Silencio. Expresiones medidas, respuestas relativas y pronósticos difusos para el futuro. En el peronismo evitan hablar públicamente del escándalo de los cuadernos K. Prefieren moverse sigilosamente, sin poner al kirchnerismo en el centro de la escena y ocupando el tiempo en negociar con diferentes sectores de la oposición la conformación de un frente electoral amplio y heterogéneo.
Después de la revelación de los cuadernos de Oscar Centeno, ex chofer de Roberto Baratta, mano derecha del ex ministro de Planificación de Julio De Vido, los principales portavoces peronistas evitaron caer en la tentación de criticar la gestión de Cristina Kirchner durante ocho años y hacer referencias sobre los cinematográficos relatos de los empresarios y ex funcionarios arrepentidos que declararon ante el juez federal Claudio Bonadio.
Ese silencio, en parte, se debe a la incertidumbre que existe sobre hacia dónde puede dispararse la investigación. Hasta dónde pueden llegar las confesiones de los hombres y mujeres que participaron del sistema de corrupción que describió Centeno en sus cuadernos. Hasta el momento no hay dirigentes o legisladores pertenecientes al espacio que estén salpicados por las revelaciones del entramado de coimas y pagos en negro, pero todos los que lo conforman son conscientes de que el caso tendrá un impacto directo en el sistema político y en la credibilidad de la dirigencia argentina.
El golpe de la causa de los cuadernos K se sintió en el micromundo de la política y más aun en el peronismo, donde intendentes y dirigentes provinciales se movieron con la rapidez que lo suelen hacer cuando advierten que un hecho puede modificar el escenario político en el corto plazo. Desde los municipios del Conurbano salieron mensajes hacia los teléfonos de Sergio Massa, Florencio Randazzo y Juan Manuel Urtubey,además de contactos con dirigentes cercanos a ellos que en la actualidad llevan adelante la construcción del nuevo esquema opositor. Una forma de no quedar fuera de órbita y tener la posibilidad de formar parte de la iniciativa si la situación judicial de Cristina Kirchner se agrava y las encuestas no reflejan lo que marcaron durante el último año y medio.
«Algo se movió. Antes de los cuadernos Cristina era casi candidata y los intendentes te corrían con las encuestas de Cristina ganadora. Ahora tienen incertidumbre. No saben qué rebote va a tener el lío de los cuadernos y cómo va a pegar en sus distritos», reflexionó un legislador, que está convencido de que si había alguna posibilidad de construir junto al kirchnerismo, se vino abajo el día que el escándalo de corrupción estalló. Lo sintetizó en una frase atravesada por la especulación: «Es muy difícil construir una alternativa que contenga a Cristina. Promovés un espacio en conjunto y no sabés si el año que viene, antes de las elecciones, salta algo nuevo y te pega en la cabeza».
La posibilidad de una reacción anti sistema de la sociedad y la abrumadora realidad política argentina, donde un escenario económico muy complejo se superpone con eldestape de un caso de corrupción sin precedentes, fomentaron una idea que en el peronismo se barajó con aceptación. No es el momento de hablarle de política a la gente porque la gente está harta de la política. Esa definición complota contra el avance del armado que tiene el respaldo de la mitad de los gobernadores del PJ, cerca de 75 legisladores, entre senadores y diputados nacionales, intendentes del interior y los espacios Cumplir y Frente Renovador, que conducen Florencio Randazzo y Sergio Massa, respectivamente. Por eso las contradicciones abundan en las oficinas donde se definen los avances del panperonismo.
En cada uno de los sectores que integran el nuevo esquema tienen una mirada diferente sobre como deben comportarse frente a la causa de corrupción que se inició por los cuadernos escritos por Centeno. Pero hay una idea común que prefieren no expresarla públicamente. El escenario actual puede convertirse en una oportunidad para que el peronismo crezca entre el oficialismo y el kirchnerismo, y así logre romper la grieta existente desde hace años. Es una de las aspiraciones que tomó mayor viabilidad frente a la realidad.
