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El Gobierno lamentó la vidriera cedida aunque dice que los benefició

El gobierno de Mauricio Macri registró ayer un clima de preocupación y malestar con el juez federal Claudio Bonadio. Temían que la citación a Cristina Kirchner como indagada en la causa del dólar futuro, la más endeble que le toca afrontar, le hubiera dado a la ex presidenta un escenario para recuperar algo de protagonismo político perdido con un discurso ante sus militantes.
Por otra parte, el deficiente operativo de seguridad en Comodoro Py le cedió a La Cámpora, con sus pecheras azules, el control absoluto de quienes ingresaban en la concentración. Ello desató agresiones y bloqueo al ingreso de periodistas que el kirchnerismo considera enemigos. «Le cedieron el control de la calle y de los tribunales a La Cámpora. Bonadio le prestó un servicio inigualable a Cristina», dramatizó ante LA NACION un funcionario tras los incidentes.

Por la noche, regresó la calma en la Casa Rosada. Allí interpretaron que el acto político frente a Comodoro Py terminó siendo «funcional al Gobierno» porque «fue un recordatorio gratuito y oportuno del tono, la actitud patoteril y los personajes como Guillermo Moreno y Aníbal Fernández».
Sobre la seguridad, con más dudas, señalaron que «sabiendo cómo terminó, al final no estuvo tan mal: la preocupación era evitar heridos y eso se logró».

Desde el día anterior, Macri les ordenó a sus ministros no hacer declaraciones sobre las causas judiciales del kirchnerismo. Quiere demostrar que no presionará a los jueces y que éstos pueden y deben investigar tanto a la ex presidenta como al actual mandatario. «Que tomen las resoluciones que deben tomar, nosotros seguimos con nuestra agenda», dijo a LA NACION un funcionario.
Para tomar distancia, Macri viajó a Salta y entregó, junto al gobernador Juan Manuel Urtubey -aliado crítico del PJ- diplomas de enfermeros a estudiantes de la comunidad wichi.

Mientras Cristina Kirchner denunciaba una persecución judicial frente a Comodoro Py, Macri felicitaba a Urtubey por su nuevo noviazgo con la actriz Isabel Macedo. Con esa foto, le envió un mensaje al peronismo no kirchnerista para no afectar la gobernabilidad en el Congreso. «Más allá de nuestras diferencias, vamos a trabajar juntos», señaló Macri.

Cuando terminaba el discurso de la Presidenta, la Casa Rosada difundió la información de que Macri había firmado el contrato para crear el fideicomiso ciego mediante de su patrimonio (ver página 12). Fue otra señal para diferenciarse de Cristina en la transparencia sobre sus bienes.

Luego del mediodía, la Casa Rosada exhibió su mejor noticia: la Cámara de Apelaciones de Nueva York confirmó la orden del juez Thomas Griesa para que la Argentina pueda pagar a los holdouts.

Por la noche, el Presidente recibió a las principales centrales sindicales en Olivos para acordar medidas dirigidas a asegurar la paz social.

Un ministro dijo a LA NACION que «Bonadio es responsable de esta payasada porque la causa por el dólar futuro era la más endeble». El temor es que Cristina Kirchner pueda fortalecer su estrategia de victimización.

Cerca de la diputada Elisa Carrió dijeron que «no confían en Bonadio» y que nunca apostaron a esa causa judicial. Pero recordaron que Cristina tendrá que responder en otras investigaciones. De hecho, ayer el juez federal Sebastián Casanello ordenó el allanamiento de La Rosadita. En el entorno presidencial buscaron cuidar las formas con Bonadio.

En cuanto al operativo de seguridad, los voceros de la ministra Patricia Bullrich aseguraron que la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Policía Metropolitana custodiaban las inmediaciones y el edificio de Comodoro Py y que La Cámpora sólo controló la movilización. Sin embargo, otras fuentes confiaron que la Cámara de Casación, que tiene poder de superintendencia de Comodoro Py, le había pedido a la policía que se retirara del operativo y que Seguridad dio la contraorden cuando se enteró de los incidentes.

 

fuente LA NACIÓN

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