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Revisan los acuerdos de la «embajada paralela» en China

La metodología de trabajo era casi la misma que la utilizada con Venezuela. Por razones obvias, algunos de los actores y escenarios variaron. Pero en esencia se detectó una copia con marca registrada: el gobierno de Cristina Kirchner impuso en China un esquema de «embajada paralela» que le permitió eludir a la Cancillería y avanzar en forma directa en negociaciones con Pekín que llevaron adelante los ministros o secretarios de confianza de la ex presidenta.
Este esquema de canales informales o indirectos funcionó por lo menos desde 2010, pero recién ahora se conocieron detalles con la llegada de la administración de Mauricio Macri. Según pudo saber LA NACION,la canciller Susana Malcorra está siguiendo de cerca el tema y dio instrucciones al nuevo embajador en China, Diego Guelar, para que en adelante todos los acuerdos y negociaciones «sean manejados únicamente» por el Ministerio de Relaciones Exteriores, más allá de que se hagan consultas con otras carteras.

«El gobierno anterior se manejó con China en forma paralela a la Cancillería, y el ex embajador [Gustavo Martino] fue superado por varios ministros ante los acuerdos firmados», admitió Guelar a LA NACION.

 

Entre quienes mantenían una relación directa con China estaban los ex ministros de Planificación Julio De Vido; de Economía Axel Kicillof, y de Industria Débora Giorgi. Muchos acuerdos que firmaron estos ex funcionarios kirchneristas serán revisados por China y la Argentina. En algunos casos hubo secretismo y en otros se detectaron irregularidades en la letra chica.

El nuevo embajador dijo que desde que llegó a Pekín, la semana pasada, hizo un reordenamiento de la sede diplomática argentina para unificar todas las dependencias y «evitar intermediarios».
De esta manera, Guelar regresó las consejerías militares y de agricultura a la estructura de la embajada, donde antes estaban aisladas, y dijo que tiene instrucciones de la canciller Malcorra de que «no vuelva a ocurrir jamás otros caso de manejo de embajada paralela».

En el esquema que llevaron adelante los ministros de confianza de Cristina Kirchner se eludía al embajador Martino. Así, los acuerdos y negociaciones pasaban directamente por De Vido, Giorgi o Kicillof, más allá de alguna intervención protocolar del embajador. Al parecer, el canciller Héctor Timerman admitía este mecanismo, que en forma similar se había replicado unos años antes en Venezuela y que fue denunciado por el entonces embajador Eduardo Sadous .

Para sustentar la idea de una embajada que se manejaba por canales ajenos a la diplomacia desde Buenos Aires, el embajador argentino en China hasta 2011, César Mayoral, destacó tajantemente: «El gobierno de Cristina Kirchner quería manejar la relación con China desde los ministerios de Planificación e Industria. Había acuerdos poco transparentes y negociaciones por fuera de mi conocimiento. Pero cuando le hice todos estos planteos a la Presidenta para informarle del manejo irregular, a los pocos días me sacó del puesto y tuve que regresar a Buenos Aires», dijo a LA NACION

Hoy, Mayoral es un embajador retirado de la carrera diplomática que tuvo larga trayectoria en la Cancillería. Fue embajador en la ONU y en Canadá. En 2008 asumió en la embajada de China, pero en 2011 tuvo que irse y en su reemplazo pusieron a Martino, que era cónsul en Chicago. Este embajador estuvo hasta finales del gobierno de Cristina con un muy bajo perfil y no quiso hablar con LA NACION sobre las denuncias.

Martino regresó a Buenos Aires, pero aún no tiene cargo fijo en la Cancillería. De hecho, este diario le envió un mail para que brindara su versión de los hechos y por medio de una tercera persona LA NACION quiso dialogar con él. Pero en ambos casos se negó.

En el caso de la «embajada paralela» en China, Martino cumplió un rol similar al de Sadous. La diferencia es que el ex diplomático denunció las maniobras irregulares en la Justicia y por ello hoy enfrenta una causa.

Actualmente se desconocen detalles de varios de los 79 acuerdos firmados durante la gestión de Cristina Kirchner con China. Tampoco se conoce hasta dónde llegaban las negociaciones que encaraban De Vido, Giorgi y Kicillof. En algunos casos, como el de la estación espacial en Neuquén, hay dos anexos secretos y no se especificó si ese lugar será de uso pacífico o militar. A la vez, en los acuerdos por las represas hidroeléctricas de Santa Cruz, hubo objeciones de Macri por eventuales irregularidades en el contrato en lo que hace al impacto ambiental.

En la Cancillería circula un extenso documento del Grupo de trabajo de China del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), que lidera el embajador Miguel Velloso. Allí se dan detalles técnicos de esta estructura paralela de la embajada argentina en China. En la página 48 de ese informe, al que accedió LA NACION, se destaca que «los acuerdos suscriptos han salido de la esfera de acción, análisis y decisión de la Cancillería y su ejecución estaba atomizada en diversos organismos sin una cabeza visible, aunque todo indica que es la Jefatura de Gabinete la que ha llevado el liderazgo». El documento también sostiene que «la fuerte atomización del lado argentino contrastaba frente a una alta concentración del poder decisorio chino, liderado por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China».

En el último año de Cristina Kirchner se sumó al esquema paralelo de negociaciones con China el Ministerio de Economía. Lo hizo por medio del decreto 741/2015, que efectuó cambios en la estructura de la cartera que manejaba Kicillof y que creó la Subsecretaría de Relaciones Financieras Internacionales.

Si bien Martino y Giorgi no contestaron los requerimientos que hizo LA NACION, el vocero de De Vido, Horacio Mizrahi, aclaró que «los acuerdos que firmaban los ministros con China eran de cooperación y lo hacían con sus pares. En el caso de contratos específicos, quienes firmaban eran los organismos y empresas públicas». En el caso de los proyectos de construcción de represas en Santa Cruz no hubo acuerdos sino un road show que se presentó en un hotel y que, según De Vido, organizó la embajada argentina en China, que invitaba a los interesados. De Vido dijo que «todas las audiencias con autoridades chinas siempre contaron con la presencia del embajador o autoridades de la embajada». No obstante, el vocero de De Vido dijo que para la firma de acuerdos «un ministro era más representativo que un embajador».

Las piezas de un engranaje complejo

Embajadores y ministros involucrados en las negociaciones con China

Gustavo Martino

El ex embajador en China sólo participaba de manera protocolar en los acuerdos que cerraba el kirchnerismo

Cesar Mayoral

Fue embajador en China hasta 2011. Le dijo a Cristina Kirchner que veía irregularidades en el manejo de Giorgi y lo sacaronAfección La gravedad de sus problemas oculares y cuándo se produjeron por primera vez, y si pudieron ser psicosomáticos y haber tenido relación con sus inconvenientes psicológicos

Débora Giorgi

La ex ministra de Industria negociaba de manera directa los acuerdos con China que luego objetó la UIA

Axel Kicillof

El ex ministro de Economía llevó adelante las negociaciones con Pekín por el financiamiento de obras con swaps de China

 

fuente LA NACIÓN

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