A casi un año de la quiebra de Cresta Roja, Karina Rasic, que ocupó el cargo de gerenta de la segunda avícola más importante del país, decidió romper el silencio . En una extensa entrevista con LA NACION, culpó al ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno , de dejarlos al «borde del precipio» y acusó a la ex presidenta Cristina Kirchner de quererles robar la empresa. Otra de las causas de la crisis -apuntó- fue el gremio de la alimentación, al que señaló como «un desastre».
-¿Por qué quebró Cresta Roja?
-¿Se refiere a un gremio en particular?
-¿Por qué lo dice?
- Nos perjudicaron directamente. Son los más conflictivos. Incluso había empleados más antiguos, que también pertenecían al gremio, que les tenían miedo.
«Cristina Kirchner nos odiaba y nos quiso robar la empresa»
-¿ La relación siempre fue conflictiva?
- Sí. Mi papá tuvo una pelea a las piñas hace muchos años con Pino Chivante, que era el que estaba por debajo del Secretario del Gremio. Nosotros creemos que desde esa época quedó resentido y se abocó a que la empresa desapareciera.
– ¿Cuáles fueron las otras causas por las que Cresta Roja quebró?
-La falta de acción del Gobierno, el incumplimiento en el pago de los subsidios, la caída del mercado venezolano al que exportábamos, y la imposibilidad de despedir empleados y reducir costos fijos.
-Pero, ¿cuáles fueron los errores que cometieron ustedes?
-No haber salido del negocio de Venezuela a tiempo, aunque no teníamos opción y como empresa familiar no haber sabido delegar más. También creo que fue un error no haber vendido la empresa ya que tuvimos mucha ofertas interesantes. Yo quería la comprara Joaquín De Grazia (dueño de granja Tres Arroyos). Fue un milagro que la empresa haya sobrevivido el último año.
La relación con el kirchnerismo
-¿Cuál fue su relación con el gobierno de Cristina Kirchner?
-Cristina nos odiaba. Antes de declararnos en convocatoria ya conocía la situación que vivía la compañía desde 2011. Era una empresa grande que tenía 3200 empleados. No estaba para ayudar a los empresarios honestos, estaban para ayudar a los que hacían negocios con ellos. Además, una ministra me dijo que se querían quedar con la empresa, que metían a su gente y listo. Cristina Kirchner nos quiso robar la empresa. Ella pensaba que cuantas más compañías se quedara era mejor.
«Para mí, Cristina Kirchner nos odiaba porque escuchaba las conversaciones de la gente y escuchó a mi papá decir algo sobre ella que no le gustó. También porque tuvimos buena relación con Menem
– ¿Se refiere a Débora Giorgi?
-Saca tus propias conclusiones
-¿Por qué dice que Cristina Kirchner los odiaba?
-Para mí, nos odiaba porque escuchaba las conversaciones de la gente y escuchó a mi papá decir algo sobre ella que no le gustó. También puede ser porque tuvimos buena relación con Menem, o por ahí se le cantó. Las mujeres somos complicadas.
Moreno y los precios máximos
-¿Cómo influyó la política de precios máximos?
-Una de las causas del debilitamiento fue la falta de pago de los subsidios [a cambio de mantener los precios bajos en el mercado interno, el Gobierno les daba compensaciones]. A Rasic se le debía, entre intereses y demás, casi US$ 100 millones. Se nos terminó pagando creo que 20% o 25% y en bonos en pesos. Es ridículo y terminó afectando a la empresa. Si te sacan US$ 100 millones de tu capital, lo que tenés que hacer es incorporarlo inmediatamente al flujo de alguna manera. ¿Quién te va a prestar esa cantidad en una economía cayéndose y aliada con Venezuela? Era una empresa que nunca había pedido crédito bancario.
-¿La deuda de los subsidios era sólo con ustedes? ¿Qué le pasó a otras empresas importantes como Granja Tres Arroyos?
-Hubo deudas con todos, pero la nuestra fue la mayor porque éramos los que más presencia teníamos en supermercados y el acuerdo era, precisamente, para venta en supermercados.
«Moreno nos dio el primer golpe fuerte que nos sacó de la vía. Nos hizo poco competitivos y nos dejó al borde del precipicio»
-¿Cuál fue el rol de Guillermo Moreno?
-Fue el primer golpe fuerte que nos sacó de la vía. Nos hizo poco competitivos y nos puso en un lugar donde, si no se volvía a reincorporar el dinero [la deuda del Estado], ya estabas llegando al precipicio. A menos que hubiese un cambio en la economía. Eso inició la quiebra.
Los subsidios
– ¿Qué pasó cuando se quitaron los subsidios?
-El pollo quedó bajo en precio a raíz de los subsidios. Una vez que se sacaron, la gente ya estaba acostumbrada a un precio que fue muy difícil de resolver. Sobre todo en supermercados. Nos costó un montón de tiempo y dolores de cabeza porque la gente decía: «Yo no voy a comprar el pollo a más de 7 pesos el kilo».
