A través de un comunicado, La Cámpora reconoció hechos de violencia, acosos y abusos dentro de la organización fundada por Máximo Kirchner, pero desmintieron supuestas maniobras para encubrirlos, como denunciaron dos ex militantes.
“Sabemos que la violencia de género es transversal a todos los ámbitos de la sociedad y nuestra organización, al igual que cualquier organización política, empresarial o social, no está exenta. Siempre que tomamos conocimiento de algún caso interno, nos hemos puesto a disposición, brindando asistencia y tomando las definiciones pertinentes, entendiendo que la intervención que una organización política puede tener, no es la misma que la intervención de la justicia”, asegura la agrupación.
“Nunca dejamos de escuchar a las compañeras, las contuvimos y apoyamos en el proceso de denuncia. Lamentamos lo que vivieron, y no queremos que se repita en nuestra organización ni en la sociedad”, afirma, en referencia a los casos de Stephanie y Aylén Borda.
La historia de Stephanie comenzó a fines de 2016, cuando conoció a un chico por la militancia. «Desde el primer momento teníamos una relación muy intensa. Nos veíamos todos los días. El podía hacer uso y disposición de mi teléfono. Si yo no se lo permitía, él pensaba que algo le estaba escondiendo», contó en diálogo con TN.
La joven acusó a su pareja de zamarrearla, de pegarle patadas, darle cachetazos y obligarla a tener sexo luego de ser operada. «No había caído en que me abusó hasta que voy a la oficina doméstica. Me preguntaron si estaba embarazada y le respondí que no sabía. Le conté lo que pasó y el hombre me dijo que eso era un abuso y si lo quería denunciar. Le dije que sí», sostuvo.
Ante su caso, desde La Cámpora respondieron con indiferencia, a pesar del protocolo anti violencia que deberían aplicar en la agrupación.»Casi nunca se aplicó ese protocolo. En otros casos se encubrió. Como en el mío”, dijo. Y agregó: «Tanto nos quejamos que recibía violencia por parte de los medios, de la gente y ¿qué estamos haciendo? Terminamos siendo lo mismo: no cuidamos a las pibas», aseguró.
Al caso de Stephanie se suma la historia de Aylén Borda, quien en 2015 se enamoró de una persona que pertenecía a La Cámpora al igual que ella. “Ejercía un control sobre mí. Me revisaba todas las redes sociales, tenía mis contraseñas, el acceso total a todos mis contactos, a mis llamadas. Sus celos eran con chicos y hasta con mis propias amigas. Algo totalmente psicópata. Me aisló», detalló.
Aylén recordó los ataques de su novio llegaron a la violencia física. “Me llegó a levantar la mano. Cuando sentía que no daba para más, abandoné mi espacio de militancia para no generar más conflictos”, sostuvo.
La joven afirmó que desde la agrupación K hicieron todo lo posible para tapar el caso. Incluso fue a ver a Florencia de Felipe, una responsable política del distrito de Florencio Varela, donde militaba. En lugar de ponerse en su lugar, la dirigente intentó tapar la denuncia: «Nunca me preguntó si estaba bien; solo se limitó a decirme que lo que estaba haciendo manchaba la organización”, dijo.
Desde adentro de La Cámpora le aseguraron que a su ex lo iban a apartar. Pero eso nunca pasó. De hecho, vio un posteo de redes sociales durante un festejo por el Día del Militante.
Aylén ya no forma parte de la organización. “Fui expulsada al igual que las compañeras que me ayudaron. Mi caso trascendió porque no solo tuve reuniones con responsables distritales, sino también con responsables provinciales y nacionales. Me consta que saben», reveló.
El comunicado completo de La Cámpora, titulado Nada que esconder
Sabemos que la violencia de género es transversal a todos los ámbitos de la sociedad y nuestra organización, al igual que cualquier organización política, empresarial o social, no está exenta.
Siempre que tomamos conocimiento de algún caso interno, nos hemos puesto a disposición, brindando asistencia y tomando las definiciones pertinentes, entendiendo que la intervención que una organización política puede tener, no es la misma que la intervención de la justicia.
Contamos con un “Protocolo interno de detección, abordaje y acompañamiento de situaciones de violencia contra las mujeres”, para tomar todas las medidas que sean necesarias y así garantizar la protección y atención adecuada para las compañeras. Asimismo, hace tiempo que nuestra organización desarrolla espacios de formación sobre temáticas de género, ámbitos de reflexión, sensibilización y talleres de nuevas masculinidades.
Hablando específicamente sobre los hechos que se vieron en el programa TN Central, cabe aclarar que Lucas Manuel Rodríguez, agresor de Estefi, nunca militó en La Cámpora. Cuando tomamos conocimiento sobre la situación que ella estaba atravesando, se la escuchó y ayudó para que realice el proceso y llegue a la denuncia.
Además, referentes nacionales de nuestra organización han difundido la imagen de la persona que ejerció violencia contra la compañera Estefi, lo hicieron como no lo hizo TN, lo hicieron convencidos y porque no queremos que vuelva a suceder. Lejos está esta actitud a la de encubrir violentos.
En cuanto al agresor mencionado en la segunda entrevista (del 17 de abril), fue expulsado de la organización. Expulsado por su conducta violenta y machista y por negarse a asistir a un espacio de reflexión sobre su accionar. Es importante resaltar que en este caso la compañera denunciante también fue acompañada y contenida por la responsable del Frente de Mujeres del distrito y por la responsable de la Provincia de BA.
Nunca dejamos de escuchar a las compañeras, las contuvimos y apoyamos en el proceso de denuncia. Lamentamos lo que vivieron, y no queremos que se repita en nuestra organización ni en la sociedad, por eso trabajamos todos los días, para erradicar la violencia machista y para que las mujeres podamos vivir, como merecemos, una vida libre de violencias.
Por otra parte, consideramos que no es voluntad del grupo monopólico de comunicación de la Argentina comprometerse con este tipo de casos al difundir esta noticia, sino que su objetivo tiene una clara intencionalidad política, la de ensuciar a la militancia y a la organización popular, utilizando un tema sensible para toda la sociedad.
Cuando hablamos de monopolio de comunicación, hablamos del mayor grupo concentrado de poder conformado por los mismos que fueron encubridores en los años más oscuros de nuestra historia durante la última dictadura militar, y son estas corporaciones las que desde sus programas ejercen violencia constantemente, cosificando a las mujeres y culpabilizando a las víctimas de femicidios.
Una vez más los medios hegemónicos hicieron, como siempre, lo que mejor saben hacer: correr el eje de discusión de los problemas del pueblo y demonizar a quienes los enfrentan.
Lxs militantes somos lxs que en muchos casos estamos en la primera atención, trabajando en los barrios, acompañando a mujeres víctimas de violencia de género, e incluso muchas veces cumpliendo un rol que debería ser del Estado, que desde diciembre de 2015 bajo la conducción política de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, no hizo más que invisibilizar la lucha contra la violencia de género desfinanciando las políticas y los programas que buscaban contener y erradicar las problemáticas que afectan a miles de mujeres a lo largo y ancho de nuestro país.
Reforzamos nuestro compromiso todos los días a través de la militancia, abrazando las banderas de la justicia social y construyendo una organización política con igualdad de géneros.
fuente CLARIN