Con esa frase, el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mario Dell’Acqua, dejó en claro que el conflicto con los sindicatos aeronáuticos -principalmente con los pilotos- llegó a un punto de no retorno. No sólo los cuestionó por haberse negado a tomar los vuelos en adhesión a la huelga que debía ser de 24 horas, sino que los acusó por, de hecho, extender esa protesta a «36 o 48 horas».
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