TANDIL.- Hasta hace horas, la mira del Gobierno apuntaba a «locos sueltos» y a «intenciones de complicar» por parte de ex funcionarios o militantes del kirchnerismo. Pero las cinco amenazas recibidas en las últimas horas por la gobernadora María Eugenia Vidal, incluidos un cartucho de escopeta en el garage de su antigua casa en Morón y la intimidación que obligó a desalojar la gobernación anoche, modificaron la percepción en la Casa Rosada, donde ahora hay preocupación en serio.
Determinados a continuar sus agendas de manera normal, Mauricio Macri y la mandataria bonaerense indagan en la hipótesis de «algo más orgánico» en la catarata de amenazas (ayer hubo otra en la Casa Rosada, sin consecuencias) y protestas callejeras que afectan a la primera plana de Cambiemos. «Hasta ahora pensábamos que la mayoría de los llamados al 911 o las protestas no tenían un hilo conductor. Hoy nos abrimos a otras hipótesis», afirmó a LA NACION la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
«Cada vez los ataques son más fuertes y más violentos. Todos estamos atentos», coincidió el ministro de Gobierno bonaerense, Federico Salvai, quien sufrió un ataque intimidatorio en su propio domicilio semanas atrás. Entonces, desconocidos revolvieron el departamento que le destinó la gobernación y se fueron sin robar nada.
Los nombres del grupo Quebracho y el ex titular del Ejército César Milani aparecen en los diálogos internos de las fuerzas de seguridad que protegen al Presidente, cuyo automóvil fue apedreado el viernes 12 luego de un acto público en Mar del Plata. Pero nadie quiere involucrarlos en voz alta. «Los jueces están investigando», responden fuentes oficiales.
La aparición de un cartucho de escopeta calibre 16 en la puerta de la casa que Vidal ocupó durante décadas en Castelar se sumó a las amenazas a la gobernación, una de ellas surgida de una cárcel bonaerense. De eso conversaron Vidal y Bullrich luego de la reunión de gabinete que Macri encabezó por la mañana en la Casa Rosada. Por la tarde, desde la gobernación bonaerense afirmaban que las llamadas intimidatorias partieron de La Matanza y La Plata, aunque sin confirmaciones de identidades.
Tres ministros consultados por LA NACION atribuyen la seguidilla de amenazas y agresiones a la política seguida por Macri y Vidal. «La violencia empezó con la palabra, empoderando a los violentos. Hay un clima raro y no se sabe dónde terminan estas cosas», afirmó ayer el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, centrando su crítica en sectores del gobierno anterior.Su secretaría, ubicada en la sede de la ex ESMA, tiene el récord de amenazas de bomba en sólo ocho meses de gestión.
«Se tocaron intereses, en la provincia y en la Nación. Y hay gente que se enoja», afirmó un ministro cercano al Presidente. En el Gobierno incluyen en este grupo a Juan José Gómez Centurión, que luego de ser apartado por el propio Macri como titular de la Aduana adjudicó a «una operación de los servicios de inteligencia (…) mano de obra desocupada, gente que no pertenece a la actual estructura de la AFI» la aparición de grabaciones que lo relacionaron con hechos de corrupción.
Más allá del diagnóstico sobre los presuntos responsables, el Presidente dejó en claro entre sus colaboradores que quiere seguir con su rutina de viajes y apariciones, un criterio que comparte la gobernadora. «Acompañamos a @Mariuvidal en su tarea de sacar adelante la provincia de Buenos Aires. No nos van a parar», escribió Macri en su cuenta de Twitter, apenas conocido el episodio.
Sus colaboradores lo saben. «Quiere la menor custodia posible», afirman a su lado, y dan como ejemplo su participación en el timbreo, el sábado pasado, que transcurrió con normalidad.
Pero los tres anillos de seguridad que rodean cada aparición pública de Macri se mantendrán. También se reforzó la seguridad de la Casa Rosada con brigadas antiexplosivos en el estacionamiento; se dividirá a los empleados de los invitados para el ingreso a la sede del Gobierno por dos puertas distintas y se reforzó el vallado total a la altura de la Plaza de Mayo, como ocurrió ayer durante la extensa protesta de productores de frutas. En breve estará listo el automóvil blindado para el Presidente, «que se pidió en enero», sostienen cerca del secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis.
«No queremos que Mauricio se aleje de la gente, que es el objetivo que persiguen algunos sectores», comentaron cerca de De Andreis. Mientras tanto, la búsqueda de los «hilos conductores» de las amenazas contra Macri y Vidal se acelera ron con la nueva hipótesis.
fuente LA NACIÒN