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La noche del bolso López discutió y huyó de apuro

José López salió intempestivamente de su casa de Tigre el 13 de junio a la noche. Horas después terminó preso mientras tiraba bolsos hacia el interior del Convento de Fátima. Dejó la cena servida en la mesa para dos personas. Antes había subido al dormitorio del primer piso y sacó con violencia una valija de un estante superior del placard. Tan fuerte la quitó que arrancó un artefacto de iluminación. Bajó apresurado y dejó al pie de la escalera decenas de perchas desparramadas. La ropa que estaba allí colgada, sus trajes y sacos, no se encontró.
Indicios de estos movimientos son los que recogieron ayer en la casa de Dique Luján, en Tigre, el juez federal Daniel Rafecas y la fiscal de Luján Alejandra Rodríguez cuando la revisaron para determinar si los nueve millones de dólares que arrojó al convento de General Rodríguez habían estado escondidos allí.

Nada de lo que encontraron les permitió corroborar esta idea. Pero hallaron documentación clave que permite plantear la hipótesis de que López era el verdadero dueño de esa casa de Tigre, que escondió en sus declaraciones juradas y que simulaba alquilarla.

Rafecas y la fiscal recorrieron la vivienda, que tiene dos dormitorios en planta baja y dos en planta alta, dos escritorios y un jardín que da a las aguas del río Luján. Se quedaron con la idea de que la noche del 13 de junio López y su mujer, María Amalia Díaz, comieron juntos y salieron luego de la casa a las apuradas. La señora no se presentó en el juzgado ni para recuperar su casa, aún en poder de la Justicia.

El teléfono que supuestamente usaba la esposa de López -según la investigación que en forma paralela lleva el fiscal Federico Delgado- estuvo en Tigre hasta las 23.12 del 13 de junio y luego apareció funcionando en antenas de la Capital Federal. Supuestamente a esa hora concluyó la cena. Bruscamente, mal. López y su esposa pasaban un momento tormentoso. «Se pelearon», recordó una amiga que declaró en la causa. Un grave conflicto familiar sería el detonante de la discusión.

López salió de su casa con su Chevrolet Meriva. La Justicia busca determinar a quién visitó, ante la sospecha de que allí estaban escondidos los billetes termosellados.

Las cámaras del municipio de Tigre lo captaron a la 1.04 en 12 de Octubre y la ruta 26, cuando abandonó el partido. A esa hora, el celular de su mujer estaba en Recoleta. Las comunicaciones se sucedieron a las 23.51 y 23.52 en antenas de Las Heras y Copérnico al 2300. Hasta que a las 3.16 se efectuó una última llamada saliente de ese aparato hacia el que usaba su marido, que en ese momento se encontraba en General Rodríguez revoleando los bolsos con dólares.

La Justicia encontró documentos importantes en la casa de López. Entre ellos, un contrato de locación de la casa Eduardo Gutiérrez, un empresario de la construcción. El terreno donde fue construida esa casa había pertenecido a Andrés Galera, supuesto intermediario de López en el cobro de sobornos. Galera supuestamente vendió el terreno a Gutiérrez, que construyó la casa que le alquila a López, según reveló LA NACION la semana pasada.

Pero ayer esta historia sumó un agravante, porque la Justicia encontró una carpeta con planos, fotos e intercambios epistolares relacionados con la construcción de la casa con indicaciones de López sobre cómo quería que quedara terminada. Todo eso hace sospechar que la casa pudo ser de López y que Gutiérrez y Galera aparecen en medio para borrar sus huellas.

Durante la inspección de la casa, los funcionarios encontraron escrituras y estados contables de la empresa La Araceliti SA, de explotación de caña de azúcar en Tucumán. La casa está vacía desde el 14 de junio y los vecinos se encargan de darles de comer a los dos perros de la familia.

En la casa había además una vieja palm con números de teléfono, dos iPhones y tres celulares Samsung antiguos en desuso. López tenía en su poder en la noche de su arresto un iPhone 6 que no se pudo abrir para ser descifrado y un Huawei con algunos SMS y videos familiares, pero sin sistema de WhatsApp, señalaron las fuentes.

Ayer, López fue llevado desde la cárcel de Ezeiza hasta los tribunales de Comodoro Py 2002. Estaba tranquilo, compensado y de mejor aspecto físico, dijeron dos secretarios judiciales que lo entrevistaron.

Lo dejaron en una celda en la planta baja del edificio. Allí, ante el secretario del juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi, que lo investiga por la construcción del programa de viviendas sociales Sueños Compartidos, López pidió tiempo para declarar. Se lo concedieron hasta agosto. Despidió de sus funciones a la polémica abogada Fernanda Herrera y nombró a sus nuevos abogados, Diego Sánchez y Fernando González, que pidieron tiempo para conocer el expediente.

Ante el secretario de Rafecas se notificó de su procesamiento, del embargo de sus bienes y del rechazo de su excarcelación, y regresó al penal de Ezeiza.

Mientras tanto, Rafecas averiguó con el Banco Central si podía depositar allí los nueve millones de dólares que le secuestró a López. Actualmente están en las arcas del Banco Provincia en La Plata.

Pero en el Banco Central le dijeron que el tesoro está repleto y no tiene más lugar, porque está ocupado con montañas de billetes de 500 pesos que aún no entraron en circulación. Le pidieron al juez que les diera tiempo para hacerle un hueco en la bóveda.

 

fuente LA NACIÒN

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