En forma paralela a la nueva etapa de «agenda positiva» que el Gobierno empezó a transitar con Gran Bretaña, la administración de Mauricio Macri evalúa una apertura y un acercamiento hacia los habitantes de las islas Malvinas con dos objetivos: diferenciarse de la estrategia confrontativa de Cristina Kirchner y asegurar un plan de «base humanitaria» con los kelpers.
Este esquema que se propone encarar Macri contempla la idea conceptual de que el territorio de las Malvinas es argentino y que, por lo tanto, a quienes viven allí «hay que tratarlos por igual como si fueran argentinos o extranjeros viviendo en territorio argentino», según graficó a LA NACION un funcionario allegado al Presidente. Esto implicará, en la práctica, establecer una relación «más normal» con las islas que la que tenía el gobierno kirchnerista. Así, se evalúa la posibilidad de dar asistencia en salud y educación a los isleños, así como la posibilidad de ampliar los vuelos del continente a las Malvinas.
No obstante, por el momento, esta estrategia no contemplará un acercamiento oficial ni extraoficial del Gobierno a los kelpers, porque Macri cree que la discusión por la soberanía de las Malvinas debe seguir encuadrada sólo con Gran Bretaña en el ámbito de las Naciones Unidas. Tampoco se analiza por ahora la posibilidad de establecer acuerdos de negocios conjuntos en el sector petrolero o marítimo. Desde este punto de vista, Macri también busca diferenciarse de la política de lazos estrechos que tenía Carlos Menem, con la recordada entrega de libros del osito Winnie Pooh que mandaba el canciller Guido Di Tella a las islas. «Esa política no la avalamos y no funcionó», dijo tajante un funcionario de la Cancillería a LA NACION.
En cambio, el Gobierno podrá ensayar un punto intermedio entre la estrategia amiga de Menem y el aislamiento de los Kirchner. La idea ahora es establecer una suerte de «plan de base humanitaria», como lo definió recientemente la canciller Susana Malcorra.
Para poner en marcha ese plan de base humanitaria, la canciller piensa, como ingeniera que es, en el principio de Pareto: hay un 80% de cosas en las que Macri está de acuerdo con Gran Bretaña y un 20% en las que no hay acuerdo. «La ventaja con Gran Bretaña es que sabemos cuál es ese 20%: son las Malvinas. Entonces, en lugar de dedicar todo nuestro tiempo a ese 20%, vamos a trabajar y producir resultados en el 80%», dijo Malcorra en una reciente entrevista a Clarín.
¿Acaso esta idea de trabajo conjunto implicará dejar de lado el reclamo por la soberanía de las islas? Nada de ello. El Gobierno está convencido de que hay que trabajar con Londres sobre otros temas, que encuadra en la «nueva agenda positiva». A la vez, Malcorra admitió que «ahora hay un mayor reconocimiento de la participación de la sociedad civil en distintas formas». Así, deslizó que se evalúan «opciones de apertura» y una diplomacia más flexible hacia los isleños.
En la Cancillería admiten que no hay que cerrar la puerta a los kelpers. Por el contrario, se piensa, por ejemplo, en ampliar el cupo de becas para estudiantes de las islas en universidades argentinas. Éste es un plan que inauguró el kirchnerismo en la última etapa del gobierno de Cristina Kirchner y que se profundizará. También se analiza la intención real de atender en hospitales de la Argentina a los kelpers ante una emergencia sanitaria. Un destacado funcionario de la Cancillería explicó a LA NACION que «se está trabajando en un plan para asistir en salud a la población de las Malvinas para operaciones de alta complejidad, para que no tengan que ir a Londres o terminar en un hospital de Punta Arenas que no les da respuesta», dijo.
En relación con los vuelos, se analiza restituir los viajes directos desde la Argentina hasta las islas al menos una vez por semana, como era antes de 2003, cuando que fueron cancelados. Actualmente sólo una vez al mes hay un vuelo de LAN que viene de Chile y hace escala en Río Gallegos. «Esta apertura permitirá que se fomente el turismo», dijo un funcionario de Macri. Así, el Gobierno rechaza la idea de darle a Uruguay o a Brasil una oferta de vuelos a las islas, porque cree que ese rol lo debe cumplir la Argentina.
También se mencionó en el Gobierno la idea de armar una cooperación científica en el Atlántico Sur. Esto podría implicar un intercambio de trabajos en las Malvinas o en las islas Sandwich. Por el momento, el Gobierno no evalúa abrir el comercio hacia las islas, aunque éste es un tema casi central para los kelpers, porque deben comprar frutas o verduras frescas a Chile o a Europa a costos siderales. La intención de hacer negocios petroleros o marítimos en aguas del Sur por parte de la Argentina quedó abierta tras el reciente fallo de la ONU que habilitó la ampliación de la plataforma continental marítima.
Los planes de acción
El Gobierno analiza restituir los vuelos a Malvinas que fueron cancelados en 2003 por los Kirchner. Hoy sólo hay un vuelo una vez al mes que viene de Chile y hace escala en Río Gallegos
La Argentina podrían brindar asistencia sanitaria y educativa a los kelpers que asi lo requieran. Esto evitaría que viajen a Londres para operaciones de alta complejidad
Se trabaja también en la idea de establecer una cooperación científica en el Atlántico Sur.
fuente LA NACIÓN