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«Yo no doy garantías de impunidad», dijo el juez Casanello

El juez federal Sebastián Casanello respondió ayer las acusaciones en su contra de Ibar Pérez Corradi , que desde Paraguay dijo que el magistrado no le daba garantías. «Lo preocupante sería que un imputado dijera lo contrario», declaró Casanello a LA NACION.

«Yo no doy garantías de impunidad», dijo el juez, que es autor de uno de los dos pedidos de extradición contra Pérez Corradi que promovió la justicia argentina.
Casanello heredó de Norberto Oyarbide la causa de la mafia de los medicamentos. En ese expediente, Pérez Corradi está procesado como responsable de un presunto lavado de dinero agravado. Lo procesó Oyarbide, en un fallo confirmado por la Sala II de la Cámara Federal, tribunal que en 2011 revocó la prisión preventiva y dispuso la libertad de Pérez Corradi con el argumento de que no había circunstancias que permitieran sostener el riesgo de fuga o de entorpecimiento de la investigación.

Cuando Pérez Corradi vuelva a la Argentina, estará a un paso del juicio. Con el procesamiento ya confirmado, no es mucho lo que Casanello tiene por hacer. Le correrá vista al fiscal Franco Picardi -que además tiene delegada la investigación- para que dictamine. Lo habitual en este punto de avance de la causa es que la elevación sea rápida.

Báez contra el juez

Ayer, Casanello también le contestó a Lázaro Báez , que dijo haberlo visto en la quinta de Olivos, el año pasado, cuando supuestamente el juez estaba esperando reunirse con la entonces presidenta Cristina Kirchner .

«Públicamente, y en el marco del incidente de recusación, ya dije que no existió ninguna reunión ni con la ex presidenta ni con Báez ni con sus abogados -dijo Casanello a LA NACION-. Que jamás fui a la quinta de Olivos y que es falso todo lo que ahora repentinamente aparece detrás de esta nueva estrategia de defensa del imputado.»
Y agregó: «Cada una de estas cosas debe ser tomada de donde viene». Casanello procesó a Báez y lo tiene detenido por presunto lavado. Ordenó un embargo sobre sus bienes de $ 800 millones y allanó propiedades suyas y de su familia.

En este contexto, Leandro, el hijo menor de Lázaro Báez, se presentó en la causa y recusó al juez. Hace dos semanas, añadió a ese planteo, como «prueba sobreviniente», un manuscrito firmado por Lázaro donde decía que había visto a Casanello en Olivos. Como nada había dicho su padre de ese supuesto encuentro y la letra del manuscrito difería de la de otra carta también adjudicada a él, la Cámara invitó a los abogados a aclarar la situación.

Ayer, los defensores de Lázaro Báez, Daniel Rubinovich y Rafael Sal Lari, respondieron. Dijeron que ellos no sabían del manuscrito de su defendido, que había sido una decisión «autónoma e inconsulta» de él, pero que le preguntaron y les ratificó que era de él.

Sostuvieron también que la discrepancia de letras se debía a que la carta anterior, en la que Báez había pedido ser recibido en audiencia (en la que nada dijo del supuesto encuentro con Casanello en Olivos), había sido escrita por la defensa y firmada por él. Ayer acompañaron su escrito con otra nota de Báez, donde dijo que era suya la carta con el relato sobre Olivos y que se reservaba los «pormenores de su motivación» porque se vinculaba a «temas familiares». Volvió a hablar de un temor de «direccionamiento de la investigación» y pidió ser recibido, otra vez, por los camaristas. Hoy, el tribunal decidirá qué hace.

 

fuente LA NACIÒN

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