», dijeron a LA NACION desde el entorno del funcionario.

Por el despacho del ex candidato a vicegobernador bonaerense en la fórmula que encabezó Aníbal Fernández pasaron ayer muchos dirigentes del kirchnerismo, entre ellos, el ex ministro de Economía Axel Kicillof.
«Gobierna por decreto y con intervenciones después de haberse llenado la boca todo este tiempo hablando de institucionalidad», criticó a Macri el diputado Kicillof.

El dirigente de La Cámpora Andrés «Cuervo» Larroque, en tanto, se manifestó en el mismo sentido. «Éste es un gobierno electo que elige gobernar de facto», acusó el diputado nacional del Frente para la Victoria (FPV).

Sobre Suipacha abundaban las banderas de La Cámpora, algunas con explícita referencia territorial, como las de Florencio Varela y Avellaneda. Una gran pancarta con el nombre de Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda, se destacaba en el asfalto de la peatonal.

La resistencia de Sabbatella en su oficina, y de los militantes kirchneristas abajo, se completaba con el saludo de integrantes de la Afsca desde los pisos superiores de la sede de Suipacha 765.

Cada tanto llovían volantes desde las alturas. Uno de ellos, con la firma de Presidencia de la Nación, explicaba que la ley de medios «garantiza que todos y todas en todo el país puedan expresarse en libertad». En el reverso, señalaba que «a partir de la ley de medios todo es mejor que antes».

«Hay un gorila suelto en la Rosada», entonaban, acompañados por los bombos, los simpatizantes kirchneristas apostados frente al edificio. «Mauricio Macri, ya vas a ver, con un decreto no nos vas a detener», fue otro de los hits camporistas de la tarde.

Bastión militante

«Vine porque creo que no tenemos que dejar pasar ni una sola. La ley hay que cumplirla, y la Constitución, también», dijo a LA NACION Irene, que llegó al centro porteño desde el barrio de Colegiales para apoyar a Sabbatella. «Es la democratización de la palabra y de la información. La democracia no es ir a votar una vez cada tanto: la democracia se ejerce plenamente cuando hay un pueblo informado y con derechos», opinó la vecina sobre la debatida ley de medios.

Los allegados al dirigente de la agrupación Nuevo Encuentro que estaban junto a él en la Afsca reclamaban que la Justicia definiera con celeridad la cautelar presentada, pero cuando, cerca de las 20, Sabbatella dejó el lugar, todavía no había novedades sobre cómo iba a seguir la jornada.

El edificio, con una gran bandera que rezaba «No a la mordaza audiovisual», era el centro de atención de la militancia. A medida que los presentes se acercaban a las esquinas, se escuchaban duras críticas sobre los primeros días del macrismo. También proliferaban por la calle los vendedores ambulantes que aparecieron decididos a aprovechar la muchedumbre presente.

Las mateadas de varios grupos de jóvenes que esperaban expectantes por lo que pudiera ocurrir en la sede del organismo se mezclaron con los vendedores de latas de cerveza, choripanes, hamburguesas y también los que, por 100 pesos, ofrecían remeras con la estampa de la cara de la ex presidenta Cristina Kirchner y la ya característica leyenda «No fue magia».

 

fuente LA NACIÓN

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