El sistema de «empalme» que anunció Mauricio Macri durante el acto del 1° de Mayo todavía no salió publicado en el Boletín Oficial. Sin embargo, ya despertó críticas, sospechas y apoyos por igual. Dentro del triunvirato piquetero que conforman la CTEP, Barrios de Pie y CCC, apoyan el concepto de la medida, aunque descreen de que, efectivamente, vaya a integrarlos al sistema laboral.
Las organizaciones sociales que integran a los trabajadores de la economía informal y principales beneficiarios de los planes ven el anuncio como parte de un plan de campaña, más que como una realidad. Incluso, alertan, podría ser una oportunidad para que el empresariado reduzca sus costos contratando a trabajadores subsidiados y despidiendo a aquellos más «costosos».
«Conceptualmente, estamos de acuerdo: que los planes sociales se transformen en empleo es algo que venimos anhelando desde siempre», dijo a LA NACIÓN el titular de Barrios de Pie, Daniel Menéndez. «Nosotros tenemos una mirada un tanto electoralista del plan, nos parece algo marketinero. Porque en una economía en recesión, como la nuestra, es muy difícil ver que haya generación de empleo. Sí puede haber algún empresario vivo que eche a los trabajadores que tenga en la fábrica para contratar estos trabajadores con subsidio», advirtió.
Hasta el momento, la información que tienen las organizaciones sociales es escasa: el Gobierno no las convocó formalmente a una reunión para explicar los alcances del programa, aunque sí les había adelantado el anuncio. Por otro lado, continúa el proceso de reglamentación y puesta en marcha de la ley de emergencia social, que prevé una inversión para las organizaciones de 30.000 millones de pesos en tres años.
Esteban «Gringo» Castro, representante de la CTEP, coincidió con la advertencia de Menéndez e incluso vaticinó el fracaso del programa.
«Ojalá esto funcione, pero no va a andar, sólo le da mejores condiciones al empresariado para que contrate empleados más baratos», razonó. «Lo que el Gobierno tiene que hacer es invertir en la economía popular, poner recursos para que los trabajadores generen sus propias fuentes de trabajo; fortalecer los emprendimientos propios» propuso.
Finalmente, LA NACIÓN se comunicó con la CCC, tercera pata del triunvirato piquetero. Al igual que CTEP y Barrios de Pie , desestimó la propuesta de Macri. En cambio, aseguró que están preparando una contrapropuesta en conjunto para llevar al Consejo de la Economía Popular, una mesa tripartita en donde están representados los ministerios de Trabajo y Desarrollo Social y las organizaciones sociales.
«Éste es un plan que va al fracaso porque ya se intentó en su momento y no funcionó con el Repro», dijo Fredy Mariño, dirigente de la CCC. El beneficio que mencionó Mariño sigue vigente: se trata del Programa de Recuperación Productiva, a través del cual el Estado cubre de base el salario mínimo vital y móvil de los trabajadores de empresas en riesgo de quiebra hasta que la compañía se pone en pie. El problema es que muchas firmas se acostumbraron a subsistir de esta manera y no terminan de dejarlo nunca.
«En este momento en el que abundan las suspensiones y despidos estamos dándoles lugar a empresarios inescrupulosos para que saquen gente que tiene salarios más elevados y que con un aporte del Estado logren cubrir sus necesidades productivas», agregó Meriño.
En tanto, la izquierda criticó de lleno la medida. El dirigente del Partido Obrero Néstor Pitrola la calificó de «subsidio a las patronales».
«Esto va a dar origen al despido de trabajadores con antigüedad para tomar otros subsidiados por el Estado con sueldo de hambre», denunció Pitrola.
Alejandro Bodart, líder del MTS, replicó, mediante un comunicado, el mismo punto. «Al subsidiarles a los empresarios una parte de los salarios y eximirlos de aportes por dos años, más que tomar nuevo personal tratarán de reemplazar empleos genuinos por jóvenes precarizados», expresó.
fuente LA NACION