-¿Cómo influyó la economía?
-El precio de los commodities y el valor del dólar, entre una serie de variables, no fueron buenos para el negocio. Depende de la empresa y de qué medidas haya tomado en su momento el poder tener más o menos aguante y poder darla vuelta. Las crisis duran dos o tres años, acá la crisis de la avicultura duró seis.
– Por lo que sostiene responsabiliza al kirchnerismo o lo señala, al menos, como uno de los causantes por la quiebra. Pero, ¿el sector avícola no estaba en crisis desde el 2001/2002?
- Era una crisis que estábamos pasando todos, pero fue distinto. Tras eso empieza un modelo nuevo de avicultura que es el exportador. El problema es que en la Argentina tenés 60 empresas avícolas de todo tipo de tamaños para 40 millones de habitantes. O se fusionan o desaparecen, porque la cantidad de pollo que hay es impresionante para la cantidad de gente que vivimos acá.
«El problema es que en la Argentina tenés 60 empresas avícolas de todo tipo de tamaños para 40 millones de habitantes. O se fusionan o desaparecen»
-¿Pero por qué Granja Tres Arroyos u otras avícolas pudieron salir adelante y Cresta Roja quebró?
-Nosotros poníamos nuestro propio dinero. Tres Arroyos tiene otra política sobre cómo financiar su proceso productivo; Cresta Roja siempre lo hizo con fondos propios y por fuera del sistema bancario. Quizás habían ahorrado más dinero y tenían más espalda.
-¿Cuál fue la posición de la Cámara que los nuclea, presidida por Domenech?
-Yo tengo buena relación con él, pero lo que él hablaba en el gobierno no lo sé.
-¿No le reclamaban una posición más activa?
- Siento que para una empresa tan importante como Rasic, y a pesar de que en la Cámara siempre hubo buena relación con todos, nos trataban bastante de boludos, para simplificar el concepto.
El mercado venezolano
– Se habló mucho también de la exportación a Venezuela. ¿Cómo fue ese sistema?
-El negocio lo inició Rasic en el 2005. Nos ofrecieron vender 5000 toneladas de pollo a nosotros solos, lo cual era imposible. Le propusimos entonces hacer el negocio a la Cámara Exportadora de Productos Avícolas, a través de un pool. Cuando Venezuela empezó a tener problemas económicos y a tener desabastecimiento de todo tipo, tuvo que abastecerse con el mercado exterior. Era algo que nos convenía, cualquier empresario haría lo mismo. Pagaban entre 200 y 250 dólares de diferencia porque era un país riesgoso en muchos aspectos, incluso los bancos privados no prefinanciaban las exportaciones.
-¿Cumplieron siempre con los pagos?
-Sí, aunque a veces con demoras. En el 2012 las reservas del Banco Central de Venezuela eran de sólo US$ 2000 millones. Ahí yo le planteo al directorio no continuar el negocio. Eso implicaba echar a 700 empleados y eso era imposible con los Kirchner.
«Cresta Roja no creció en base a los subsidios, todo lo contrario»
-¿Por qué?
Te decían: «Nosotros somos amigos de Venezuela. Necesitamos el combustible y tenemos que seguir con los negocios». Y el único que había quedado vivo era el pollo. Todos los otros negocios se habían muerto después del descubrimiento de que había cosas raras. El gobierno nunca había intervenido de manera directa porque era un negocio que fluía solo.
– Pero en 2014 terminan perdiendo el contrato con Venezuela, igualmente….
- Sí y toda esa producción fue al mercado local y al haber tanta oferta, hizo que bajara el precio. Ahí fue cuando necesitamos reacomodarnos y no pudimos. Yo despedía a la gente y al otro día paraban todo. Además por precisiones del gremio pagábamos 20% arriba de las paritarias. Cuando rescindí los contratos de 700 empleados, fui a trabajar igual que siempre y los trabajadores más radicalizados invadieron la planta y entraron armados y me encerraron en la oficina.
– ¿Y qué pasó después? ¿Los reincorporaron?
- A los pocos días volvieron a ingresar. Ahí me llamó Alejandro Granados (entonces Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires) y me dijo que los tenía que reincorporar, a lo que me negué porque el Estado no te puede decir lo que tenés que hacer siendo una empresa privada. No renuncié, en cierta forma él me pidió que me tome vacaciones. Me terminó diciendo: «O te vas o me quedo con la empresa». Fue un poco en chiste y un poco en serio. Ahí di un paso al costado y empezó la hecatombe.
«Nos estigmatizaron y eso le trajo mucho sufrimiento a mi familia. Somos gente honesta»
– ¿Cómo le explicarías a alguien que no está en tema la vinculación entre la exportación de pollos a Venezuela y el petróleo?
-Nosotros le vendíamos el pollo y ellos mandaban combustible, pero el que nos pagaba a nosotros era el gobierno argentino con un fondo que había creado con Venezuela dónde depositaban la plata: el fideicomiso Nación. Eso está todo documentado.
