ASUNCIÓN.- Ibar Esteban Pérez Corradi sólo levantó la voz para gritar: «¡Soy inocente. Pido seguridad para mi familia y para mí, tengo miedo!». A continuación, el narcotraficante más buscado en los últimos años -acusado de ser el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez- enumeró una serie de acusaciones que salpican a sectores del kirchnerismo.
«La justicia argentina me trató mal, presionada por el poder político de ese momento [el kirchnerismo] por implicaciones que todos saben y no quieren ver. Me quisieron sacar de la escena como fuera», afirmó en una improvisada rueda de prensa en una fiscalía de esta ciudad. Momentos antes había admitido su identidad.
Un día después de su captura en Brasil y su posterior traslado a Paraguay, Pérez Corradi se presentó ante un puñado de periodistas casi como un perseguido del kirchnerismo. Ratificó su intención de ser extraditado a la Argentina y comparecer ante la jueza federal María Servini de Cubría para esclarecer su supuesta responsabilidad en la muerte de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. Ayer también sumó un pedido de extradición el juez Sebastián Casanello, en la causa que investiga la mafia de los medicamentos.
Pérez Corradi no se apresuró a contestar las preguntas. Tomó aire y lanzó -con esa misma serenidad- respuestas que se transforman en dagas en la política argentina. «No soy el autor intelectual del triple crimen. Me acusaron porque, al igual que las víctimas, yo era competencia para alguien más grande», sostuvo.
«¿Te quisieron matar?», le preguntan. Pérez Corradi asiente con la cabeza. «Hay ex agentes de la Secretaría de Inteligencia…», señaló. Y recordó que su entrega «estaba pactada» en febrero pasado, pero que la operación se abortó cuando fuerzas de seguridad allanaron la casa de su ex mujer en Buenos Aires y después esos mismos ex agentes de inteligencia -afirmó- intentaron «atacarlo» en Ciudad del Este, donde vivió en la clandestinidad durante cuatro años. Por eso, insiste en reclamar garantías de seguridad para él y para su familia.
En el juego de silencios, miradas y gestos al que se prestó durante menos de cinco minutos, Pérez Corradi llevó siempre la discusión al terreno político, judicial y, sobre todo, a un supuesto enfrentamiento entre espías. «La situación está cambiando en la Argentina», aseguró. Y mencionó en ese sentido que ahora la causa que lo investiga está a cargo de la jueza Servini de Cubría. «Me están diciendo que me van a dar posibilidad de que tomen declaración a los testigos. Van a admitir las pruebas que voy a presentar», detalló.
Pérez Corradi se presentó ayer a las 7.30 ante la fiscal paraguaya Sandra Quiñonez para declarar en otra causa, que lo vincula con la utilización de identidades falsas para moverse clandestinamente durante sus años de prófugo. Aunque formalmente no declaró, su paso por la fiscalía se convirtió en la primera aparición pública de Pérez Corradi, que además hizo pública su intención de ser juzgado en la Argentina.
Tras festejar su detención, en el Gobierno esperan ahora que su extradición sea inminente. El Ejecutivo puso a trabajar especialmente a funcionarios de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y el Ministerio de Seguridad en esta ciudad, mientras que la Cancillería ultimó ayer los detalles del pedido de extradición, formalizado a través de Servini.
También ayer, el juez federal Sebastián Casanello libró otro pedido de extradición de Pérez Corradi, esta vez por lavado de dinero en la causa que investiga la «mafia de los medicamentos». El fiscal Franco Picardi le había solicitado la medida al magistrado.
La afinidad política entre Mauricio Macri y el presidente Horacio Cartes aceleró los trámites: al menos tres dependencias del gobierno paraguayo también trabajan contra reloj para que el regreso de Pérez Corradi a la Argentina se ejecute en el menor tiempo posible.
Los cálculos más optimistas estiman que el acusado podría volver a la Argentina recién sobre el final de esta semana, aunque los trámites judiciales podrían demorarse aún más. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, tomó contacto ayer con el presidente de Paraguay para pedirle que redoble los esfuerzos para vigilar a Pérez Corradi. «Él no se siente seguro acá, por eso quiere volver a la Argentina», dijeron funcionarios cercanos a la ministra.
Pero para que la extradición corra con este trámite exprés, Pérez Corradi deberá ratificar hoy a primera hora su intención de someterse a la justicia argentina ante el Juzgado en lo Penal de Garantías N° 12 de esta ciudad, que lleva en forma paralela la causa que posibilitará su traslado a Buenos Aires. Una vez que el imputado confirme su intención de volver al país, sólo restará resolver cuestiones administrativas.
«Estamos todas las partes de acuerdo. Ahora estamos organizando todos los trámites que se requieren para que pueda demostrar su inocencia en la causa por el triple crimen y la mafia de los medicamentos. Él está facilitando toda la tarea. Hubo un problema de salud con su hijo menor, por eso tardó en entregarse», explicó su abogado Carlos Broitman.
Mientras se define su regreso a Buenos Aires, Pérez Corradi continúa con total protección en una pequeña celda a cargo de la Fuerza de Operaciones de la Policía Especializada (FOPE) de este país. Se trata de una prisión para presos de alto riesgo, que, por lo general, suelen recibir un trato preferencial.
El oficialismo y sus aliados esperan una potente declaración de Pérez Corradi que pueda comprometer a dirigentes del kirchnerismo. «Se está preparando para hablar en la Argentina. Va a decir lo que todos queremos escuchar», afirmó una alta fuentes oficial a LA NACION. Una teoría que también abonan cerca del narcotraficante.
La ex mujer lo quiere ver y pide por su vida
Liliana Aurehhuliu es la ex esposa de Ibar Pérez Corradi. Ella, como sus hijos, pensó que el prófugo estaba muerto. Ahora, a ocho años de su desaparición, quiere verlo. «Le quiero preguntar por qué se fue, qué pasó. Quiero verlo», dijo ayer Aurehhuliu en declaraciones al programa Desayuno americano, del canal América. Desesperada, dijo que vivió «una pesadilla».
«Traten de mantenerlo vivo», suplicó Aurehhuliu tras conocer detalles de la captura. La ex esposa, además, se refirió a la segunda familia que formó Pérez Corradi en Paraguay, durante sus cuatro años prófugo. «Me pongo en el lugar de esta chica Gladys [Delgado Brítez] y le digo que la compadezco. Hay dos bebitos más que van a sufrir.»
La recompensa por la captura, en debate
No está claro aún si alguien podrá cobrarla
¿Quién reclama la recompensa?
El abogado de la familia de Leopoldo Bina, una de las víctimas del triple crimen, reclamó ayer la recompensa
$ 2.000.000
Se elevó en enero a este monto tras la triple fuga de Alvear
$ 100.000
Fue el tope fijado por decreto de la provincia de Buenos Aires
$ 20.000
El valor, en 2012
fuente LA NACIÒN