Los primeros días de febrero, Jorge Todesca, el director del Indec, y Graciela Bevacqua, la ahora ex directora técnica, ya no se hablaban, por lo menos en persona. Sí se comunicaban a través de memos que iban y venían por mesa de entrada.
El primero fue del 5 de febrero y está firmado por Todesca. «Me dirijo a usted para reiterarle, una vez más, la urgente necesidad de tener un calendario tentativo, al menos parcial de las publicaciones de los diversos indicadores que produce el instituto», arrancó el director. Criticó luego: «Hay una escasa presencia de la función técnica». El economista cuestionó que Bevacqua no hiciera «un informe de los avances» y que le diera «respuestas verbales poco comprometidas». Luego reclamó de manera «urgente» un informe semanal. «La comunicación con el público es escasa y de muy baja calidad», estimó Todesca, que tras la salida de Bevacqua se quejó de que la técnica hablaba sin su autorización. Luego reclamó que él le había entregado un proyecto de calendario estadístico y que a ella «no le mereció la más mínima atención». El economista cerró: «Considero que su gestión es sumamente deficiente y la exhorto a abocarse a una corrección urgente».
La respuesta de Bevacqua llegó cinco días después. La técnica explicó allí un cronograma de todas su tareas en sus dos meses de gestión y afirmó que ya el 29 de enero había enviado un calendario de difusión «con fechas preliminares».
Rechazó las críticas a su gestión. Indicó que convocó, entrevistó, evaluó y eligió a todos los profesionales y nuevos directores que ingresaron al Indec (más de 20 direcciones), y explicó que reclamó a cada uno de los directores un informe detallado de cada área. «Pese al escaso tiempo transcurrido he mantenido reuniones de trabajo priorizando las áreas productoras de índices más sensibles cuya difusión responden sentido de urgencia (CER, movilidad jubilatoria, IPC, EPH, Cuentas Nacionales, entre otros)», escribió. Bevacqua señaló que le presentó a Todesca cuatro informes de los avances en diferentes fechas durante su gestión.
La ex directora técnica afirmó que trabajó con «seriedad y celeridad», y que sobre todo lo hizo «sin ceder a presiones». Indicó además que no pudieron usar las computadoras del sector del IPC para que se hiciera una auditoría informática del área.
Bevacqua afirmó no «desconocer» la urgencia y propuso en su memo alternativas ante la falta del IPC. «No podemos apoyarnos en estructuras de barro. Consolidar el sistema es complejo, pero es la única forma de hacerlo de verdad y no en apariencias. No se me ha convocado para hacer un maquillaje, sino para borrar el vestigio de las mentiras que emanaron de esta institución. Estoy comprometida a trabajar para lograr el objetivo para el que se me designó sin recurrir a atajos ni a mentiras menos evidentes (…); no voy a elaborar un IPC carente de los mínimos requisitos exigidos técnicamente cualesquiera sean las urgencias políticas. Elaborar un IPC en el término perentorio exigido por usted no sólo perjudicaría irremediablemente la posibilidad de reconstruir un IPC serio, creíble y confiable, sino que afectaría gravemente la credibilidad nacional e internacional de la nueva gestión del Indec.»
fuente LA NACIÓN