Una de las primeras informaciones que circuló luego de la detención de Ibar Pérez Corradi es que el presunto autor intelectual del Triple Crimen habría pagado 50 mil dólares para borrarse las huellas dactilares. ¿Es esto posible? ¿Es permanente? ¿Es la única manera en la que se puede identificar a una persona?
En diálogo con LA NACION, un grupo de especialistas respondió a esas preguntas.
Huellas dactilares
Una de las maneras de establecer la identidad de una persona es a partir de sus huellas dactilares. La Ciencia Papiloscópica estudia esos «dibujos papilares» que se hallan en la tercer falange de los dedos de las manos y los pies (Dactiloscopía), la cara interna de las palmas de las manos (Palmatoscopía) y de la planta de los pies (Pelmatoscopía).
«Tienen formas caprichosas que dibujan unos signos particulares denominados ‘puntos característicos’, que son usados para lograr la identificación física humana a través de la comparación de los mismos», explicó Javier Pachamé, profesor de la Diplomatura en Ciencias Forenses – Universidad Del Este – La Plata.
Estos «dibujos» pueden ser alterados por diferentes motivos: de manera provocada, en relación al tipo de trabajo que realiza la persona o por cuestiones congénitas.
Según detalla Pachamé, las formas más comúnmente utilizadas para provocarse estas lesiones, como lo habría hecho Pérez Corradi, son:
El raspado con elementos rugosos como por ejemplo una pared o una lija
El uso de agentes químicos (ácidos)
La aplicación de luz láser
La realización de cortes con algún elemento filoso tratando de desfigurar la imagen papilar
El uso del calor para provocar quemaduras
«Estos son procedimientos muy dolorosos y, de afectar la dermis, estos cambios serían permanentes», dice el especialista, pero aclara que no siempre se logra eliminar el dibujo papilar completo y a veces una pequeña porción sirve para una identificación.
Otra consecuencia de estos daños es que genera pérdida de «la sensibilidad en los dedos, incapacitando de forma permanente a la persona».
Pero a veces estas lesiones no son auto provocadas. En algunos casos, son causadas por cuestiones «profesionales por el desgaste o deterioro de las crestas papilares, ya sea de los dedos o las palmas de las manos y plantas de los pies, debido a la manipulación o contacto con algún elemento o material que altere los dibujos papilares», indica Pachamé y detalla que suele ocurrir en algunas trabajos como la albañilería, herrería, plomería, lava copas (por el uso de químicos), agricultores, minería, entre otros.
En tanto, las huellas dactilares también pueden sufrir alteraciones por cuestiones patológicas, según indica Nora Viviana Sotelo, doctora y docente de la Diplomatura en Ciencias Forenses – Universidad Del Este – La Plata.
Algunas de estas deformaciones congénitas, según informa Sotelo, pueden ser:
Polidactilia: la persona posee un número de dedos mayor a la cantidad normal.
Electrodactilia: la persona posee un número de dedos menor a la cantidad normal.
Sindactilia: es la fusión o unión de los dedos mínimamente a nivel dérmico.
Macrodactilia: cuándo los dedos son más grandes de lo normal.
Microdactilia: cuándo los dedos son menos desarrollados o pequeños que lo normal.
Bífides: los dedos aparecen divididos en su parte media.
ADN y Radiología Forense
En los casos en los que no sea posible establecer una identidad a partir de las huellas dactilares, ya sea porque la persona se auto infligió heridas para borrarlas o por otras cuestiones, hay otros métodos de identificación.
Uno de ellos es a partir de la práctica de un cotejo de ADN. «La información genética de un individuo se halla contenida en la secuencia ciertos de compuestos químicos (nucleótidos) de su ADN. Si bien la gran mayoría del ADN (más de 99,7%) presenta idéntica secuencia en todas las personas, una muy pequeña fracción (0.3%) difiere o varía entre ellas y hace a cada uno de nosotros un individuo único», explica Walter R. Bozzo, bioquímico especialista en Genética Forense (SAGF), subdirector Técnico Banco Nacional de Datos Genéticos y también docente de la Diplomatura en Ciencias Forenses.
«La prueba del ADN consiste en realizar el cotejo o comparación entre los perfiles genéticos de las muestras involucradas», dice Bozzo. «En teoría, cualquier tejido con células que presentan núcleo sería apto para la obtención de ADN», añade.
Pero el ADN no es la única opción de identificación además de las huellas. Existe, además de otras técnicas, la radiología forense.
«Para la identificación de personas vivas, nos tenemos que basar muchas veces en la historia clínica. Si esa persona en años anteriores sufrió una fractura de algún hueso largo, dicho hueso queda marcado para toda la vida por una cicatriz llamada cayo óseo», explica Ezequiel Portillo, docente de la Diplomatura en Ciencias Forenses de la Universidad Del Este – La Plata.
«Entonces, mediante la radiología forense, se puede identificar a ese sujeto. Para esto se cotejan las radiografías del momento del accidente con las efectuadas en el momento», detalla el especialista.
Otros métodos
Además de los métodos mencionados, hay otras maneras de establecer la identidad de una persona.
«Los registros odontológicos sirven para estos fines», informa Laura Quiñones Urquiza, criminóloga especializada en técnica de perfilación criminal. «El uso de brackets, por ejemplo, puede generar cambios que dificulten la identificación mediante este método», señala.
«También se puede identificar a una persona por sus señas particulares, como por ejemplo lunares, tatuajes o cicatrices. Esto se utiliza mucho en la investigación de pornografía infantil», detalla la especialista.
«La huella de la oreja también puede utilizase como método de identificación. Tiene una forma particular en cada persona», dice Quiñones Urquiza. También señala como técnica el sistema de reconocimiento facial. «Aunque la forma facial también puede ser modificada con operaciones estéticas», aclara, y señala que también suelen darse casos de «huellas o ADN gemelos».
fuente LA NACIÒN