Y si obtuviera la reelección, y decidiera remitir el tratado en las próximas sesiones ordinarias, Macri también estaría en dificultades porque los bloques opositores sumarán en 2020 más diputados y senadores que las bancadas del oficialismo.
Sin acuerdo institucional con todo el sistema partidario, el acuerdo histórico Mercosur-UE terminará encallado en la Cancillería. Macri no lo remitirá al Congreso hasta que tenga los votos para su aprobación, y Alberto Fernández ya aseguró que el tratado bilateral no está entre sus prioridades si gana los comicios y jura como presidente de la Nación.
Frente de Todos
Fernández cuestionó la importancia institucional y comercial del acuerdo Mercosur-UE, aunque todavía no se conocen sus detalles técnicos. El candidato presidencial del Frente de Todos privilegió un posteo proselitista en las redes a un razonado cuestionamiento a la letra chica del eventual tratado bilateral.
La posición de Fernández fue ratificada por Máximo Kirchner, líder de la Cámpora. «El acuerdo es una avivada de los europeos, porque Argentina y Brasil tienen presidentes que ponen de rodillas a su pueblo», dijo Máximo avalando al candidato a presidente que acompaña a su madre Cristina Kirchner en la boleta del Frente de Todos.
En este contexto, Macri exhibe escasas posibilidades de ratificar el tratado internacional durante las sesiones ordinarias de 2019. El Presidente no tiene votos propios para alcanzar ese objetivo institucional, y a semanas de las PASO hay poco espacio para negociar dos sesiones legislativas (Diputados y Senado) que puedan coronar un éxito histórico para administración de Cambiemos.
Juntos por el Cambio
Macri remó en soledad su objetivo de lograr el acuerdo Mercosur-UE. Recién con la asunción de Jair Bolsonaro, presidente del Brasil, tuvo un socio regional acorde a las circunstancias geopolíticas. Desde ese momento, hasta la firma concreta del acuerdo, se sucedieron innumerables negociaciones-públicas y privadas- para cerrar en Bruselas un tratado histórico entre el Mercosur y la Unión Europea.
Pero la victoria internacional de Macri se puede estrellar en la explanada del Congreso. Cambiemos y sus aliados no pueden garantizar un voto mayoritario a favor del tratado, frente a la posición del kirchnerismo expresada por Fernández y Máximo.
El titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, siempre hizo malabares políticos para lograr mayorías especiales que permitieran aprobar las iniciativas oficiales, pero en esta oportunidad su capacidad negociadora será estéril.
Un ejemplo básico permite exhibir una probable situación en el recinto de sesiones: Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero, siempre negoció con Monzó sus seis diputados. Zamora ya anunció que apoya a la fórmula Fernández-Cristina Kirchner, ergo esos legisladores ya no son negociables.
Y en el Senado sucederá lo mismo. Monzó entregaba su paquete atado a Miguel Ángel Pichetto, que lideraba el bloque de senadores justicialistas. Pichetto aplicaba su magia partidaria y ofrecía pócimas que permitía al gobierno «sacar» leyes que a priori deberían quedar en un cajón parlamentario.
Ahora, Pichetto no podrá conjugar voluntades peronistas a favor del gobierno. Ya es el candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, y nadie le prestará atención en las bancadas justicialistas que se alinearon con la fórmula de Fernández y Fernández de Kirchner.
En esta coyuntura electoral, Macri no tiene margen político o una palanca de poder para aprobar el tratado bilateral, aunque estuviera redactado y a consideración de sus socios del Mercosur y los 28 miembros que integran la Unión Europea (incluida Gran Bretaña que aún no ejecutó el Brexit).
Y si logra la reelección, a Macri solo le quedará cerrar un pacto institucional con la oposición que permita una mayoría coyuntural en ambas cámaras. No tiene otra alternativa política para 2020, ya que el peronismo seguirá contando con mayorías relativas en los dos recintos de sesiones.
Sin pacto entre el oficialismo y la oposición, el tratado histórico entre Mercosur y la Unión Europea será papel mojado, un acontecimiento internacional que la política doméstica habrá convertido en calabaza.
fuente INFOBAE