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Impulsan el Instituto Patria como un espacio de acción del cristinismo

El cuadro de más de un metro y medio de altura con la imagen del ex presidente Néstor Kirchner era el foco de atención hacia donde apuntaban las cámaras de los celulares. El hall de entrada del Instituto Patria estaba abarrotado de gente haciendo tiempo para poder conseguir un lugar en el salón principal, también colmado. Afuera, sobre Rodríguez Peña 80, había varios metros de cola. No entraba nadie más.
Con una fuerte impronta antimacrista, la entidad fundada por la ex presidenta Cristina Kirchner inició la semana pasada un ciclo de conferencias que tendrán lugar todos los jueves del año, a las que asistirán como expositores figuras de relevancia durante la era kirchnerista.

Con un tono más académico que partidario, el instituto buscará convertirse en el claro reflejo de la línea de pensamiento del cristinismo sobre la actualidad. Menos ruido militante y más profundidad de análisis y debate. «A partir de ahora éste va a ser el lugar donde diremos lo que pensamos», dijeron a LA NACION cerca de un busto de Néstor Kirchner.
La agenda de las conferencias se definirá sobre la marcha, dependiendo de los temas candentes. La charla del jueves, por ejemplo, fue sobre la deuda externa y el pago a los fondos buitre. La de esta semana estará dedicada a política estatal universitaria y se prevé la visita de los rectores de las universidades de Lanús y Arturo Jauretche, Ana Jaramillo y Ernesto Villanueva, respectivamente, y del ex rector de la Universidad de General Sarmiento Eduardo Rinesi. Aún no se definieron los temas siguientes.

La gente que pasadas las 18 ingresó al auditorio mayor, nombrado en honor al ex presidente, esperaba la llegada de los dos invitados del día: el ex titular del Banco Central procesado por la causa de dólar futuro Alejandro Vanoli y el abogado constitucionalista afín al kirchnerismo Eduardo Barcesat. Los dos fueron ovacionados por unas 300 personas, entre las que estaban la ex ministra de Cultura Teresa Parodi, el ex ministro de Salud Daniel Gollán y el ex titular de Radio y Televisión Argentina (RTA) Tristán Bauer.
Las exposiciones fueron breves y contundentes. «Está claro el rumbo de este gobierno, cuyas medidas tienden a favorecer a los sectores económicos concentrados. La gente aprende ese rumbo con carne y sangre», sostuvo Vanoli, quien en una previa charla con la prensa dijo a LA NACION que «no hace falta ser economista» para saber que en el segundo semestre no se reactivará la economía y que «se van a profundizar el desempleo y la pobreza».

Entre aplausos que interrumpían sus dichos, Vanoli afirmó que el acuerdo del gobierno de Mauricio Macri con los fondos buitre fue «nefasto» y «vergonzoso» y vaticinó que si el camino económico emprendido el 10 de diciembre continúa, «el proceso terminará con una crisis cambiaria y corridas bancarias».

Mientras el economista seguía con su encendido discurso comenzó a correr entre la gente el rumor de que Cristina Kirchner había enviado un mensaje por la inauguración del ciclo, pero las versiones se esfumaron rápidamente. Sin embargo, la intriga llevó a preguntarse sobre una nueva visita de la ex presidenta al lugar. Su oficina a metros del salón Eva Perón, en el primer piso del instituto, está igual que como lo dejó ella la última vez. Lo mismo con el despacho de su secretario personal.

En su intervención, mucho más técnica, Barcesat aprovechó para alertar por las posibles demandas de los holdouts que habían aceptado la reestructuración, lo que podría dejar a la Argentina con una deuda superior a US$ 400.000 millones. También llamó «cacatúas» a los funcionarios del Gobierno, calificó a Estados Unidos como el «amo» y sugirió que los que apoyaron los acuerdos con los buitres son «traidores a la patria».

Al aplauso que siguió al final de la intervención del abogado le siguió una ovación cuando el moderador del panel, Federico Bernal, pidió alzar las manos a quien quisiera dedicar el evento a la líder de la agrupación Tupac Amaru, Milagro Sala, detenida desde hace más de cuatro meses en Jujuy. Fue unánime.

Pasadas las más de dos horas que duró el encuentro, que sirvió como una catarsis para muchos de los que asistieron, el edificio que alguna vez fue búnker de Sergio Massa se vació rápidamente. Al poco tiempo sólo quedaba deambulando por el lugar una pequeña gata tricolor que hace un tiempo eligió al instituto como su nuevo hogar y a la que bautizaron, como no podía ser de otra manera, Patria.

 

fuente LA NACIÓN

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