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Tras las escuchas, procesan a Parrilli por no perseguir a Pérez Corradi

Fueron cuatro semanas fatales las que transcurrieron entre el 13 de noviembre y el 10 de diciembre de 2015. Son las que Oscar Parrilli , el ex jefe de Inteligencia del kirchnerismo, retuvo sin enviar a la Justicia un informe que confirmaba datos sobre el paradero en Paraguay de Ibar Pérez Corradi , buscado entonces por tráfico de efedrina.

Por no comunicar esa información a los fiscales que buscaban al prófugo, Parrilli fue procesado ayer por encubrimiento agravado. El juez federal Ariel Lijo fundó en 54 páginas las razones por las que está convencido de que Parrilli cajoneó adrede ese informe, que nunca llegó a manos de los fiscales Juan Ignacio Bidone, de Mercedes, y Franco Picardi, de Capital, que buscaban al prófugo. La información llegó a la Justicia el 22 de enero de 2016, con el nuevo gobierno y la llegada de las nuevas autoridades de la AFI, a cargo de Gustavo Arribas.

Para procesar a Parrilli, Lijo se valió de las declaraciones de testigos, de otros imputados y también de escuchas telefónicas realizadas durante 60 días sobre el teléfono del ex señor 5. Son esas las llamadas grabadas por orden judicial, en las que Parrilli aparece hablando, entre otros, con Cristina Kirchner y en las cuales fue sometido a malos tratos por la ex mandataria.

Por la difusión pública de estas escuchas telefónicas, ayer el juez Ariel Lijo realizó una denuncia ante la posibilidad de que se esté frente a la comisión de un delito.

Esto es lo que ayer mismo había reclamado el propio Parrilli, quien reclamó investigar las filtraciones y responsabilizó por ellas al presiente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti. Lijo ayer defendió a Lorenzetti por radio. Indicó que el responsable de las escuchas es el juez que las ordenó: es decir, él mismo y no el presidente de la Corte, pues el organismo, indicó, «sólo administra los medios» para hacerlas.
Al dictar el procesamiento de Parrilli, Lijo reprodujo conversaciones que mantuvo el ex jefe de la AFI, pero curiosamente no fueron charlas privadas, sino una entrevista radial en vivo -grabada en secreto-, en la que el ex funcionario se defendía de las acusaciones en su contra.

Otro de los audios corresponde a otro acusado en la causa, Emiliano Rodríguez, ex funcionario de Inteligencia, que fue sobreseído.

Lijo inició esta causa por la denuncia de la legisladora Graciela Ocaña. En su fallo de ayer narró la historia de la persecución de Pérez Corradi, quien fue el prófugo más buscado del país, hasta que fue detenido en enero de 2016, en Paraguay.

Contó que los fiscales Bidone y Picardi le habían pedido el 25 y el 31 de agosto de 2015 a la AFI que los ayudara a dar con quien en ese momento estaba acusado de haber instigado el triple crimen de General Rodríguez.

Según un testigo encubierto, Pérez Corradi, hoy con falta de mérito por ese delito, pero preso por tráfico de efedrina y lavado de dinero a través de la mafia de los medicamentos, se escondía en Paraguay.

Parrilli encomendó a dos agentes de contrainteligencia esa tarea.

El 13 de noviembre de 2015, los agentes concluyeron en un informe que recibió Parrilli que habían individualizado a Gladys Delgado, pareja de Pérez Corradi, en Paraguay, y que habían identificado a una persona que tenía similitudes fisonómicas con el prófugo. Estos datos corroboraban la información del testigo encubierto.

En esos informes, que llevan los números de seguridad 4796 y 4797, se revela que se estableció el número de celular que usaba Gladys Delgado en Ciudad del Este. También, que en Facebook había tres personas con ese nombre en la ciudad de frontera, una de las cuales era similar a la que había mencionado el testigo secreto. Por último, en la página de esta mujer se vieron fotos junto a un hombre llamado Pablo Martínez, que se parecía al prófugo.

Los agentes ubicaron el domicilio de Gladys, pero no pudieron corroborar que allí estuvieran la mujer o su pareja.

