El debate del Presupuesto en el Senado –pieza considerada vital por el Gobierno para afirmar posiciones frente a la crisis- acaba de escribir el último capítulo sustancial de un difícil año legislativo. Y entre los muchos dichos y movimientos que expuso esa votación, emergió la pulseada entre legisladores del PJ alineados con gobernadores y el kirchnerismo. No fue sólo una cuestión de discursos. La ruptura de los dos senadores peronistas tucumanos con el bloque que encabeza Miguel Angel Pichetto anticipa una disputa más amplia, que incluye en lugar destacado la batalla por la fecha de elecciones en cada provincia.
El tema que asoma más o menos sencillo, pero el combate provincia por provincia no está resuelto y promete mayores asperezas. El punto es que muchos gobernadores han dado señales concretas de privilegiar sus propios planes de reelección, sin importar la suerte de la competencia presidencial. Y entre esos muchos jefes provinciales, son mayoría los peronistas.
El kirchnerismo ve que una epidemia de adelantos electorales –una tendencia firme, según fuentes del PJ y también del Gobierno- podría debilitar sus planes nacionales, sobre todo si finalmente Cristina Fernández de Kirchner logra alinear a buena parte del peronismo detrás de su propuesta. La ex presidente mantiene el silencio sobre su candidatura, que pocos ponen en duda, pero no va a permanecer pasiva –no lo está haciendo- frente a ese panorama de fragmentación del calendario electoral.
Más de la mitad de los veintidós distritos que van a las urnas el año que ya viene -Corrientes y Santiago del Estero están desacompasadas por su historia de intervenciones federales- podrían desenganchar sus elecciones del cronograma nacional: primero resolverían sus PASO y sus comicios generales. Los datos firmes y las especulaciones marcan esas fechas entre marzo y junio. Es decir, bastante antes de las PASO nacionales (agosto) y de la presidencial (octubre y noviembre, si hay balotaje).
Los cálculos que circulan en medios del peronismo y del oficialismo anotan alrededor de una docena de distritos que terminarían adoptando ese esquema. Y en ese conjunto, son mayoría las provincias en manos de peronistas, entre ellas San Juan, Córdoba, Chaco, Entre Ríos, Tucumán, Tierra del Fuego, Catamarca y Chubut, la primera en registrar con que dureza el kirchnerismo dará batalla para frenar el adelanto.
¿Cuál sería el nuevo disparador en Tucumán? La decisión de José Alperovich, en pelea frontal contra su sucesor, Juan Manzur, con el sueño de volver a la gobernación. Alperovich dio una nota resonante el martes en el Senado: abandonó el bloque del PJ en compañía de Beatriz Mirkin. Junto con eso, dio muestras de olvidar heridas de arrastre con la ex presidente y dejó entrever que jugará con el kirchnerismo.
El mensaje no parece sólo legislativo. El plan básico sería reacondicionar la sociedad con CFK, nacida en rigor como trato directo con Néstor Kirchner, para disputar el poder local con Manzur, que viene dejando fuera del tablero a piezas de la estructura del ex gobernador. Alperovich deja sin representantes en el Senado a su rival, pero en todo caso eso sería parte de una partida más amplia en el paño nacional. En la provincia, está claro que necesita unificar el calendario con los comicios nacionales.
Desde las cercanías del ex gobernador dejaron trascender que presionarán en esa dirección. Resulta claro: necesita del kirchnerismo en escala provincial y también de la ex presidente, si es candidata, para ver si le suma o «tracciona» votos. Esto último es lo que computaría CFK en espejo: demandaría apoyos provinciales concretos y para asegurarlo, el mejor camino es que las elecciones sean unificadas.
Por supuesto, el kirchnerismo registra que esa es una pelea perdida de antemano en provincias como Córdoba. No le queda mucho margen en otras plazas, como San Juan, donde desde su primer día de gestión, Sergio Uñac se ha encargado sistemáticamente de ganarle los espacios a José Luis Gioja, respetado por su historia pero con luces decrecientes en tablado local y a cargo de la conducción formal del PJ nacional.
Los dirigentes y organizaciones que responden en cada provincia a la ex presidente intentan presionar por ahora sin generar conflictos definitivos en aquellos distritos donde conservan espacios institucionales o legislativos de peso. Un ejemplo: Entre Ríos. Allí le han reclamado abiertamente a Gustavo Bordet que unifique las elecciones. De todos modos, y a pesar de no romper puentes con CFK, el gobernador mantiene contactos con el circuito de Schiaretti, Pichetto, Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa.
La versión más fuerte de esta pelea, hasta ahora, están desarrollándose en Chubut. Mariano Arcioni resolvió convocar a elecciones provinciales para marzo y mayo. El decreto del gobernador fue rechazado en la legislatura por una llamativa convergencia de intereses locales entre sectores que responden a CFK y al macrismo. La ley fue motorizada especialmente por el bloque kirchnerista y el jefe provincial la puso en la mira del veto. El tema transita ahora el camino judicial, con calendario electoral aún incierto.
Son los primeros trazos de un cuadro que ganará visibilidad seguramente en poco tiempo. La pelea electoral está arrancando, literalmente, en buena parte del país.
fuente INFOBAE