Ayer el Gobierno despejó tres de las incógnitas que más líneas y saliva se llevaron en las últimas semanas: la renovación de las Lebac, la tensión sobre el precio del dólar y si el Tesoro contaría con los recursos suficientes para financiarse hasta fin de año.
Las respuestas llegaron, al menos por ahora, una detrás de otra en la jornada de ayer. Primero, la tasa de interés de 40% de las Lebac descomprimió la tensión sobre el precio del dólar que, ayer, bajó 84 centavos ($24,67). Segundo, la colocación de dos bonos a tasa fija y en pesos por $ 73.249 millones deja al Tesoro con el 88% de las necesidades de financiamiento cubiertas para el año. El corolario de ambos resultados llevó alivio dentro del Gobierno que creen que, ahora, quedó atrás lo peor de una turbulencia cambiaria que produjo un aumento del dólar de 7,3% en los últimos 10 días. “No hay una situación comparable a otras crisis”, dijo ayer Mauricio Macri.
La primera parte del episodio vivido ayer se jugó en el terreno del Ministerio de Finanzas. En una conferencia de prensa en el microcine del Palacio de Hacienda, los ministros Luis Caputo y Nicolás Dujovne anunciaron la colocación de dos bonos, a una tasa fija y en pesos, por $ 73.249 millones. Uno fue por $ 36.872 millones, a cinco años, con una tasa fija de 20%. Y otro bono fue por $ 36.378, a ocho años, a una tasa de 19%. Según fuentes oficiales, después de esta emisión el Tesoro tendría el 88% de sus necesidades financieras para el año ya cubiertas.
Caputo destacó ayer las condiciones en las que el Gobierno consiguió los $ 73.249 millones. Ayer fue el “peor día del año para los mercados emergentes, lo cual muestra la confianza en el país, en el presidente Macri y en la política económica”, dijo. El índice Mercados Emergentes de JP Morgan registró ayer la peor caída en un año y ocurrió en paralelo a que el rendimiento del bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años saló a su nivel más alto en siete años (3,09%). Un rendimiento más alto del bono norteamericano presiona a los bonos de los países emergentes porque los vuelve menos atractivos. Y un dólar más fuerte en el mundo exacerba la tensión sobre los países en desarrollo, principalmente, aquellos que tienen déficits externos más altos y necesitan financiarse. Ayer por ejemplo la moneda que más se devaluó la lira turca (1,82%).
Tal vez por este contexto internacional nuevo, que se caracteriza por tasas y un costo del endeudamiento más alto que hace un año atrás, Caputo adelantó ayer que en 2018 el Gobierno no va a salir a financiarse al mercado internacional.Es posible que tampoco lo haga en 2019, dependiendo de las negociaciones que lleva adelante Dujovne con el Fondo. Hoy seguirán negociando en Washington funcionarios de Hacienda y Finanzas un acuerdo stand by con el organismo. “El objetivo es reducir la dependencia del financiamiento externo”, dijo. Cuando se le preguntó si los compradores de bonos fueron capitales extranjeros, el ministro sostuvo que no se pudo identificar, porque entraron a través de los bancos locales.Sin embargo, la clave de la colocación de ayer habría sido la participación de dos fondos importantes del exterior -Templeton y Black Rock-, según se comentaba en el city. Habrían comprado los bonos con dólares, ingresando así divisas para reforzar las reservas -ayer de todas maneras cayeron US$ 698 millones-.
La segunda parte de la jornada de ayer tuvo como epicentro el Banco Central. La entidad logró pasar la prueba de fuego del súpermartes: no sólo renovó el 100% de las Lebacs que vencían -el monto ascendía a unos 616.000 millones de pesos-, sino que recibió además nuevas ofertas por otros 10.000 millones de pesos. Se trató de una señal de confianza de los mercados ante la estrategia del BCRA de fijar un techo de 25 pesos al dólar y tentarlos con una tasa del 40%.
Del total de Lebacs renovadas, el 63% fueron colocadas a 35 días de plazo a una tasa del 40% anual. El resto de las Lebacs, a plazos de 2 a 5 meses, se colocaron a tasas del 39% anual promedio.
El mercado esperaba con mucha expectativa el vencimiento de ayer, pese a que el mercado secundario permite entrar y salir de estos activos que emite el Banco Central todos los días. De hecho, los inversores internacionales que desarmaron sus posiciones entre el 20 y el 24 de abril gatillaron la crisis cambiaria.
fuente LA NACION