En un día cargado de empresarios arrepentidos e indicadores económicos negativos, un operador del peronismo planteó la salida de la grieta no solo como una posibilidad sino como una necesidad. «La grieta te hace imposible hasta acercar posiciones dentro del peronismo. Todo se vuelve irracional. Lo que está pasando nos da la oportunidad de salir de ese lugar», reflexionó. Es que la división dentro de la oposición también está vinculada al partido gobernante. Entre el peronismo y el kirchnerismo se acusan de ser más o menos colaborativos para brindarle gobernabilidad a la gestión de Mauricio Macri. Confrontan identidades y exponen incompatibilidades que terminan siendo las barreras que dividen la unidad de la mayor parte de la oposición.
En lo que respecta a las reacciones dentro del panperonismo, en el massismo están convencidos que tanto el kirchnerismo, por el escándalo de los cuadernos, como el Gobierno, por la crisis económica, pierden terreno de cara al 2019. Creen que la causa que tiene Bonadio en su poder golpea a Cristina Kirchner como posible candidata a presidente pero no modifica el respaldo de su núcleo duro de votantes. El líder del espacio, Sergio Massa, permanece en silencio. Prefiere que sean los dirigentes del Frente Renovador los que sienten la posición del espacio. Así evita exponerse y ser un comentarista de la realidad. En su entorno aseguran que no quiere volver a cometer los errores el pasado y brindar su parecer sobre las constantes noticias que tiene la Argentina en el campo político y económico.
Similar es la postura de Florencio Randazzo. Prefiere no expresarse sobre los cuadernos K hasta que la justicia avance en la investigación. «Hay que tener responsabilidad frente a hechos que son muy graves», le dijo a Infobae uno de los integrantes de la mesa de trabajo del ex ministro. En definitiva, Randazzo no quiere pecar de oportunista. Por eso seguirá en silencio, trabajando para lograr acuerdos dentro del peronismo.
Juan Manuel Urtubey tiene la postura más dura. Cree que la causa de los cuadernos de Centeno va a servir para dividir definitivamente el peronismo entre quienes respaldan la posibilidad de un proyecto junto a Cristina Kirchner y la fuerza que conduce. El gobernador de Salta, quien está decidido a ser candidato a presidente en el 2019, está convencido que la flamante causa de corrupción que se destapó le dará consistencia a su argumento en contra de la unidad entre el peronismo y el kirchnerismo. El salteño es uno de los pocos dirigentes peronistas que se expresó en reiteradas oportunidades sobre la causa.
Entre los legisladores del peronismo federal existen dos miradas. Están quienes creen que la crisis y la causa de los cuadernos generan una oportunidad para crecer como una opción electoral de cara al próximo año. Una cúmulo de situaciones que afectan la credibilidad de la política y que ayudará para que el nuevo espacio en el trabajan emerja con mayor facilidad. Pero también están quienes creen que no hay que mirar que sucede con el kirchnerismo porque, desde un principio, la voluntad de quienes integran el nuevo proyecto es configurar una alternativa sin alianzas con el espacio que conduce la ex jefa de Estado.
Por otra parte, los gobernadores del PJ más cercanos a este esquema prefieren no expresarse públicamente sobre la causa de corrupción. Mantienen un perfil institucional, critican las medidas económicas del gobierno desde su sillón opositor y esperan con calma que los días del año se diluyan. El único que habló fue el gobernador de San Juan, Sergio Uñac. «Que la justicia investigue y que paguen los que tengan que pagar», aseguró.
Los mandatarios provinciales no moverán fichas claves hasta que no se aproxime la campaña electoral del año próximo. No se escapan de la lógica que atraviesa al peronismo en este tiempo. Hay que hacer equilibrio con el silencio en las manos. Medir los momentos en los cuales exponer ante al sociedad que son una opción diferente. Se trata de conveniencias y necesidades. Todos los días es una partida de ajedrez nueva.
fuente INFOBAE