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Las CGT evalúan con Triaca una salida alternativa

En tren de mantener la tregua y evitar que Mauricio Macri pague el eventual costo político de vetar la denominada ley antidespidos, las tres vertientes de la CGT trabajan junto con el Ministerio de Trabajo y un puñado de legisladores en una salida alternativa.
Se trata de un decreto que establezca que ninguna empresa pueda despedir injustificadamente personal sin antes pasar por un arbitraje en la cartera que encabeza Jorge Triaca. De esa hipotética negociación participaría el principal sindicato de la actividad. Se activaría así una suerte de comité de crisis tripartito en el que el ministerio oficiará de mediador, aunque también podría tener la palabra final para definir el curso del conflicto.

Desde el Ministerio de Trabajo y dos dirigentes de peso de la CGT confirmaron a LA NACION que la iniciativa está en proceso. Incluso, el equipo de la Secretaría Legal y Técnica ya estaría al tanto de la ingeniería en caso de tener que apurar un decreto de necesidad de urgencia (DNU).

Después de la masiva demostración de fuerza sindical del viernes pasado, los referentes de la CGT esperan una reacción del Gobierno. Por las conversaciones que mantuvieron con algunos funcionarios, intuyen que el Presidente no aguardará hasta que Diputados convierta en ley el proyecto que suspende por 180 días los despidos e impone la doble indemnización. «Tiene los mecanismos para destrabar el asunto antes, sin necesidad del veto», resumió un sindicalista de uno de los sectores más influyentes dentro de la central.

La propuesta del DNU que reforzaría el rol mediador y dialoguista del Ministerio del Trabajo es una muestra contundente de que las tres vertientes de las CGT están dispuestas a no quitarle por ahora el hombro a un gobierno que recién da sus primeros pasos. Y también es una manera de diferenciarse de sus aliados circunstanciales de las CTA, cuyos jefes, Pablo Micheli y Hugo Yasky, están dispuestos a activar un paro general si es que no se cristaliza la ley antidespidos que impulsó toda la oposición y que ya obtuvo media sanción del Senado

Previsores y estratégicos, los sindicalistas también avanzan en un plan B. Pocos minutos después del acto del viernes, un grupo de diputados nacionales de extracción sindical, todos ellos de fuerzas políticas distintas, cruzaban números y hacían cuentas en el aire de lo que podía ser la votación en la Cámara baja. Se mostraron optimistas de conseguir los votos necesarios siempre y cuando el Frente Renovador (FR) de Sergio Massa no modifique su postura.

«Si le aprobamos la ley, Macri estará bajo presión», interpretó un sindicalista. Lo escuchaban los diputados Omar Plaini (CET), Héctor Daer (FR) y Edgardo Depetri (FPV).

En sus discursos, los cegetistas Hugo Moyano y Antonio Caló evitaron los cruces directos con el Presidente. Las críticas más duras cayeron sobre las medidas económicas y sociales de la gestión. Hubo advertencias, pero se cuidaron siempre de mantener abiertos los puentes con el Gobierno. La alternativa del DNU también va en ese rumbo.

En este ajedrez, el tercer actor es Luis Barrionuevo. Se bajó del acto del 29 por la adhesión a último momento de sectores del PJ y la izquierda. Ahora, se debate si su central, la Azul y Blanca, continuará en el avanzado proceso de reunificación de la CGT. Moyano le cayó muy duro por no haber participado activamente de la movilización y haber agasajado ayer al Presidente en una sede de su gremio por el Día del Trabajador. «Se debe sentir cómodo ahí», lo chicaneó el camionero.

Con su característico juego a dos bandas, Barrionuevo sorprendió y no estuvo en la visita del Presidente a la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos (Uthgra). Adujo un estado gripal. Cedió entonces el papel de anfitrión a su cuñado Dante Camaño, un sindicalista que apoya al macrismo desde la primera hora y que es hermano de Graciela, la principal espada legislativa de Massa.

Con el plantón a Macri, Barrionuevo evitó escenificar un acercamiento con el Presidente, lo que le podría jugar en contra en la lucha de espacios por la futura CGT unificada. Su ausencia también despejó algunas especulaciones sobre su rol de intermediario en un supuesto acuerdo entre el macrismo y el Frente Renovador para neutralizar la incipiente rebelión peronista.

fuente LA NACIÓN

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