El ex ministro de Economía de la Nación, Axel Kiciloff (47), ingresa en un mercado de Almagro donde pactamos la entrevista. Sostiene en su mano derecha una hoja arrancada de una libreta. Saluda ansioso, se dirige decidido a una de las góndolas y se pone a comparar los precios actuales de los productos con los de su último año de gestión en 2015 que tiene anotados en el papel. La comparación es artesanal, ya que la ausencia de datos oficiales creíbles por la intervención del INDEC durante el gobierno anterior la vuelve difícil en términos estrictamente metodológicos. Pero el diputado por el FPV-PJ soslaya este detalle y pone el foco en la realidad de los bolsillos de los argentinos. «Cada góndola del supermercado es una película de terror», dice.
El diputado es Doctor en Economía recibido en la Universidad de Buenos Aires. Aprovechando sus conocimientos académicos, le planteo un desafío: con 200 pesos tiene que comprar el almuerzo de los dos. Kicillof acepta y agarra un paquete de fideos tipo moñito, un pan de manteca de 200 gramos, una lata de tuco y un cuarto kilo de pan. Le pido si nos podemos dar un «lujito» y comprar un queso rallado. Accede, pero la inflación nos da una cachetada que nos despierta de ese sueño de excesos. No nos alcanza. Kicillof toma entonces la decisión de ajustar y sacrifica el tuco. «Los hacemos con manteca y listo», sostiene el ex ministro impertubable luego del feroz recorte. Ahora sí, objetivo cumplido. El total es de $178. Ya es momento de comenzar con la entrevista.
-¿Los argentinos pueden confiar en un dirigente político que hace las compras en medias tres cuartos y bermudas?
-Le muestro a Kicillof una foto en la que se lo ve en zapatillas, medias tres cuartos, bermudas y remera mientras arrastra un changuito de compras.
(Risas) Yo hago las compras en el chino de la vuelta de mi casa. Ahí era ministro, pero lo sigo haciendo. No fue armada ni nada la foto. La prueba es que no me hubiera vestido así. Vale andar hasta en pijama, con tal de que uno diga lo que piensa y después haga lo que dice. Bueno, esas cosas básicas que se esperan de un político.
-¿Te fijás mucho en los precios?
-Sí, me fijo. Hoy vos venís al supermercado y el precio de hoy no es el mismo que el de ayer, no es el mismo que el de la semana pasada. La verdad que es una película de terror cada góndola del supermercado.
-Creo que fue una mala idea venir con vos a un supermercado porque ya me deprimí…
-Y, está deprimente. Muchas cosas están deprimentes.
-Cuando estabas en la Universidad de Buenos Aires, liderabas una agrupación que se llamaba TNT (Tontos pero No Tanto), que tenía una comunicación política muy específica y que apuntaba también a los despolitizados, ¿fuiste el Durán Barba de la UBA?
-(Risas) No, era una cosa distinta. Durán Barba, Macri, trabajan para mentir. El duranbarbismo diría esto: «¿Qué necesita Diego? Que la damajuana esté más barata». Porque veo que te llevaste una damajuana, sin juicio de valor (Kicillof ríe y señala uno de los productos que hay en mi changuito). Era esa la propaganda, «lo que tenés, lo conservás, y yo te agrego lo que te falta». Llegaron al gobierno e hicieron un desparramo.
-¿Y con en el precio de la damajuana que pasó al final?
-Está más cara. Macri es una máquina de desresponsabilizarse, nunca tiene nada que ver en lo que pasa. Ha dicho que este trabajo no le gusta. Lo vemos más cómodo en las reposeras que en otras situaciones.
-Estuve viendo las últimas entrevistas que diste e hice una recolección de las palabras que más usas: amigos del gobierno, neoliberales, barco de Macri, Titanic, fracaso, mentira, mal plan, fuga de capitales, tremendo, mercado, diez vivos.
-(Risas) Sí. Venimos bien.
-¿Cuál de estas dos canciones te representa más? ¿Esta?
Le hago escuchar al diputado el inicio de la «Marcha Peronista» cuya letra arranca con «Los muchachos peronistas…»
-Tendría que ser hoy «les muchaches» peronistas.
-Tenés razón. Más acorde a la época. Entonces, ¿cuál te representa más, esa o esta otra?
Le hago a escuchar a Kicillof el Himno de la U.R.S.S.
-No, no me puede representar porque no sé cuál es.
-¡El Himno de la Unión Soviética!
-Ah, no, yo era muy chiquito (risas). Pero me representa más la marcha.
-Te estuve stalkeando en Instagram. No seguís a Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Ángel Pichetto, ni a Roberto Lavagna. ¿No te copan mucho?
-Pero en Twitter sí los sigo. Con algunos políticos tenemos problemas con que ellos no se quieren juntar con nadie.
-Te hago una pregunta que todavía no te hicieron nunca, ¿vas a ser candidato?
-Esto tampoco lo hice nunca, sacarme de encima esta pregunta. Pero no es eludirla, es que hoy no están definidas las candidaturas.
-Te propongo un Axel for kids. Tenés que explicarle a niñitos y a niñitas de seis años, por qué durante tu gestión aplicaste restricciones a la compra y venta de moneda extranjera, más popularmente conocidas como cepo cambiario.
-Mirá, yo quiero decir esto, que es un factor histórico, otro crítico, y otro…
-¡Es para niñitos de 6 años la explicación!
-(Risas) Niñitos de seis años, la cosa es así. Acá hay unos tipos en la Argentina que tienen 400 mil millones de dólares fugados al exterior. Y esto es la fuga de capitales. Si se quedaran en Argentina, acá habría más escuelas, habría más fábricas, habría más trabajo. Entonces hay que conseguir eso. La idea es que no se puedan ir todos los capitales del mundo hacia el exterior porque tendrían que estar acá, son argentinos también, ganaron la plata en la Argentina. No están obligados, pero sería bueno que no se la lleven ilegalmente. Eso son los grandes, los que se llevan la plata afuera y generan un descalabro dentro de nuestra economía, en nuestra forma de vida, en nuestro nivel de vida, pero también un descalabro, que no sé cómo explicárselo a un nene, financiero, porque hay corridas cambiarias. Todas cosas que mejor pregúntenle a su mamá y a su papá porque yo no les puedo explicar.
-Menos mal que elegiste acertadamente la carrera de economista y dirigente político y no la de animador de programa infantil.
-Claro, no soy el Topa de la economía.
-Te voy a hacer «La pregunta emoji». No podés usar ninguna palabra. Tenés que responder unicamente con emojis. ¿Hay algún ex funcionario kirchnerista que haya sido corrupto?
-¿Y cómo hago?
El diputado ríe, agarra su celular y me envía la siguiente respuesta