-Hubo una investigación periodística que indicó que Rasic recibió en diez años 26 mil millones de pesos en subsidios del Gobierno…
- Es una barbaridad, no sé de donde salió eso. ¡Imaginate que es el equivalente a diez años o más de facturación de la empresa! ¿Qué sentido tendría recibir tanto dinero y dejar que la empresa terminara así? ¿Llamar la atención para no poder caminar por la calle? Eso sería un suicidio empresario. Cresta Roja no creció en base a los subsidios, todo lo contrario. Creo que los periodistas quisieron explicar que cuando nosotros le vendíamos a Venezuela lo hacíamos a un precio más caro. Pero eso era un plus que nos daba el gobierno venezolano o el argentino por el seguro de riesgo porque ese país estaba complicado.
El futuro
– ¿Tienen dinero en el extranjero o sociedades off shore?
-Si hay cuentas afuera las tienen que encontrar. Hoy se pueden buscar, no es difícil. Nadie me trajo pruebas de que tengamos algo afuera. Acá el punto no es saber si alguien tiene cuentas o bienes afuera, sino de donde provino el dinero para comprarlas. Por algo el Gobierno pidió que se sancione una ley de blanqueo. La Justicia dirimirá si somos delincuentes o no.
-¿Y las propiedades? ¿Quisieron vender una casa en Buenos Aires po US$ 2,5 millones, pese a tener los bienes inhibidos?
-Mi mamá y mi tía viven ahí hace muchísimos años. Se dicen pavadas.
-¿Cómo vivió la quiebra?
-Además de preocuparte por la gente que pierde su trabajo, cuando tenés un fracaso te salen a matar todos. Nos dejó una mancha, porque nos trataron de empresarios fraudulentos y no lo somos. Somos honestos y quiero que quede claro. Nos estigmatizaron y eso le trajo mucho sufrimiento a mi familia. Hicimos muchos sacrificios por la empresa y nos duele que nos difamen.
-¿Cómo están hoy?
- Dolidos porque aportamos al país durante más de 60 años, siendo honestos. La empresa creció porque mi papá se rompió el lomo laburando y porque todo lo que ganaba lo invertía. Nunca le pidió un crédito a un banco. No se lo debe ni a Menem, ni a Kirchner y a Macri, menos. En el caso mío estoy con mi propio emprendimiento que no tiene que ver ni con el pollo ni la carne.
– ¿Y tu papá? (Milenko Rasic, ex dueño de Cresta Roja)
- Él es una persona muy activa. Si no está él, lo deben haber llamado para algo porque es un tipo que no se va a quedar sentado en su casa. Si yo estuviese en el mercado me prepararía. En la avicultura muertos que resucitaron hay un montón.
-Nombra a Macri, ¿cambió algo con la nueva administración?
- En términos económicos, tomaron decisiones importantes, como pagar la deuda externa y sacar el cepo al dólar. Respecto de los discursos y las actitudes es un kirchnerismo de buenos modales. ¡Nunca nos llamaron!
-Si es como dice, que no fueron nunca cercanos al kirchnerismo. ¿Ese fue un error?
-Yo creo que sí. Nosotros como familia tenemos un error muy grave, que es no hacer lobby. Tampoco teníamos tiempo de hacerlo, estábamos tan ocupados en tratar de salvar la empresa que no podíamos ir a hablar con los candidatos. Me acuerdo que una vez fuimos a hablar con Scioli y nos sonrió. Yo me llevé una desilusión muy grande y pensé: «Este hombre es un picapiedras». Para resolver algo le empieza a dar piedrazos y pasan ochenta años hasta que la rompe. Pero bueno, es un estilo que tiene él.
– ¿Cómo ve la venta de Cresta Roja?
-Quiero que haya alguien idóneo para manejarla. Ovoprot ahora no paga ni un canon por la explotación y no tiene la capacidad financiera para solventar todas las deudas que va a tener que afrontar. Yo considero que esta gente entró a la empresa por una decisión del Gobierno.
–¿O sea que hay interés del Gobierno detrás de la designación?
- Ellos le impulsaron a la jueza para que tomara una decisión y la jueza puso a esta gente rápidamente para solucionar el pedido que le hacía el Gobierno.
-¿Sabés de alguna vinculación entre el Gobierno y la empresa?
-Hay un sobrino de Prat-Gay trabajando en la empresa.
-¿En Ovoprot o en Rasic?
En Rasic. No sé si es porque le hicieron una entrevista y lo tomaron o porque alguien lo mandó. Es chiquito, es joven. Tiene 20 años, debe estar aprendiendo.
-¿Por qué no habló antes y ahora sí?
-Me pareció que no era el momento. Estaban hablando muchas personas y había que dejarlas. Creo que ahora es el momento adecuado porque supuestamente la jueza ya va a tener una resolución sobre el tema.
fuente LA NACIÒN