Ernesto Clarens enfrenta dos nuevas pruebas contundentes en la causa de los cuadernos de las coimas. Una es el cobro de un “soborno documentado” por primera vez en la historia judicial argentina reciente. La otra es otro pago negro de 50 millones para Lázaro Báez. El financista se acogió al régimen del arrepentido y el juez federal Claudio Bonadio demora, desde la semana pasada, la homologación del acuerdo que alcanzó con el fiscal Carlos Stornelli. Si lo rechaza, podría ir preso.
El martes Clarín adelantó en exclusiva la confesión de empresarios, como Juan Chediack, de la constructora José J. Chediack, que lo colocaban en el rol de recaudador de las coimas y no solo “cambista” como admitió él.
Estas confesiones están sumadas a sus sospechosos y frecuentes viajes en lanchas rápidas a Carmelo, Uruguay, y al “préstamo” de 250 millones de pesos que hizo a Austral Construcción y Gotti, las empresas de Lázaro Báez, entre otros indicios que muestran que oculta más de lo que confesó. En Carmelo, Clarens tiene una casa en el country «El Faro» construido por el empresario Eduardo «Pacha» Cantón.
Ahora se conoció que en la causa uno de los 17 empresarios arrepentidos confesó que le pagó personalmente una coima de 4.530.000 pesos en blanco, sin bolseros ni plata negra como en los otros casos.
El mediano empresario constructor -cuyo nombre las fuentes pidieron mantener por ahora en el anonimato-, contó que en 2009 Vialidad Nacional le retrasaba los pagos y su situación financiera era comprometida. Entonces, directores de Vialidad Nacional le empezaron a mostrar mails con la lista de los empresarios privilegiados a los que se le había ordenado pagar las deudas con prioridad y a nombrar, como una salida, “hablar con Ernesto” o “ir a la oficina de Pasaje Carabelas”. Hasta que otro empresario del rubro, ahora fallecido, le dijo: “Ernesto quiere hablar con vos”.
Así se encontró cara a cara con Clarens en las oficinas de Pasaje Carabelas 24, en el mismo edificio donde tenía sus oficinas Austral. Y luego, se encontró en oficinas estrenadas en Manuel Sáenz 323, Puerto Madero.
-Mirá, desde que se murió “El Furia” (por Néstor Kirchner, fallecido en el 2010), mi hice cargo de la administración de Gotti y necesito 4.530.000 pesos en blanco por un problema contable.
Siempre según contaron fuentes judiciales que conocen esta otra confesión, Clarens le afirmó que “al principio Cristina se oponía pero luego accedió” a tapar el agujero contable de Gotti con esa maniobra.
El empresario -heredero de la empresa de su padre- se sorprendió ante el pedido, pero debido a la crisis que se le venía aceptó. Entonces, le llevó la coima en persona, después de un largo viaje terrestre, y recibió la factura correspondiente en blanco.
En la factura se inventó que el pago era por “un movimiento de tierras” que Gotti debía haber hecho en una obra de la empresa del arrepentido. Para sorpresa del fiscal y el juez, el empresario entregó la factura y la contabilidad de su empresa donde se registró el pago y el falso trabajo.
Luego el arrepentido se negó a pagar otras coimas y comenzó a perder todas las licitaciones. Cuando perdió, en forma alevosa, la repavimentación de una ruta, lo llamó otro empresario -que identificó con nombre y apellido- y le dijo: “No te conviene impugnar”. Y, por miedo, no impugnó.
Las relaciones societarias entre Clarens y Lázaro Báez, testaferro de los Kirchner según varios fiscales de Comodoro Py, cada día se descubren que fueron amplísimas y ahora juegan en su contra.
El martes se conoció otro informe del Instituto de Asociativismo y Economía Social (INAES) sobre otra “cooperativa” que manejó Clarens en Santa Cruz: Credisol. El titular del INAES, Marcelo Collomb, ya había confirmado la baja a Credisol por irregularidades en su financiamiento.
El sábado, Clarín había adelantado cómo Clarens usó la cooperativa Coficred para “prestarle” 250 millones de pesos a Gotti y Austral, luego de cobrar cheques de varias de las empresas del “club de la obra pública”.
En los papeles, Credisol (Cooperativa Crédito Solidario) debía dedicarse a otorgar préstamos personales con código de descuento a los empleados de Santa Cruz. Sin embargo, en sus estados contables al 31 de diciembre de 2013 registra inversiones, como títulos privados, por “un monto de $ 27.000.000”.
Esta inversión se instrumentó “a través de un convenio de suscripción de acciones preferidas en la empresa EPSUR SA. por el equivalente a US$ 4.500.000,00, firmado en diciembre del 2012”. Lo extraño es que EPSUR S.A. de Lázaro Báez debía dedicarse a la extracción de petróleo crudo por las áreas que le habían concedido en Santa Cruz, pero nunca funcionó. EPSUR había sido constituida en el 2005 por Austral Construcciones S.A. y Fernando Javier Butti.
La inversión en EPSUR S.A. aparece como “una contraprestación por la deuda que mantenía con la Cooperativa en concepto de mutuos financieros”, pero las fuentes judiciales estiman que fue otra forma de lavado de dinero. La deuda provenía de pagarés que Epsur SA firmaba a favor de la cooperativa, recibiendo transferencias bancarias por los importes netos de gastos e intereses.
Esta operatoria se produjo en el ejercicio 2012 por “un monto bruto de casi $ 49.000.000”. Estos préstamos e inversiones con EPSUR S.A., resultan extraños, dado que la cooperativa debía dedicarse a otorgar préstamos personales a los empleados de la provincia de Santa Cruz.
El juez y el fiscal Carlos Stornelli, sospechan que luego de la muerte de Néstor Kirchner, Clarens pasó a ser una de las puntas del “triángulo” de la recaudación de las empresas de la construcción, junto con Cristina Kirchner y el ex secretario de Obras Públicas, José López, otro de los arrepentidos que aportó información clave.
Uno de los empresarios que se arrepintió, Juan Chediack, confirmó el rol de articulador del sistema de recaudación, antes y después de la muerte de Néstor en octubre del 2010, que tuvo el ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Carlos Wagner, quien era “amigo” de Julio De Vido. Chediack fue el primero que metió a Clarens en esta causa
fuente CLARIN