El consultor informático Diego Lagomarsino, imputado por presunta participación necesaria en la causa que investiga la muerte de Alberto Nisman, reiteró que el sábado 17 de enero de 2015 le llevó el arma al fiscal porque se la pidió para cuidar a sus hijas y contó de qué se trata la relación de «amo-esclavo» a la que se refirió en su indagatoria para describir su vínculo con el titular de la UFI AMIA.
Lagomarsino explicó que esa figura fue la que empleó su analista después de un año de terapia. «Alberto era él y después el resto. No era un mal tipo, pero si te tenía que llamar a las tres de la mañana no le importaba si estabas durmiendo», graficó en una entrevista que brindó a Luis Novaresio en A24. Y continuó: «Yo tengo la autoestima muy baja. Alberto me la llenaba por el hecho de estar trabajando con un fiscal federal que estaba investigando terrorismo… Era muy importante para mí que una persona como él me tuviera en cuenta».
«A Alberto yo lo quise mucho, era un buen tipo. era brillante y se fue de la peor manera», dijo, al tiempo que agregó: «Es la persona que me metió en el infierno donde estoy metido».»Yo le tengo pena. Si lo mataron, no tuvo nada que ver en su muerte. Si se suicidó, no estaba en sus cabales. Evaluar a una persona en una situación tan límite -ya sea asesinado o que haya tomado al decisión de dispararse- sería una guachada de mi parte».
«No le tengo ningún rencor —aclaró—, pero me metió en un quilombo. Siempre dije la verdad y lo que me pasó es la verdad. Confío en salir como entré, sin ningún tipo de inconveniente».
Además, sostuvo que la reciente imputación como partícipe necesario de la muerte de Nisman «es un delirio» y argumentó: «No participé en ningún plan de ninguna índole, Alberto me pidió un arma». «Algunos piensan que fue un homicidio y otros creen que fue un suicidio: yo puedo garantizar lo que pasó hasta las 8.30 de la noche», remarcó.
Según el asesor, en la tarde del sábado 17 de enero de 2015 estaba en su casa cuando lo llamó Nisman y le pidió que fuera a Le Parc. Fue hasta allí y el fiscal le preguntó si tenía un arma, le contestó que sí y le preguntó si se la podía prestar porque quería defenderse un posible ataque que pudieran sufrir sus hijas cuando estuviesen con él. Las dos hijas de Nisman se encontraban en ese momento en Europa y Lagomarsino, dijo, no lo sabía.
«Cuando se quiebra para pedírmela, Alberto me estaba engañando», lamentó. «Alberto era una persona de mentir fácilmente. Le mintió a Sandra Arroyo cuando dijo que se volvía porque a la madre la tenían que operar del brazo, y no era así», graficó.
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