Pero sí se identificó, del listado de llamadas del celular, que la señora era cliente de un local de Pizza Hut de Ciudad del Este, que había hecho entregas en la habitación 405 del hotel Convair de esa ciudad.

Cuando agentes antidrogas paraguayos fueron al hotel con una foto de Pérez Corradi comprobaron que Gladys Delgado y sus hijos estuvieron allí alojados con un hombre de nombre José Luis Fernández, que no sería otro que Pérez Corradi. Se movía en un BMW, era socio de un chino llamado Chun Chan Chen y se dedicada al negocio de importación del cloruro de etilo, un aerosol analgésico que enfría la zona en caso de lesiones deportivas, pero también usado como peligrosa droga recreativa.

La última vez que la pareja estuvo allí fue en noviembre de 2015.

Parrilli se defendió ante el juez. Dijo que no envió el informe a la Justicia porque había dado resultado negativo la ubicación de Gladys y del sospechoso en su casa. Y argumentó que ordenó que se investigara mediante el número IP de la computadora de la mujer y su conexión en Facebook el domicilio desde donde lo hacía. Dijo que él mismo le informó a las autoridades de la AFI que ingresaron con el nuevo gobierno y que entre las investigaciones que estaban pendientes, expresó que mencionaron esta pesquisa.

Lijo entendió que con estos dichos Parrilli admitió la existencia del informe y que estaba concluido el 19 de noviembre de 2015, cuando le fue asignado un código de seguridad.

De los 45 informes que contaban con ese código de seguridad, todos salieron a sus destinos menos estos dos, que no llegaron a menos de los fiscales, sino hasta el cambio de gobierno, dijo el juez Lijo.

El ex señor 5, acusado de esconder datos a la justicia

«Yo no oculté ni entorpecí ni demoré (…) Yo tuve la iniciativa de buscar a Pérez Corradi. Les dije que sigan investigando»

El motivo

El juez federal Ariel Lijo procesó a Parrilli por encubrimiento agravado por tratarse de un funcionario público y por encubrir a Ibar Pérez Corradi, que estaba acusado de un delito grave que se pena con más de tres años

Según el magistrado, Parrilli ocultó informes de la Dirección de Contrainteligencia y no se los dio a los fiscales para colaborar con que el prófugo Ibar Pérez Corradi continuara eludiendo la Justicia

Las fechas

Para Lijo, Parrilli retuvo desde el 13 de noviembre de 2015 un informe que le presentaron dos de sus agentes que corroboraba que Pérez Corradi estaba oculto en Paraguay, como había declarado un testigo secreto ante los fiscales. Los agentes habían identificado a la mujer de Pérez Corradi, Gladys Delgado, y en una foto de su Facebook a un hombre que se parecía al prófugo. Esa información llegó a los fiscales en enero de 2016, con el cambio de Gobierno

Una pizza, la clave

El juez relató en su fallo que la policía de Paraguay ayudó a ubicar al prófugo que no estaba en la casa en que supuestamente vivía su mujer. Se valieron de la lista de llamadas del celular de su esposa y advirtieron que se repetían las comunicaciones a una sucursal de Pizza Hut de Ciudad del Este. Fueron a la pizzería y averiguaron que las pizzas se entregaban en una habitación de hotel donde se alojaban el prófugo y su familia

Las pruebas

Lijo se basó en informes de la Secretaría de Inteligencia, en declaraciones de otros imputados y en escuchas telefónicas realizadas al teléfono celular de Parrilli. Entre esas llamadas están las conversaciones en las que fue maltratado por Cristina Kirchner. No fueron volcadas en el fallo porque no tienen interés para este caso, pero Lijo ordenó investigar cómo se filtraron, en coincidencia con el reclamo de Parrilli

Ibar Pérez Corradi – detenido

La acusación

Ibar Pérez Corradi fue detenido en Paraguay y actualmente está preso en la Argentina acusado de traficar efedrina y venderla a los carteles mexicanos de la droga y de lavar dinero de la mafia de los medicamentos

Triple crimen de Rodríguez

La jueza Servini entendió que no había mérito para procesarlo como instigador del triple crimen de General Rodríguez

 

fuente LA NACIÒN

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