NUEVA YORK.- Un año atrás, Mauricio Macri fue galardonado en esta ciudad por su liderazgo en una cena de gala en la que compartió mesa con Christine Lagarde. Se reunió con inversores, vio a Donald Trump, capeó la salida de Luis Caputo del Banco Central y se llevó de regreso a Buenos Aires lo que buscaba: más dinero del Fondo Monetario Internacional (FMI), del que además podría disponer antes del fin de su mandato. En la cena, Macri dijo que esperaba que los argentinos «se enamoren» de Lagarde.
Este año, en plena campaña presidencial y tras la derrota en las primarias, el viaje de Macri a Nueva York para el encuentro anual de la Asamblea General de la ONU ofrecerá un fuerte contraste.
Macri estará apenas poco más de 12 horas en Manhattan. Su agenda no tiene, por ahora, reuniones bilaterales o encuentros con inversores, decepcionados de su gobierno y más preocupados por conocer los planes de Alberto Fernández. Lagarde ya no está y el Fondo dejó el programa argentino en el limbo al postergar, sin fecha, el envío del último giro por US$5400 millones del histórico préstamo de US$57.000 millones.
El Presidente aterrizará hoy a las 7.30 en el aeropuerto de Teterboro, en Nueva Jersey; irá al Hotel The Langham, en la 5» Avenida; y antes del mediodía partirá a la sede de las Naciones Unidas, donde hablará ante la 74a sesión de la Asamblea General, en el que podría ser su último discurso como jefe del Estado argentino. Su mensaje está previsto para alrededor de las 18, hora de la Argentina.
Los ejes del mensaje serán la defensa del multilateralismo y la lucha contra el cambio climático, el combate del narcotráfico y del terrorismo, y el reclamo por la soberanía argentina sobre las islas Malvinas, según pudo saber LA NACION. Habrá menciones especiales para dos países: Irán, por su rol en el atentado contra la AMIA, y Venezuela, donde Estados Unidos, la Argentina y el resto de los países del Grupo de Lima intentan mantener la presión para forzar la salida del régimen de Nicolás Maduro, que este año faltará a la cita en las Naciones Unidas.
Macri delegará en el equipo económico los contactos con Wall Street y el FMI. El ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, adelantaron su viaje para ver a inversores y preparar la cumbre, hoy, con el director gerente interino del Fondo, David Lipton, y el director del Departamento del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, los máximos funcionarios del organismo para la Argentina.
La delegación presidencial la completan el canciller, Jorge Faurie, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, quienes llegaron el fin de semana a Nueva York; y el vocero presidencial, Iván Pavlovsky, que viajará con Macri.
Por ahora, Macri dejó fuera de su agenda la reunión con Lipton y Werner, que tendrá un tinte netamente político y a la cual podría llegar a sumarse. Lipton quedó a cargo de la conducción del Fondo hasta que el board confirme el nombramiento de la búlgara Kristalina Georgieva. El Gobierno, que busca destrabar el giro del Fondo para llegar con un poco más de oxígeno a fin de año, tendrá en Nueva York la oportunidad para discutir ese tema cara a cara con Lipton.
En Washington
Las negociaciones con el FMI continuarán en Washington, pero ya con un carácter técnico. Lacunza verá otra vez a Werner y al jefe de misión para la Argentina, Roberto Cardarelli. Sandleris no tiene previsto por el momento viajar a la capital norteamericana.
Antes del discurso ante la Asamblea General, el Presidente participará también del almuerzo que ofrecerá el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, a los mandatarios. Luego, verá a Michelle Bachelet, alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, con quien discutirá sobre la crisis en Venezuela. En el Gobierno plantearon ese encuentro como un «gesto» por el trabajo que hizo Bachelet para dejar por escrito en un informe las violaciones de derechos humanos en la nación caribeña.
Luego de su mensaje en las Naciones Unidas, y antes de regresar a Buenos Aires, Macri pasará por el cóctel de bienvenida en el Hotel Lotte que ofrece el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para los líderes globales. Será su última actividad en la ciudad. Por la noche emprenderá su regreso a Buenos Aires, ya con la mente puesta otra vez de lleno en la campaña.
fuente LA NACION